35 "Confianza a ciegas"

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Daniel
Se separan, él se sube a su camioneta y se va ,ella se despide, mas no voltea solo se sienta en el césped y se deja caer.Danielito aún no termina su dibujo pero alcanzo a ver a Chayo y a Elizabeth pasar por la sala.

-Chayo ¿puedes cuídame a Danielito un momento? Voy con Vicenta, parece que no está bien-Digo con un tono preocupado.

-¡Claro! Aquí lo vemos ¡córrele!-Me dice Rosario mientras se acerca a donde estoy con Danielito.

Me paro rápidamente y salgo al patio, donde la brisa de la tarde casi noche, me da de lleno en la cara, lo que logra que mi cuerpo se despeluque por completo, no solo la brisa me provoca escalofríos, lo hace también la imagen que ven mis ojos a una Vicenta tendida en el piso observando el atardecer me siento a lado de ella y veo que sus ojos han llorado,estan más rojos y sensibles

-¿Cuál es el motivo para que los ojitos que yo amo lloren?-Le digo mientras con mi mano le saco unos cabellos que tiene en su rostro.

-Digamos que la vida y decisiones que tomar-veo que da un largo respiro, para luego mirarme un segundo, para luego regresar a la misma posición que esta tenía antes-Gringo ¿en qué momento empezó todo esto? ¿En qué momento dejaste de odiarme y yo a ti? ¿En qué momento empezó ?-Dice mientras fija su vista en una ave que pasa volando por el cielo el cual posee unos hermosos colores pasteles.

-Yo no sé a ciencia cierta cuando empezó; sólo sé que fue cuando estabas en la cárcel o eso parece pues porque me identifiqué contigo y sentí la necesidad de ayudarte, cuando en realidad me ayudaba a mí mismo a volver a ser feliz y volver a enamorarme-Le digo mientras al igual que ella fijo mi vista en el cielo, que adorna esta obra, porque para mi todo lo relacionado con ella se asemeja al arte, esta obra de dos personas con corazones ardientes, tendidos en un césped en busca de una respuesta que le ayude a resolver los problemas de su vida.

Estoy junto a ella pero ella tiene la cabeza para el lado contrario y no me mira, de repente me voltea a ver y veo que tiene los ojos aguados, una pequeña lágrima baja de su ojo y con un ligero movimiento, le seco la lágrima que corre por su rostro , la veo incorporarse y mira al cielo, yo hago lo mismo, pero mientras ella mira el cielo y sus colores variantes, yo solo puedo ver como sus ojos cambian de color según los colores se reflejan en ellos.

-Me puse sensible de nuevo, gringo-Dice mientras da un largo respiro y se acomoda unn para de cabellos.

-Es normal, Acero es solo el apellido ¡ven acá, Vicenta! Déjame abrazarte-Le digo mientras la giro para que me observe frente a frente.

-Pe...ro no sé si deba... no sé-dice mientras intenta alejarse de mi, dando pasos hacia atrás, no me mira, me evita de hecho y eso me duele.

-Es verdad que la primera vez que te di un abrazo me enamoré pero ahora es solo porque quiero que sepas que puedes confiar en mí- Digo con una sonrisa trixste y sobando su hombro, yo no quiero que piense que tengo malas intenciones, yo solo quiero apoyarla y quererla, que confié en mi cuando esté triste, que sea su apoyo, su soporte como antes, que me vuelva a mirar con amor, que ame.

Pero si eso no es posible, yo me conformo con que ella me tenga confianza.

Vicenta
Veo que abre sus brazos y me regala una sonrisa,voy y me pego a él en un abrazo silencioso junto a la caída de la noche mientras las estrellas empiezan a salir solo para ver esta muestra de cariño , sé que hay lágrimas silenciosas cayendo por mis ojos.

-Ya, ya, mi amor-Lo escucho decir en voz muy baja mientras me abraza.

Me separo de él y le doy una sonrisa, y lo escucho decir mi nombre:

-Vicenta-Me repite en silencio.

-Dime-Le respondo en voz baja como si alguien me pudiera oir.

-Espero que cuando te decidas, tu decisión haga que dejes de llorar y empieces a sonreír, aunque sea con él.-Cuando dice eso me obligo a mirarlo a los ojos, para buscar algo que me diga que lo que acaba de decir es una mentira, pero no encuentro nada-Prefiero verte feliz con él antes que verte así, llorando todo el tiempo por no quererme lastimar a mí. Me siento egoísta-Dice mientras baja la cabeza y me mira el brazo, mientras yo puedo escuchar como su respiración ha cambiado de ritmo a uno más lento, más decaído.

-No lo eres, Daniel, no lo eres-Le digo mientras le sostengo la barbilla,antes de regalarle una pequeña sonrisa y darme la vuelta para regresar a la casa.

Él se queda jugando con Dani y yo me voy para mi cuarto a pensar,muchas ideas recorren mi cabeza y cada una con un sentimiento en particular pero ninguna me ayuda doy vueltas hasta que me quedo dormida cuando siento que unas manitas abren mis ojos con cuidado y escucho la dulce voz de mi hijo diciendo:

-Mami, despierta-Repite mientras sigue con las manos en mi rostro. Termino de abrir los ojos y veo que Daniel está al lado de mi niño.

-¿Qué hacen aquí a estas horas?-Pregunto algo molesta porque ellos interrumpieron mi sueño.

-Vicenta, son las 11:30 de la mañana-Dice Daniel con una sonrisa en su rostro, mientras se apoya al marco de la puerta.

-¿Tan tarde? Me quedé dormida pues-Digo mientras me incorporo en la cama y arreglo como puedo mi cabello.

-Dani me insistió en que vinieramos a despertarte-Dice tranquilo mientras mira a Danielito quien esta a lado mío.

-Mami ¡quiero ver películas!-Dice dando golpes en la cama, veo que se intenta parar en la cama, pero se lo impido.

-Te he dicho que no me gusta que te pares en la cama porque te puedes caer Danielito-Le digo mientras lo miro algo seria.

-Esta bien mami, no me paro, pero igual quiero ver películas-Dice mientras se sienta al estilo indio en la cama.

Siempre he hecho todo por mi bebé pero esta vez no puedo, no tengo ánimos y necesito tomar esta decisión por el bien de todos porque tengo miedo de que tarde o temprano esto le termine afectando a mi bebé, así que decido sacrificar un día por su felicidad en el futuro.

[1] Cenizas de un lazo de Acero [Señora Acero: la Coyote]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora