Capítulo 24: Deseos de sangre

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Observó su reflejo frente al espejo de su lavatorio. Llevó un par de dedos a la cicatriz de su ojo y apenas rozó el párpado cerrado, formó una mueca de dolor notable. Jadeó ante esas pulsaciones que podía sentir en la zona afectada, su cicatrización no había sido óptima desde el principio y su cuidado fue pésimo. A pesar de que pasaron meses, las consecuencias de nunca haber tratado bien esas profundas quemaduras, estaban surgiendo en esos tiempos.

Arde...

Murmuró por simple reflejo. Buscó alguna crema o producto por el costado del lavamanos, cualquier cosa que aliviara su malestar. Fue rodeado por unos brazos desde atrás y apegado al pecho del contrario. Las manos cálidas de su hombre lo hicieron olvidar el dolor, fueron potentes como la morfina. Anthony suspiró con alivio al mismo tiempo que Alastor permanecía de esa forma, dándole calor a su cuerpo y regalándole el confort que necesitaba.

El mayor simplemente lo volteó para tomar su mentón y conectar sus miradas. Masajeó con su pulgar la zona cercana a su herida y con una mirada preocupada, decidió intervenir. El ojo sano del rubio lo contempló, brillando con intensidad como si estuviera bajo la presencia de alguien omnipotente y maravilloso. Porque la forma en como tomaba su rostro y acariciaba su piel era tan cuidadosa, le conmovía cada fibra de su ser.

Tranquilo. Déjame hacerlo.

Pronunció sin titubear. Bajó su mano para entrelazar sus dedos con los de Anthony. El corazón del contrario nunca dejaba de sacudirse ante esas muestras de cariño y sabía que aunque se repitieran mil veces, nunca dejaría de sentirse cálido y acogedor cuando se trataba de Alastor. Fue guiado hasta su cama, el mayor lo sentó sobre la punta y se arrodilló ante él, luego destapó una de las cremas que trajo del lavatorio.

Sus ojos concentrados y oscuros volvieron a enfocarse en el semblante levemente incómodo de su pareja. Sin más, levantó su mano y aplicó algo de la medicina por arriba de su quemadura y cicatriz. Sintió su cuerpo temblar, sabía que ardía debido a la mala cicatrización y a la humedad del ambiente. Pero tenía que desinfectarlo la mayor cantidad de veces posibles para que poco a poco, el malestar dejara de ser tan fuerte.

Alastor masajeó un poco su pierna con su mano contraria, odiaba causarle dolor. Necesitaba distraerlo hasta que terminara de curarlo. El contrario tragó en seco... A pesar de que el tacto era muy suave, su párpado y el interior de su ojo dolían bastante. Apretó los labios cuando el mayor se apartó al finalizar su trabajo, abrió su ojo sano y se quedó en silencio en el instante que ambos volvieron a establecer contacto visual.

Gracias.

Anthony le sonrió dulcemente, también un poco avergonzado. Se sentía expuesto frente a Alastor y eso causaba que el mayor tuviera muy presente su instinto de protección. A veces, el menor sentía que hacía que su lado más paternal surgiera a flote. Él nunca tuvo una figura adecuada o modelo de padre, ningún hombre lo protegió de esa manera.

De forma inconsciente, veía en Alastor un amante, un mejor amigo y también a alguien mayor que le transmitía seguridad y confianza a esa relación. Era el pilar que los podía sostener a ambos. Pudo satisfacer su carencia de figura paterna gracias a él, en realidad concentró su necesidad de afecto y protección en todo lo que conformaba a Alastor.

Ven, tienes que descansar. Ha sido duro... No has dormido en días.

Se levantó y abrazó su cuerpo, lo apegó a su pecho muy fuerte. Alastor lo notaba diferente, no estaba lejano o distanciado como cuando perdió la visión de su ojo derecho. Pero las cosas habían cambiado desde que su hermana se había ido en un sentido más anímico. En la época se oía muy poco sobre la depresión o los trastornos mentales... El tema siempre era un tabú, incluso en la medicina moderna. Sin embargo, el mayor podía notar las señales.

Born to Die [ RadioDust ]Where stories live. Discover now