—Si queréis, os podemos llevar —ofreció John B. Lee asintió con la cabeza.

—Tenemos que ir a lo de Servicios Sociales —la pecosa explicó, aunque realmente no era necesario.

Kie y Pope asintieron.

Eran las 10 y media, así que todavía les quedaba un rato para tener que marcharse. Lee aprovechó para darse una ducha rápida y vestirse. Abrió la puerta del baño, dispuesta a salir, justo al mismo tiempo que la chica que estaba con JJ salió de la habitación.

—Si necesitas ir al baño, está aquí — dijo la pelinegra y le sonrió a la chica, que negó suavemente con la cabeza, sonriendo también.

Ashley entró en su habitación y se paró frente a su espejo, analizando su cara. Tenía ojeras. Muchas ojeras. Soltó la toalla que tenía enrollada al pelo y dejó caer su melena, todavía mojada, por su espalda.

Cuando se había terminado de peinar, salió de nuevo al salón, donde sus amigos estaban cada uno a lo suyo: JJ y Pope estaban pasándose una bola de papel, Kie sentada con la mirada clavada en el techo y John B preparando el desayuno.

—No os quejaréis. —El pecoso señaló la comida que había preparado. Los otros cuatro lo miraron algo perplejos, ya que no era común en John B cocinar. Mucho menos por la mañana.

—¿Y esto a qué se debe? —JJ se acercó a su mejor amigo y pasó un brazo por sus hombros. Como si hubiera tenido la idea del siglo, el rubio curvó las comisuras de sus labios hacia arriba. —¿Triunfaste anoche?

—No, JJ. —John B puso los ojos en blanco. Su hermana sonrió ante la situación y se acercó a la mesa. Estaba muerta de hambre.

Estiró la mano para coger un trozo de pan, ganándose un manotazo por parte de John B y una carcajada burlona por parte de JJ. Ella se limitó a soltar un «¡au!» y a mirar mal a ambos.

—Te esperas, el primer trozo lo cojo yo —murmuró John B. Lee entrecerró los ojos.

—Perdón, no sabía que teníamos diez años otra vez —protestó mientras arrastraba una de las sillas hacia atrás, para poder sentarse. Sus amigos la imitaron y, cuando todos estuvieron sentados, comenzaron a comer.

La conversación estaba siendo de lo más estúpida, ya que era una discusión sobre quién aguantaría más en un apocalipsis zombie.

—Pope muere el primero. —John B habló con obviedad.

—Yo soy el que más puede aguantar, he visto muchísimas pelis de zombies. —JJ sonrió, triunfante. Kie y Lee se miraron, divertidas.

—Aguantarías porque no tienes cerebro para alimentarlos —dijo la pecosa, haciendo reír a sus tres amigos. JJ, que estaba sentado a su lado, puso su mano en la cara de Lee y la empujó suavemente.

—Yo creo que la que aguanta hasta el final es Lee. —Kie la señaló.

—Definitivamente, nosotras dos sobreviviríamos —concordó ella, a lo que Kie asintió. Pope hizo una mueca.

—Pero si luego os da miedo matar cucarachas.

—A ti también te da miedo —respondió John B.

—Tú morirías el primero. —Lee señaló a su hermano. Kie, Pope y JJ, asintieron. Él les sacó el dedo, sonriendo.

No tardaron mucho en terminar, ya que Lee y John B tenían algo de prisa. Todos salieron de casa, todos en dirección a la furgoneta, salvo JJ, que tenía su moto.

Los hermanos Routledge habían dejado a Kie y a Pope en sus respectivas casas y ahora se encontraban de camino al ayuntamiento. Sabían que lo que iba a pasar, no iba a ser precisamente agradable.

fearless || jj maybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora