Capítulo 23. La chica rompe botones

839 86 290
                                    

SERENA.

Solté un suspiro al ver que ya no tenía tela suficiente para continuar el vestido de Danya, miré su invitación colorida con un coral difuminado, y letras cursivas en plateado.

Pasé mi mano sobre mi cuello sin darme cuenta que esa marca permanecía ahí igual que una de mis cicatrices.

—Auch —gruñi. —Ese Absolem travieso tendrá que pagarlo algún día —dije soltando mi cuello.

Bajé la mirada pestañeando tres veces seguidas pesando que lo que veía era mi imaginación al ver algo más dentro de mi mochila, un documento matrimonial con letras en grande. Lo saqué por curiosidad, pero esa maldita curiosidad siempre termina matándome.

Lo leí aún cuando terminó por romperme el corazón. Me levanté de la silla para salir del despacho pequeño de diseño. Al salir de allí tomé camino para su oficina.

Cogí el elevador tratando de no mirar mi propio reflejo, no cuando las luces comenzaron apagarse y encenderse. Presione el botón para que abriera la puerta eléctrica, tardo un poco pero me sentí aliviada al estar fuera.

Ya estando a unos cuantos metros me puse mis auriculares para no hacer que mi sugestión hiciera de lo suyo.

—Nada es fácil, nada sale exactamente como... —soy interrumida cuando escuchó un par de voces al fondo.

Me quité mis audífonos mientras avanzaba hasta la oficina de mi Absolem.

Una vez estando allí toqué la puerta pero no me abrió, quizá vine en el peor momento. Así que recargue la mitad de mi cara para escuchar.

—Dear sabes que tienes que aceptar la propuesta.

—No lo haré.

Escuchó más de lo normal incluyendo algunas cosas caerse de su escritorio.

Mascullé, —¡Me engaña a mis espaldas, eso viene escrito en el número 20  de nuestra lista con reglas!.

Pegó mi frente en la puerta e insisto nuevamente, no me doy cuenta en el momento que siento que golpeo una nariz, esa nariz bonita y respingada de mi Absolem.

Su voz se tornó dolorida,—¡Diablos mi acosadora otra vez mi nariz!.

—Ups —lo aparté entrando a su oficina y viendo a una chica de mi edad, la chica que pienso creer ver visto el día anterior.

Caminé a su escritorio dejando el contrato ahí disimulando que tomaba la caja de tela. Volteé observando a la chica rompe botones, sonreí al ver su cabello pelirrojo alborotado y por ende su blusa mal abotonada.

—Lo siento si interrumpí su momento —dije atónita al ver que su blusa de mi Absolem estaba sin cuatro botones incluyendo su chaleco.

—¿¡Y ella quién es mi osito!? —dijo entre dientes. —Espera no es la mesera que nos atendió en BlessRoll, ¿qué haces aquí?.

Carraspeo,—Mmm.

—¿Ambas preguntas son para ti querida? —cerré los ojos.

—Mi acosadora te dije que no vinieras en este tipo de ocasiones —sollozo poniéndose frente de mí.

—Solo vine por tela —respondí.

—¿¡Qué tanto mormuran?!—interrogó.

Arque la ceja,—Que te importa rompe botones.

—¡¿Rompe botones?!—frunció el entre cejo. —Quien te crees para decirme así.

Interrumpió,—¡Basta! No son niñas de cinco años.

Mi Chico MillonarioWhere stories live. Discover now