Mi Chico Millonario

Capítulo 4. Cigarrillos por la noche

𝒟𝒜ℛℐℰ𝒩.

Estoy caminando en los pasillos solitarios de Kyoto Mysensy. Ella está ahí, guardando sus cosas en el locker, de verdad es tanta coincidencia el que nuestros lockers estén juntos.

Cuando me acerqué saqué mis libros de teoría, pero, la mirada clavada en mí, una mirada sin describir, pero solo sé que puedo percibirla.

Cerré el casillero de golpe notando su leve brinco por el susto, solté una risa baja a un teniendo los labios juntos.

—¡Asustada mi acosadora! —zanje. Quise darle el toque de Harry Potter —. Lamento si te espante... pero, ¿A caso no te parece tanta casualidad que nuestros casilleros estén juntos? —brame en un tono irónico.

—¿Disculpa? —me miró raro, tal vez es la excusa perfecta de que se hizo la que no me escuchó.

La acorrale, su cabeza se inclinó al hueco oscuro.

—Darien —escuche a lo lejos, es Morgan.

—Te veo a las siete fuera de Owl games. Si veo que no llegas paso por ti al trabajo.

La deje ir.

Vi que Morgan se estaba aproximando a mí, así que yo me alejé antes de pudiésemos volver a cometer un error más.

Durante las clases me sentí inquieto, se podría decir que nunca me había pasado algo así... quizás si, pero no quiero recordar. Estoy en clase de literatura con la profesora Lili, realmente la clase es aburrida; siempre son los mismos típicos clásicos "William ShekSpere", todo por reprobarla, menos mal no me quitaron la beca solo por una materia.

Al salir de la case, fui a sentarme en las gradas, se oye el canturreo de las porristas.

—¡Somos cool, asombrosas, las conejitas son hermosas!

Las demás chicas aparte de la canción porristica están formando una pequeña montaña. Busqué a Zafiro, pero, mi mirada se detuvo en esa peculiar rubia, mejor dicho mi acosadora. Está leyendo un libro bajo el mismo árbol, solo que esta vez oculta de los rayos del sol.

Me acerqué hasta donde estaba.

—¿Así qué te gusta la soledad, peculiar? —cuestioné de forma burlona, le di un trago a mi Arizona de sandía.

Negó:

—Solo estoy leyendo Blue Jeans, no sonrías que me enamoró.

—¿¡Te enamoró cuando sonrió?! —exclamé sarcástico.

—Solo es un título.

—Ya sé. ¿Quieres ir a la alberca o al lugar del viernes?.

Hizo una mueca dudosa —, Al del viernes.

Agua fresca del mar estaría mucho mejor que el agua térmica de la escuela. ¡Otoño me sorprendes, hace tanto calor, debería estar haciendo frío!.

Estoy manejando. He bajado las ventanas por el calor, el aire acondicionado no sirve de nada.

—Querido Tokio estamos a 35° grados por primera vez, uf, un calor terrible —dijo la locutora —. Procuren hidratarse, esto será historia, jamás habíamos tenido un día tan caluroso Armando. Bien, cuéntanos como van las empresas de tu querido hermano Nathaniel Wells.

—M...

Apague la radio en cuanto escuché a mi tío en la radio, aparte de estar en las pantallas tecnológicas de Japón ya era suficiente oír la charla. El mar Okhotsk queda algo lejos de Azabu.

—Puedo ver —digo al detenerme en el cuarto semáforo de la ciudad.

—Quedó una marca, Mila la perrita de mi vecina me rasguño... am solo estamos jugando.