❅ Capítulo 12

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Recorde aquellas historias espeluznantes sobre el pantano. Que si entrabas ahí ya no regresabas. Esas historias ponian los pelos de punta a cualquiera. Pero lo que más me sorprendia de aquel pantano eran sus plantas mágicas. Siempre he soñado con ir a ese sitio. Hasta pude haber ido la noche pasada que fui en busca de Jack. Pero simplemente mi cobardía me gano. Sin embargo nunca descarte la idea de ir al pantano.

Ya no estaba sorprendida por aquella Sombra de Luciérnaga. La Sombra de Luciérnaga dejo caer a mi mesita de trabajo una pequeña carta. Después sus alas revolotearon y se dirigió a la ventana para escapar.

La cartita estaba ahí. La desdoble y leí el breve mensaje "Ve al pantano"

Al principio creí que era una broma. Esta estrictamente prohibido ir ahí. Además aquellas historias de horror aun las tengo en mi mente. Tal vez Jack me había mandado la cartita. ¿Por qué querría que fuera al pantano?

Doble la cartita y la guarde en el bolsillo de mi pantalón. En ese instante entro el Señor Hans.

- ¿Ya acabaste?.- Mis manos temblaron. El nerviosismo se apodero de mi.

- Me falta poco.-

El Señor Hans dio un suspiro de fastidio y se sento a mi lado. En su mirada solo se veia furia.

- Debo hablar contigo.- Murmuró al fin. Me puse tensa, porque pensé que ya había descubierto el plan.

- Lo que usted diga, Señor Hans.-

- Ya, ya no te portes como si te fuera a pegar.-

- ¿No lo va a hacer?.-

Hizo un gesto de fastidio.

- Tienes que decirme algo.-

- ¿Qué cosa?.-

Después se enderezó y sus dedos jugaban. Parecía tenso.

- ¿Qué fue lo qué grito Rapunzel en la enfermería?.- Me quede muda. Un escalofrío recorrió mi espalda. Me acorde de la escalofriante mirada de Mamá Olga. Sus ojos brillantes de maldad.

- No grito nada.- Conteste consumida por el miedo.

- ¡Claro que grito algo! Dime que dijo.-

- Es enserio no grito ninguna frase.-

- ¡Por el amor de Dios! ¡Juro que escuche algo! Dimelo Elsa.- Yo solo me puse cabizbaja.

- Pero no gritó nada, ninguna palabra en especial, Señor Hans.-

- Olga te ordeno que no me dijeras nada. ¿Verdad? ¡Lo sabía! ¡Maldita desgraciada! No me quiere dejar nada. ¡Nada!.- Entonces se puso serio y su mirada reflejaba tristeza.

- Yo fui una persona joven como tú Elsa. Era un galan para las chicas. Siempre ayudaba a mi familia. Trabajaba en una carnicería. Pero desde que mis padres fallecieron tuve que encontrar otro empleo. ¡Maldito sea el día en que elegí este Orfanato! Jamás debí dejarme llevar por la muerte de mis padres. Mi madre fue una dama, muy elegante y educada. Mi padre un caballero a todo momento y comprensivo, un gran señor que jamás cometio alguna falta. Espero que cuando crezcas, seas alguien en la vida. No un criminal, ni contrabandista, ni un asesino...- Las lágrimas de sus ojos querian salir. - M-mis padres no estaran orgullosos de lo que hice hace algunos años, los decepcione. Ahora siempre tengo pesadillas de lo que paso, esto es una tortura...-

No tenía palabras. No sabía que decir en ese momento. Solamente me limite a observarlo. ¿El Señor Hans es una persona buena? Siempre lo he pensado.

Entonces con la manga de su súeter se limpió las lágrimas. ¿Qué falta cometió el Señor Hans hace años?

Puso su rostro serio y me observo con fríaldad.

- Mañana por la mañana los doctores vendrán por Hiccup. Hasta entonces nadie puede salir del dormitorio. Nadie. Ya no te dejo cenar, vete a tu cama. Y mucho cuidado con hablar de esto con cualquiera de tus amigos revoltosos.- Asentí con inseguridad. El Señor Hans me agarro del cuello de mi blusa bruscamente y en su mirada se notaba la furia.

- Ni una palabra, Elsa, ni una palabra. O te juro que todas las noches estaras limpiando los surcos.-

- Esta bien Señor Hans. Ni una palabra.- Me solto y me jalo del brazo. Salimos del cuarto de jornadas y por la ventana pude ver una tenue luz dentro de la enfermería, tal vez Mamá Olga se encontraba ahí. Don Carlos estaba afuera en su mecedora. El viejecillo estaba dormido tranquilamente.

Llegamos al dormitorio y el Señor Hans se fue. Me dolían las tripas por el hambre. Es malo quedarse sin cenar. Me recoste en mi cama y quería llorar. Pense en lo que me había dicho el Señor Hans. Entonces llegan mis amigos.

- Elsa ¿Qué tienes? .- Me pregunta Eugene.

- Tengo hambre.- Me excuse.

Mérida y Eugene sonrieron y de sus bolsas extrajeron pedazos de pan.

- Toma.-

Los tome y comí rapidamente. Después les enseñe la cartita con la indicación. Mis amigos me miraron con preocupación.

- Es peligroso.- Me dijo Mérida.

- ¿Estas segura de ir al pantano?.- Me pregunto Eugene.

- Sí, muy segura.- Contesté firmemente. Todo esto se complicaba más para nosotros.

.......-.-.-.
7w7 Nota: El Señor Hans se puso a trabajar en el Orfanato cuando cumplio 17 años, ahora tiene 40 exactos.
¿Qué encontraron en este capítulo?
¿Quién habrá enviado la cartita?

Sombras de Luciérnagas    ✭☽ Jelsa ☾✭ (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora