Capítulo 4: Paciencia

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Le arrojaron un balde de agua fría en la cara para poder despertarlo. La primera reacción de Alastor fue sacudirse desde su asiento, comenzar a toser y a jadear desesperado por lo aturdido que se sentía y tratar de forcejear para liberarse. Pero no tenía caso, estaba sentado en una silla de madera, amarrado contra esta y con sus muñecas sujetadas firmemente con unas gruesas cuerdas rústicas. Recordó todo lo que sucedió, trató de asimilar la idea de que su vida no volvería ser tranquila ni normal, bajo los extraños parámetros de normalidad que poseía. Y levantó la mirada mientras sus mechones de cabello marrón se pegaban a su frente y el agua goteaba desde su mentón hasta el suelo.

Por primera vez, se encontró con la figura de Anthony enfrente de él, pero vestido de una forma completamente diferente. Pantalones oscuros y camisa negra, se veía mucho más varonil de lo que hubiera imaginado. Aunque su cabello y su maquillaje seguía siendo los mismos y daban esa peculiar impresión de que no estaba del todo cuerdo. El rubio se agachó con una linda sonrisa, se inclinó un poco contra su cuerpo y le echó un vistazo encantador. La habitación era muy amplia y oscura, pero podían llegar a verse lo suficientemente bien como para reconocerse.

¡Alastor, mi locutor favorito! ¡Despertaste! ¡Buen día!

Saludó con mucho énfasis como si esa situación de secuestro fuera normal. Alastor se quería morir, formó una mueca amarga porque de alguna forma tendría que acostumbrarse a convivir o frecuentar a ese sujeto. Pero algo llamó su atención, un joven a su lado sostenía el balde vacío entre sus manos, lo arrojó hacia un lado y se le quedó mirando a los ojos con una frialdad tan hiriente que le penetró el alma.

Aquel hombre joven no parecía mucho mayor que Anthony, de hecho tenía varios rasgos parecidos tanto en cuerpo como en rostro. Era un poco más bajo y su cabello corto era de un color negro intenso, su apariencia era mucho más seria y alineada, portando un traje negro en perfectas condiciones que se ajustaba a su delgado cuerpo. Entre sus labios, un habano grueso se estaba consumiendo con naturalidad, mientras el singular sombrero que posaba sobre su cabeza cubría sus ojos oscuros debido a la sombra y le otorgaba una apariencia amenazante y siniestra. Aquellos ojos negros eran más profundos y fríos que los de Anthony y a diferencia de él, no parecía encontrar esa situación divertida o entretenida, para nada.

No confío en él.

Apartó el habano de sus labios, exhalando una exagerada cantidad de humo gris y observando de reojo al rubio. Su semblante no cambiaba, honestamente parecía desconfiar de la humanidad entera con esa clase de gesto tan distante. Anthony se cruzó de brazos y arqueó una ceja hacia él, invadido de presentimientos predecibles. Ellos no se llevaban bien.

Tú nunca confías en nadie. Déjamelo a mi, te voy a demostrar que es bueno.

El contrario suspiró al escuchar al rubio, se alejó de ambos y caminó hacia el extremo de la enorme habitación que se estaba llenando por el humo del tabaco de su habano. Alastor no era el único prisionero en ese lugar, dos hombres estaban amarrados y amordazados en la esquina del final de la habitación y parecían forcejear para liberarse de las ataduras de las sillas a las que estaban sujetados. Sus bocas y ojos estaban cubiertos, sus muñecas estaban amarradas y reposaban sobre sus piernas y sus tobillos estaban totalmente envueltos entre fuertes cuerdas. El trabajo de ese día se centraría en esos dos hombres.

Anthony se arrodilló ante Alastor, el cual permanecía callado observándolo con una rabia que debía resistir y tragarse. A pesar de que no estaba en posición de negarse a nada, no comprendía la situación o lo que estaba pasando y eso lo ponía más que ansioso. Su compañero comenzó a susurrarle algunas palabras, nunca rompiendo el contacto visual con él.

Muy bien, cariño. Hoy será nuestro primer trabajo juntos. Hazme quedar bien frente al imbécil de mi hermano. Sé que eres bueno. Si la policía nunca dio contigo en estos años, es porque eres sigiloso, calculador y sabes muy bien lo que haces. Necesito esa parte de ti ahora mismo.

Born to Die [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora