Capítulo 18: Pérdida

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El día finalmente llegó, el pequeño salón iluminado por el enorme ventanal de la habitación estaba conformado por las suficientes personas como para mantener una junta correcta. Como era de esperarse, Niss se encontraba de pie a un lado del jefe de la familia Cacciatore, el gran padre de la organización.

Heroin Cacciatore era un hombre bastante mayor, su apariencia era intimidante en todos los aspectos y su presencia destilaba hostilidad y infundía el mayor de los respetos. Su cuerpo era robusto, su barba estaba recortada de forma prolija y siempre vestía con los trajes oscuros más costosos y elegantes de toda la ciudad. En ese momento, fumaba un grueso habano de color negro y se encargaba de depositar los restos dentro del cenicero de plata sobre su escritorio.

Por delante de su mesada decorada con alguna que otra estatuilla antigua, el resto de la junta permanecía frente a él, expectantes ante sus palabras o ante cualquier indicación que fuera a largar. Unos siete u ocho hombres estaban atrás, trabajadores valiosos de Don Cacciatore quienes habían sido llamados para presenciar la reunión y acatar ordenes.

Junto a esa multitud, Alastor se mantenía cabizbajo al igual que todos esos hombres, ya que todo el mundo en la organización extendía la palabra de que nadie podía hacer contacto visual con Heroin al menos que él diera su consentimiento. Por supuesto que eso era peligroso y Alastor apenas y pudo levantar un poco su rostro para detenerse a percibir el aura de ese hombre tan amenazante.

Se sintió abrumado, porque no parecía poseer un alma humana dentro de ese cuerpo.

Es bueno tenerlos aquí.

La cabeza de los Cacciatore pronunció sus primeras palabras de bienvenida e invitó a Anthony a dar un paso adelante. Y el rubio tomó esa indicación como el principio de su junta, se encargó de dar breves pasos hacia el escritorio y entonces, ambos se miraron a los ojos luego de tanto tiempo sin hablar. Su hijo mostró una mirada de hielo, porque tenía como obligación respetar a su padre por ser el líder de la organización y nada más. Sin embargo, eso no cambiaba su pésima relación y todo lo malo que le había hecho en toda su vida.

Anthony suspiró un poco estresado, la mirada de su padre siempre lo juzgaba de pies a cabeza como si fuera el más terrible de los fenómenos. Odiaba la forma en como lo miraba, odiaba estar ahí y tener que hablar con él. Heroin entrecerró sus ojos y trató de suavizar levemente su semblante severo hacia su hijo.

Anthony. Me han comentado tu última reunión con Vagatha con lujo de detalles.

Si, el rubio sabía que esa reunión no era para nada bueno. Se sintió mas ansioso, apretó sus puños y se preparó para un sermón. Pero él no sabía que unos gritos o palabras violentas serían el escarmiento mas suave que iba a recibir ese día. Su padre le sonrió con intenciones de ridiculizarlo, casi sin creerse que su propio hijo hubiera actuado de una forma tan inconsciente frente a otro líder de la mafia.

¿En qué estabas pensando? ¿Tienes idea de la guerra que acabas de iniciar?

El rubio levantó un poco su semblante estoico hacia él, lo observó indignado porque lo estaba subestimando, como siempre.

Si. Soy consciente. Pero no podemos doblegarnos ante su familia. ¿Qué hará después? ¿Prohibirnos el tráfico de armamentos? ¿Corrernos de la ciudad?

Desplegó sus razones, cada cosa lógica que tenía sentido dentro de su cabeza. Es decir, conocía las consecuencias, pero de alguna u otra forma estaba siguiendo los pasos de su padre y decidió el destino de la organización basándose en lo que él haría en su lugar. No era algo sencillo, lidiar con tantas vidas sobre sus hombros era un gran peso, una gran responsabilidad. De todas formas, sabía que no podía ser débil ante Vagatha y su gente, porque eso sería actuar como un cobarde. Heroin se acarició un poco el mentón luego de largar el humo negro de su habano, su expresión era provocadora a pesar de hacer algo tan simple como fumar.

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