Capítulo 28: La segunda cita

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ALLISON POV

En multimedia - Rude

-Vuelve a intentarlo y está vez, hazlo bien Allison.

Sobreexigirse nunca es bueno, pero alguien como yo, que toda su vida se ha exigido hasta el cansancio, no se puede rendir tan fácilmente. Así que vuelvo a tocar el piano, pero la inspiración no fluye.

Es verdadera aquella frase que dice: »podemos expresar muchos sentimientos con una simple nota musical« pues para entender a un músico, solo debes entender su música.

Pero es en estos momentos que no logro entenderme a mi misma. Pero el que alguien más logre entender el como me siento, es algo que no puedo lograr conciliar. Porque esa persona me conoce mucho más de lo que yo hago y también sabe comprenderme. ¿Cómo es posible que alguien sepa comprender tus sentimientos y sentir cuando ni tu mismo los entiendes? Eso es lo que llevo preguntándome desde que conocí a Melanie Dashton.

Mis pensamientos se dispersan en esa chica que logro revolucionar mi mundo entero con su llegada. Pero yo soy alguien que le gusta el orden y nada de alborotos. »Tener todo bajo control« era mi lema, pero justo después de que ella llego a mi vida, tuve que recordarlo y recordarme esos límites que no se pueden sobrepasar. No, a menos de que quiera perder.

-Una vez más.

Sigo tocando el piano y para que la inspiración fluya libremente, cierro mis ojos y me dejó llevar por las melodías que empiezo a crear en base de la recreación de mis dedos. Me ha servido cerrar mis ojos, pues ahora la inspiración fluye sola y he podido olvidarme del mundo. Es en estos momentos cuando toco el piano, que empiezo conocerme y a descubrirme a mi misma. Es mi momento de intimidad dónde solo estoy yo y nadie puede arruinarlo. Absolutamente nadie.

¿Pues a quién carajos se le va a ocurrir venir al salón de música en la tarde después de clases?

Los viernes solían ser días en los que muchas personas venían a tocar en el salón de música, ya sea para ensayar o tocar. Pero a mí me gusta la privacidad, por lo que, tenía que venir cuando no había absolutamente nadie en el salón, para sentir la paz y tranquilidad que necesito. Los lunes, martes y miércoles son días en los que debemos venir todos si o si, a practicar y ensayar. Pero los viernes son mis días a solas y por ende, tuve que luchar mucho por conseguir este día para mí sola sin que nadie más viniera a irrumpir mi momento a solas.

Aunque al principio al profesor de música, no le pareció la idea y se negó rotundamente. Ya que el salón de música es para todos, al final termino aceptando y dejando que todos los viernes solo yo pueda tocar, prácticamente ese es mi privilegio.

Pero por la jodida puerta aparecio alguien mandando al carajo mi momento a solas.

Una rubia muy peculiar entro por aquella puerta.

Ivonne Hadson.

La examiné de arriba hacia abajo, mientras esbozaba una mueca. No podía tratarse de alguien que no fuera ella, por supuesto. Ya lo suponía.

Camino con su guitarra olvidándose del mundo y olvidándose de que aquí, había una persona que la miraba en las penumbras de la oscuridad. Pero en cuanto se dió cuenta de que aquí estaba yo, corrió cual Flash y se puso a mi lado. Dejó su guitarra a un lado mientras me miraba embobada y con la misma sonrisa que suele hacer Melanie cuando me ve. Aunque claro que las sonrisas de Melanie son más tiernas y, espera un segundo... ¿Por qué hago comparaciones con estas dos?

-H-Hola Allison -me saludo con esa sonrisa que me recordaba a las de Melanie.

Aunque Ivonne tiene cierto parecido físico con Melanie, nunca las relacionaba por eso. Sí, las dos tienen el cabello rubio, y son algo torpes. Pero la actitud que tienen conmigo, es lo que me hace relacionarlas entre si. Las dos son tiernas, debo admitirlo, pero Melanie Dashton es aún peor.

Dos Corazones, Una Apuesta Where stories live. Discover now