¿Estamos soñando? /Vikingos/

Capítulo 7

Arlett's PoV

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-Hola chicas, estáis preciosas -nos saluda amablemente la Reina cuando llegamos de nuevo a la sala esa-. Los chicos todavía no están, pero podemos sentarnos y esperar a que lleguen, no tardarán nada.

Sigo a mis amigas por la sala, y nos sentamos en las sillas que la Reina va separando de la mes. Y una vez que ya estamos acomodadas en ellas, yo no me muevo y espero a que ellas hagan algún comentario para ver por donde puedo sacar la conversación, ya que con toda la emoción que tienen de estar en la serie, no se han preocupado ni en decirme como debería actuar para que no se nos pongan a gritar cristianas ni me han situado un poco en contexto y situación, pero bueno, creo que ya he sacado un par de conclusiones que me pueden servir para salvarme el pellejo:

1.- Debo hablar de Dioses Nórdicos, no del Dios Cristiano.

2.- Los Dioses me dan la idea de que me encuentro en Noruega (Jesucristo, esto está muy lejos de España)

3.- Si estoy en Noruega, y en la época de los Vikingos, y me apetece sobrevivir, debería comportarme como una barbara y aprender a usar la espada y el hacha para intentar salir con vida en las batallas.

Así que espero que con esto me dé de sobra para llevar una conversación sin levantar sospechas.

-Bueno chicas -anima la Reina la conversación-, antes me habéis dicho que os gustaría formar parte del ejercito, y me gustaría saber que armas manejáis, ya que antes no vi que llevaseis.

Miro hacia Lelean e Iris y veo que se están lanzando una mirada que parece decir que no saben como salir de esa, ya que antes habían hablado tan convencidas y ahora no llevan ni una sola espada encima.

-Pues la verdad... -Lelean intenta salir del paso-, yo soy más de usar el hacha, ya que si tienes buena puntería no tienes porque acercarte al enemigo, puedes atacar desde la distancia.

-Pero si te quedas sin el hacha te quedas sin armas.

-No tiene por qué, siempre llevo una espada cuando voy al campo de batalla.

La Reina asiente y mira a Iris.

-Yo al contrario, soy más de espada, tienes más superficie para cortar y herir al adversario.

La reina vuelve a asentir y dirige su mirada hacia mí, pero me quedo callada hasta que me pregunta:

-¿Y tu qué arma usas?

Trago saliva y pruebo a ver como salir de ahí:

-Yo más que de armas soy más de cabeza, de mover los hilos y de tener estrategias planeadas para no tener que usar tanto las armas -la mujer no aparta la mirada de mí y parece que todavía quiere que diga más-, pero en cuanto a armas, aprendo rápido, y se usarlas lo suficiente como para defenderme en un campo de batalla.

La reina asiente con la cabeza, y cogiendo la copa de vino, o de cerveza o de lo que sea, nos sigue analizando con la mirada, pero ahora con una sonrisa dibujada en la cara.

-Realmente seríais un buen equipo en el campo de batalla -da un trago y continua-, pero bueno, yo opino y no se del tema -se ríe-, los que realmente saben son mis hijos... -se oye como las puertas se abren, y todas nos giramos-, los cuales acaban de llegar.

Involuntariamente suelto un poco de aire, aliviada por el hecho de que no ha recalcado en donde están nuestras armas, pues ya te digo yo que ninguna de nosotras hubiera sabido que contestar. Bueno, aunque puede que todavía tenga la pregunta en la cabeza y los que nos han salvado han sido sus hijos.