capítulo 8

474 40 44
                                    

Lelean's PoV

✞ ゜・。。・✥・。。・゜✞

Dioses, que puto desastre.

¿Cómo narices se nos ha ocurrido decir eso?

Estamos las tres tumbadas en las camas con las manos en la cara para taparnos la cara por la vergüenza.

Es qué encima, por si fuera poco, lo hemos soltado y como hemos visto que nadie contestaba a nuestra dramática historia, Arlett y yo hemos seguido a Iris fuera del Gran Salón y nos hemos ido sin decir adiós. Nos hemos largado ¡CORRIENDO!

Espero que no nos hagan el águila de sangre por largarnos en mitad de la cena a la que nos han invitado.

—¿Por qué esa historia? —la pregunto a Iris, ya que fue la primera que empezó con todo este drama.

Ella se quita las manos de la cara y me mira:

—Solo lo hice porque una vez en la tele —en cuanto lo oye, Arlett rueda los ojos desesperada—, escuche que si quieres contar algo para incomodar a la gente y que no te pregunte sobre ello más adelante, debías contar un dramón de los buenos.

—Pues de los buenos ha sido —asegura Arlett, a quien se ve preocupada—. ¿Nos pueden castigar por esto?

Iris y yo nos miramos, y puede que hasta Iris haya hecho una muy buena actuación.

—No creo que nos castiguen por estar afectadas por lo que "le pasó a nuestro pueblo y a nuestras familia".

Claramente lo digo todo entre comillas, porque nada de lo que hemos dicho es real.

Arlett asiente y también lo hacemos Iris y yo para convencernos de que es lo más correcto, posiblemente hayamos conseguido hacer un agujero en sus corazones para que vean que tenemos una triste historia de destrucción por los cristianos, y que ahora no hay nada que nos pueda hacer simpatizar con ellos...

En ese momento, oímos qué alguien llama a la puerta de nuestra cabaña, y las tres nos quedamos heladas sin saber quién es y si deberíamos abrir.

—¿Lelean? ¿Iris? ¿Arlett?

Volvemos a mirarnos, pero yo ya he reconocido la voz de Hvitserk, así que voy hacia la puerta para abrirle, y cuando lo hago compruebo que también le acompaña Ubbe.

—Solo queríamos saber como estabais —continua—, supongo que es difícil perder a todo tu pueblo y a tus padres el mismo día.

Volvemos a mirarnos con nerviosismo, pero sabemos que tenemos que continuar con la mentira:

—La verdad es que es muy difícil —hablo yo—, es muy difícil ver como les matan y como tu no puedes hacer nada por ayudarlos y tan solo puedes huir para intentar buscar a gente que te ayude a continuar viviendo —respiro hondo y les miro para que sepan que ellos son esas personas—, pero lo más difícil es contar esta historia por primera vez en voz alta, desde que pasó.

Se hace un silencio y mientras tanto, nosotras nos miramos y decidimos que más tarde debemos decidir los detalles más específicos de la historia para que no tenga lagunas.

—Dicen que una vez que cuentas aquello que te ata al pasado, ya puedes continuar —apunta Ubbe.

Nosotras asentimos con la cabeza y se vuelve ha hacer el silencio en la cabaña, y esta vez resulta algo incómodo porque ni ellos ni nosotras sabemos que decir.

—Bueno, ehmmm... —Arlett interrumpe el silencio con su insensibilidad en estos temas—, deberíamos descansar, y vosotras también, si hemos entendido bien, mañana os vais.

¿Estamos soñando? /Vikingos/Where stories live. Discover now