106 "Detente"

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Danielito

Estoy algo nervioso de entrar a ese lugar de nuevo, recuerdo lo que me decían de ella y como eso me lastimaba cada día, recuerdo como era antes todo y lo bonito que la pasaba aquí en esta casa, pero todo es una gran confusión a la cual quizás encuentre respuesta regresando donde ella, veo que mi papi sale de esa habitación y me dice para entrar, camino lento hasta que atravieso el umbral cabeza gacha y miedo siento, pero al levantar la mirada todo cambia, veo ahí a mi mamá, siento como las lágrimas en mis ojos, me siento pequeño, y desprotegido pero ahí estaba ella de nuevo. Lo veo tan claro, nos miramos ella está conmovida y abre sus brazos para mi como siempre, la rabia se va y corro a ella.

Vicenta, mi mamá me recibe y me abraza muy fuerte en ese momento el arrepentimiento hace efecto en mí, la herí mucho y necesito disculparme.

-Perdóname mami, lo siento mucho- digo dolido.

Vicenta

Estoy abrazada fuertemente a mi hijo cuando escucho su llanto y como en medio de este me pide disculpas, se escucha tan dolido y se me queibra el alma, lo aprieto más contra y hago pequeños sonidos para que se calme.

-Ya, ya pe...que..no..mam.i..e.s...a..a..quí- digo feliz y él se refugia en mi pecho.

Enseguida escucho un sonido en la puerta, levanto la mirada y veo a Daniel con Caro en sus brazos, Dani se hace un lado y me mira, Daniel pone a Carito en el piso y ella comienza a caminar ¡YA CAMINA!.

Mis ojos se llenan de lágrimas de alegría y abro mis brazos para recibirla.

-V..e.n.. prin..ce..sa-digo mientras ella llega y la cargo mientras Dani se abraza a mi por la cintura.

Siento que no me cabe en el pecho la felicidad, las lágrimas de alegría no cesan y comprendo que al final las cosas si tienen un buen propósito, alzo mis ojos y pienso gracias Diosito porque ellos iban a volver.

Sobo la espalda de mi hijo con alegría, pero sigo escuchando como llora, un sentimiento me entra en el corazón.

-Te amo mi niño rubio, te amo-le digo apegandolo a mi pecho con fuerza, y tranquilizándolo, esperando a que la vida me devuelva las sonrisas que un día me quitó.

-Gracias Diosito- digo alzando mis ojos al cielo y sonriendo, al abrirlos lo veo a él, le sonrío y le  digo un gracias insonoro, y él me sonríe de vuelta.

Dos meses después.

Todo mejoró, desde el hecho de que me va mejor en las terapias , la motivación de mis hijos me ha ayudado, incluso a veces deletrean las palabras conmigo, todos me visitan todos los días, incluso Daniel, la gren incertidumbre, el no saber si me quiere o me tiene pena, la terapia ayudó, ya casi puedo hablar como antes, que nunca dejé de hacerlo solo que no lo expresaba me dicen, y es verdad, no hubo un día en que yo no formé relatos con mis hijos, solo que no quería expresarlos, respecto al dolor de cabeza me dicen que es por la falta de actividad del sistema nervioso y que disminuirá con el tiempo, aunque mi ansiedad persiste seguro debe ser por el miedo a perderlo todo, pero mis medicamentos me ayudan a controlarla muy bien.

Estoy en la habitación cuando entra Daniel, camiseta blanca y vaqueros, peinado hacia atrás ligeramente y con su barba recién definida, chingados, es todo un conquistador, me ve que lo estoy viendo fijamente y me sonríe de vuelta.

-¿Qué pasa chiquita?- me dice tranquilo ¡no hagas eso Phillips!, por eses instante siento que ya debo sacarme esta duda de la mente , que cueste lo que tenga que costar.

-Tenemos que hablar-digo en una voz seria.

- ¿Pasó algo malo?- pregunta volviéndose serio.

-No, solo quiero preguntarte algo- digo restándole importancia.

-Dígame- dice mientras se cruza de brazos en la puerta.

- ¿Por qué haces todo esto?- le digo extrañada.

-¿hacer qué?- pregunta sin entenderme.

-Esto, ya sabes acompañarme siempre, ayudarme en las terapias, que me vengas a ver de repente, es algo confuso- digo y me levanto de la cama-Daniel si crees que si te alejas me voy a volver loca o que les haré daño, relájate, tengo dos hijos que Dios me los devolvió para cuidarlos y voy a luchar por ellos, así que no te sientas mal de que yo haya terminado como lo estuve- agacho la cabeza para evitar que mis ojos se humedezcan, escucho que se acerca, pero retrocedo y lo encaro-detente ahí-digo seria- mira has sido muy buena persona conmigo pero no tienes un por qué, y si lo que sientes es lástima pues ándate yo no te voy atar a algo que no existe- digo seria, veo que hay sorpresa en su rostro, mueve la cabeza y me dice.

-¿Por qué dices todo esto?.

-Porque no me gusta obligar a nadie hacer algo que no quiera, de momentos siento que te sientes así, te dejo en libertad de que vayas a rehacer tu vida, obvio sin olvidarte de los niños, pero no te sientas preso, yo puedo hacer mis terapias solas. -digo lo más serena que mi estado me deja.

-Yo no me quiero ir de aquí-dice acercándose a mi hasta que nuestros pechos están muy cerca casi pegados, intento retroceder un paso, pero  siento un ligero toque de su mano en mi cintura-este tiempo aquí me ha hecho valorar demasiado todo, me gusta ver como es todo, me gusta sentirme parte de algo tan bonito como es esta relación entre nosotros y los niños, me gusta jugar con los niños y me gustaría que en algún momento juguemos los cuatro- entrecierro los ojos y él me sonríe ligeramente- si no me sintiera tantas cosas diferentes en esta familia, creo que ya hubiera huido, me gusta quedarme.

-¿ y si te aburres en algún punto de esta nueva experiencia?- indago en voz baja.

Holaaaa les traemos un nuevo capítulo, deseando que esten bien y que nos sigan acompañando en esta historia.

Con un toque de locura y nostalgia...

Las guerreras del olvido.

[1] Cenizas de un lazo de Acero [Señora Acero: la Coyote]Where stories live. Discover now