Capítulo 7: Zafiros

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Se encerró en una cabina telefónica y se llevó el tubo al oído, luego marcó un par de números que se sabía de memoria y esperó a que el pitido de la línea comenzara a sonar. Recostó su brazo a un lado de la cabina y contempló la figura de Anthony a algunos metros de distancia a través del cristal. No era como si le hubiera prohibido mantener contacto con familiares o amigos, pero Alastor no tenía a casi nadie. Hablaba con un par de compañeros de trabajo y únicamente en ese ámbito, ya que no tenía ningún vínculo genuino porque establecerlos era peligroso. Honestamente, podría morir y a nadie le importaría, a nadie le interesaba su paradero o bienestar.

Pero solo confiaba en una persona y tal vez era el único que se preocupaba por él en todo el mundo. Socializar con demás miembros de la sociedad y fingir todo el tiempo era algo agotador, pero Husk era diferente. Él lo sabía todo de Alastor y nunca le recriminó o lo señaló con un dedo acusador. La vida los estaba separando y era un hecho, odiaba la idea de que se metiera en problemas jodidos si se seguía relacionando con él ahora que era miembro de los Cacciatore. Por eso, tal vez esa llamada sería una despedida silenciosa.

Se habían cumplido tres meses desde que era parte de la familia. Su amigo debía estar preocupado de muerte por no haber establecido comunicación. Nunca pensó que valoraría esa clase de gestos, quizá solo los recordaba porque estaba hundido en la mierda y toda situación anterior a su actual vida parecía mejor. No lo sabía con certeza, solo sabía que quería escuchar su voz al menos una última vez.

¿Dónde mierda estás? ¿Estás bien?

Husk atendió la llamada desde el otro lado de la línea. Sonaba molesto e irritado, pero Alastor sabía que entre esas emociones, había auténtica preocupación. Presentía que iba a entender su situación sin pedir explicaciones ni nada por el estilo cuando mencionara con quién estaba metido.

No, no estoy bien. Pero mi vida no peligra, solo llamo para avisarte eso.

Un extraño silencio se instaló en la línea, porque tal vez en parte era una mentira. Todo era inconsistente e impredecible cuando estaba con Anthony. Lo único que tenía en mente era dejar clara su posición ante Husk por si llegaba a desaparecer y nadie volvía a saber de él de nuevo.

Tendré que acostumbrarme. Estoy con Anthony Cacciatore y si no colaboro con ellos, van a delatarme.

Alastor observaba a lo lejos la silueta de su compañero fuera de la cabina, la forma en como le daba la espalda y aspiraba humo de su grueso cigarro. El viento se paseaba por aquellos cabellos rubios y negros, despeinados y rebeldes. Y cada vez que vestía un traje, su figura delgada y femenina se hacía evidente y marcada.

Su destino estaba sellado junto al de ese hombre. Y era cierto que era difícil asumir en tan pocos meses esa clase de camino. Pero tenía que empezar a aceptarlo, por más que fuera estresante y Anthony fuera un dolor de cabeza constante.

Cuídate, Alastor. Sé que nos volveremos a ver. Solo cuídate.

Esas fueron las últimas preocupadas palabras que escuchó de Husk en toda su vida.

Colgó el teléfono y salió de la cabina. Por alguna razón, no se sintió dolido o melancólico. Reflejó su frustración en los constantes pensamientos que rondaban en su cabeza con respecto al rubio, caminó hacia él y volvió a dirigirle aquella mirada agotada de siempre. También volvió a pensar lo mismo de él, guiado por la pesadez y el hartazgo que sentía constantemente.

Era el hombre más sínico e irritante que alguna vez conoció y ya no quería asesinarlo, no quería discutir o arrancarle la cabeza. Por primera vez, lo único que quería hacer era darle un puñetazo en la cara para borrar la sonrisa de superioridad que siempre portaba.

Born to Die [ RadioDust ]Where stories live. Discover now