¿Estamos soñando? /Vikingos/

Capítulo 18

Arlett's PoV

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En cuanto el barco desaparece con Iris en él, no tardo ni un segundo en agarrar a Lelean de la muñeca y apartarla del puesto antes, incluso, de que ella pueda hacer algo.

Me alejo lo máximo posible de cualquier persona, y en cuanto creo que estamos en un lugar seguro, suelto a Lelean empujándola de cierta manera no intencionada, de todas maneras, continuo manteniendo la compostura.

—Se puede saber que coño le has dicho. A ver, que quiero saber si la has cagado para bien o para mal...

—¿Cagarla para bien?

Veo esa sonrisita en ella que me informa que no se está tomando mi pregunta en serio y está vez no me encuentro con las fuerzas suficientes como para aguantar sus tontearías de niña poco madura.

—Lelean.

La advierto, pero aún así me muevo y la empujó contra una pared a la vez que poso una de mis dagas sobre su cuello.

Ella mira hacia abajo y vuelve a mirarme a mi, y aunque la expresión de su cara muestra algo de asombro, podría asegurar que sigue sin tomarse esta conversación en serio.

—Mira guapa, tu e Iris me habéis traído aquí sin previo aviso y sin preguntar, así que ahora me vas a contestar a todas las malditas preguntas que te haga porque no sé qué mierdas pasará si me muero, pero como no contestes, la primera en saberlo serás tú.

Su risa me sorprende y a la vez me asusta. ¿Tan poco la importa su vida? ¿Qué puto problema tiene para no poder tomarse nada en serio? ¿No se da cuenta que aquí no solo se está jugando su vida?
Me surgen millones de preguntas para ella, pero se que no voy a poder hacer todas de golpe.

—¿Qué quieres saber?

Su repentina expresión seria vuelve a descolocarme, pero a su vez me vuelve a recordar mi pregunta principal:

—¿Qué le has dicho a Ragnar?

—Todo lo que sé —no tarda ni un solo segundo en responder—No creo que vaya a cambiar el destino de un muerto simplemente por conocer toda la verdad...

—Pero dijiste...

—¿Pasa algo?

Miro a mi derecha y veo a los tres hermanos que quedan en la ciudad, sin contar a Bjorn.

Veo como Hvitserk no aparta su mirada de mi daga y yo la aparto y la vuelvo a guardar en su sitio.

—Nada, que aquí la señorita Arlett cada vez se vuelve más buena a la hora de sorprenderme sin que yo me espere sus ataques.

Ella responde con una sonrisa, pero los demás solo asienten con la cabeza, como si no la creyeran del todo.

—Bueno —Ubbe rompe el silencio—, nuestra madre va a preparar un ritual para darnos suerte en el viaje, pero como sois nuevas la gustaría explicaron la dinámica para empezar, y así lo hacéis como los demás cuando os toque.

—Perfecto.

Lelean parece feliz y rápidamente se mueve hasta llegar al lado de Hvitserk, de manera que para no quedarme atrás yo también empiezo a caminar tras ellos, pero sin apartar la mirada de la espalda de mi amiga.

«Pero dijiste que contar el futuro que sabéis podría campar la trama, ¿Cómo es posible que se haya arriesgado a hacerlo?».

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—Solo quería que vinierais para que la celebración de mañana no os resulte muy extraña, aunque veo que estáis familiarizadas con nuestras creencias.