¿Estamos soñando? /Vikingos/

Capítulo 15

Iris' PoV

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Pues nada, ya estamos otra vez en Kattegat.

Si es que así no se puede disfrutar de un fin de semana a solas con los chicos.

Puede que tenga todas las ganas del mundo y más para ver a Ragnar, pero eso sí, no tiene porqué quitarme la oportunidad de pasar tiempo con sus hijos.

Ahora ya sólo quedarán pocos días para que vuelva...

—Tenemos que salir.

Las palabras me salen solas, ni siquiera las proceso, tan solo las digo porque tengo la clara sensación de que no nos va a hacer falta esperar mucho, es más creo que va a llegar dentro de poco.

Lelean y Arlett me miran, y como siempre, solo Lelean me comprende.

—¿Estás segura?

Asiento con la cabeza y parece que a Lelean la han surgido treinta planes a la vez, ya que empieza a prepararse para salir.

—Lelean —la llamo la atención para que se detenga—, no hace falta correr, seguro que llegamos a tiempo...

—No es por Ragnar —mi amiga tiene otros planes porque no se detiene—, quiero hablar con Hvitserk y con sus hermanos.

Y sin más explicaciones, sale de la cabaña dejándome a solas con Arlett.

En un principio hay silencio y ninguna de las dos sabe que decir, pero ella tiene dudad, muy poco filtro, y muy poca paciencia con estos temas:

—Y ahora qué.

La miró ya que esperaba que la contase media serie, pero tan sólo hace una estúpida pregunta.

—Pues ahora salimos, esperamos a que vuelva Ragnar y disfrutamos de su gran discurso de regreso —recuerdo el momento de la serie y no me puedo creer que lo vaya a ver en directo.

Hago un gesto a Arlett con la mano para que me siga, y ambas salimos de nuestra cabaña y empezamos a caminar por las calles de Kattegat sin un rumbo fijo, pero sin pararnos.

Damos un paseo hasta llegar a la playa, donde nos quedamos unos momentos paradas mirando a la lejanía.

—Creo que podría acostumbrarme a esto —me acaba confesando Arlett al cabo de un rato.

—Pues claro que sí, este paisaje no se ve en todos lados, esto es típico de Noruega...

—En ese caso, puede que hasta me guste Noruega.

Me giro para mirarla y veo como sonríe al horizonte, como si fuera un paisaje que estuviera deseando ver desde hace tiempo y al final se la hubiera hecho realidad su mayor sueño de la vida.

—Yo creo que me acostumbraría —oímos la voz de nuestra amiga a nuestras espaldas y nos giramos ambas para ver a Lelean—, pero creo que me seguiría sorprendiendo todos los días cuando viera este mismo paisaje.

Se acerca y se sitúa a nuestro lado.

Yo la miro y me resulta extraño que haya vuelto tan rápido.

—Ha durado poco tu conversación con los hijos de Ragnar... —dejo caer para que nos cuente como ha ido la cosa y que les ha contado.

Lelean resopla y sube las cejas con gesto de decepción:

—No ha habido conversación, no he sido capaz de llegar a dar con ellos, de modo que no he podido decirles que va a llegar su padre y no puedo advertir a Hvitserk de que no va a matar a su padre incluso dijera lo que dijera.