Capítulo 8: Distancia

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Los recorridos por el territorio no eran usuales. Pero, de vez en cuando, necesitaban ver con sus propios ojos el estado de los barrios bajos de la ciudad. Había todo tipo de personas habitando los suburbios, la pobreza parecía incrementar y los indigentes se reunían con más frecuencia en las esquinas para mendigar o revolver cajones de basura.

Las calles estaban sucias y maltratadas, pero el ritmo del centro de la ciudad no se detenía a pesar de su descuido. Las bocinas de los autos se escuchaban claramente, al igual que el ajetreo de las personas caminando de un lado a otro.

Anthony detuvo su caminar y se sostuvo de la pared con una mano, bajó la mirada y jadeó de forma irregular. Su cuerpo estaba tenso, su corazón excesivamente acelerado y no podía evitar temblar por cada sensación fuerte que sacudía su pecho. Comenzó a sudar frío y a empalidecer cada vez más, esa no era la primera vez que le pasaba. Tenía que permanecer calmado hasta que los síntomas se aliviaran poco a poco.

Alastor frenó su paso y giró hacia atrás al entender que no le estaba siguiendo el paso, lo observó extrañado y retrocedió al darse cuenta de que algo no estaba bien. A pesar de que había convivido varios meses con él, nunca lo vio enfermo o mucho menos. Poco a poco, comprendió que en realidad no era una enfermedad en si. Aquellos ojos azules se enfocaron en él, dilatados de una forma terrible. Anthony era un adicto a la cocaína y al pcp y en cada momento de tiempo libre tenía la mala suerte de apreciar como aspiraba el oro blanco sobre cualquier superficie.

Era un caso perdido. De todas las cosas extrañas en las que estaba metido, esa era probablemente la más peligrosa, porque siempre lo llevaba al límite. El rubio cerró sus ojos con agotamiento y bajó la mirada sin dejar de sostenerse de la pared con su mano.

Estoy bien... Solo necesito descansar un rato.

—Eres un desastre.

Alastor le dedicó una mirada de fastidio, fingiendo algo de desprecio. Pero en realidad, estaba molesto. Claramente no estaba bien, odiaba que alguien adulto no supiera visualizar sus propios límites. Y él no era un principiante, se drogaba todo el maldito tiempo y debería ser más que consciente de su tope de resistencia. Verlo tan débil, tan vulnerable... Lo hacía enojar. Porque ese no era él en lo absoluto.

Anthony lo ignoró, no estaba en condiciones de discutir ni mucho menos. Sentía su cuerpo temblar y sus pulsaciones en aumento, tanto así que creía que el corazón se le iba a salir del pecho. Se maldijo a sí mismo porque Alastor tenía razón, era un desastre y no sabía siquiera si iba a poder seguir caminando.

Me excedí un poco. Suele pasarme, no impor-

—Vayamos a casa.

Esas palabras lo tomaron desprevenido. Amplió su mirada sorprendida y observó al castaño, quien no dudó en tomar las riendas de esa situación. No podían seguir con ese recorrido si estaba en esas condiciones. Sus ojos marrones se mantuvieron sobre su cuerpo. Y el rubio estaba por objetar, sin embargo... Tenía razón. No podía ser un necio ni negarlo, se sentía horrible.

Pero eso no quitó que se sintiera mal ante alguien como él. Odiaba que cualquiera lo viera en alguna faceta blanda o débil. Le desvió la mirada con algo de vergüenza, luego le asintió lentamente. Su equilibrio estaba fallando y sentía que su alrededor se tornaba oscuro, le costaba respirar y no sabía por cuánto tiempo podría fingir ser fuerte.

... Te debo una.

El mayor suspiró, claro que le debía una. Se dio la vuelta para que al menos siguieran en el camino, no estaban lejos de todas formas. Y luego escuchó como el cuerpo de Anthony se desplomaba contra el piso. Se sacudió de la impresión y volvió a voltear rápidamente hacia él, ¿Qué tan mal debía estar como para no poder mantener la consciencia?

Born to Die [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora