Capítulo 2

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Lelean's PoV:

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Una leve brisa empieza a entrar en la habitación, y empiezo a abrir los ojos a la vez que mis amigas.

Tardamos a acostumbrarnos a la luz, como de normal, pero cuando lo hacemos, nos miramos y nos damos los buenos días, aunque el dolor de cabeza por la resaca está presente en todas nosotras.

—Que noche más movidita —comenta Iris mientra se levanta dando un largo quejido—. Dios mio, no recordaba que la cama fuera tan incómoda.

Me incorporo y también siento un ligero dolor en la espalda, posiblemente por una mala postura.

Arlett es la última en levantarse de la cama, pero ella se pone de pie directamente y casi se cae al suelo.

—¿¡Pero qué narices le pasa al suelo!? —se que da mirándole fijamente y la toca separar el zapato de tacón de una de las rendijas de entre las tablas de madera— ¿Quien ha quitado la alfombra?

Arlett nos mira fijamente a todas para intentar adivinar quien ha sido la culpable.

—Yo que sé, para mover la alfombra deberíamos todas las camas, y aquí somos todas unas bajas —justifico claramente.

—¿Pues entonces donde está?

Me tiro otra vez sobre la cama, desesperada por el dolor de cabeza, y en cuanto poso la cabeza, me doy cuenta de que no tengo mi cómoda almohada bajo ella.

—¿¡Quién me ha cogido la almohada!? —grito molesta.

Mis amigas miran sus camas, y vemos que ninguna tiene almohada.

Nos miramos con preocupación sin saber que narices está pasando.

Arlett empieza a alejarse, como si estuviera investigando nuestra habitación, de modo que nosotras hacemos lo mismo, y nos damos cuenta de que esta no es nuestra habitación ni por asomo, aquí no hay ninguna de nuestras mesas de estudio, ni nuestra magnifica ventana, ni los tres colores de pared que diferenciaban las parte de la habitación que nos pertenecía a cada una, aquí no hay absolutamente nada de lo que hay en nuestra habitación.

—Chicas... —interviene tímidamente Arlett desde la puerta—, aquí afuera hay un bosque...

Me levanto cuanto antes para ver lo que está viendo mi amiga, y cuando me asomo a la puerta de la habitación, me quedo igual que ella, o incluso más asombrada, ya que pensaba que lo que decía Arlett era mentira.

—¡Me estás vacilando! —grito sin poder creerme lo que ven mis ojos.

Realmente estamos en mitad de un bosque, con la simple compañía de unos cuantos árboles, y el poco calor que hay en la cabaña en la que hemos aparecido.

Me vuelvo a meter dentro y empiezo a hacer memoria, para ver si soy capaz de recordar el cómo hemos llegado hasta aquí en una noche de borrachera. Pero como acabo de decir, estábamos borrachas, y al menos yo ya no me acuerdo de nada, y posiblemente mis amigas tampoco.

Me vuelvo a sentar sobre la cama en la que he aparecido, o sobre el montón de mantas, y me quedo callada, intentando concentrarme en algo, pero me resulta imposible por el terrible dolor de cabeza que me esta dando la maldita resaca.

—A lo mejor estamos soñando —dice Arlett—. O, a lo mejor yo soy la que estoy soñando y vosotras sois parte de mi sueño.

—O tal vez, yo soy la que sueño y tu eres parte del mío, y no yo del tuyo —contesta Iris—. Yo se que lo que veo lo estoy viendo yo.

¿Estamos soñando? /Vikingos/Where stories live. Discover now