•Capítulo 5•

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"Puede ser un secuestrador que quiere adueñarse de mi cuerpo puro y cristiano"

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"Puede ser un secuestrador que quiere adueñarse de mi cuerpo puro y cristiano"

Por séptima vez en quince minutos, el lápiz se me cae y rebota en los azulejos del suelo. Pongo los ojos en blanco cuando lo recojo y dedico mi vista a la libreta abierta en la que he tratado un sinnúmero de veces realizar la nociva desigualdad algebraica.

Las matemáticas son parecidas a algunos hombres: no sirven para nada; y las odiaría, pero son tan feas que, por lo confirmado, la vida ya las odió primero.

--Emma, --por el rabillo del ojo distingo como papá apoya todo su peso en el marco de la portilla del comedor. --cuando acabes ahí ve a hacer lo que te faltó. --señala, con la expresión más enojada que le es posible.

Y por "hacer lo que te faltó" se refiere a fregar.

Dios, yo debería lavar dinero, no platos.

Aunque de alguna forma me lo merezco, quizás esto me enseñe a que debo mantener el móvil lejos de las cenas familiares, evitando bajo total responsabilidad enviar mensajes o audios, y más si son a Brinn contándole explícitamente mi último incidente escolar.

Se puede decir que enterarse de que me expulsaron no fue una noticia bien recibida en casa. No los había visto así de enojados desde la última visita de la tía Margarita, cuando puse por los bordes del váter pegamento y ella quedó enganchada, literalmente.

Por fortuna, esta vez, no me quitaron ningún aparato electrónico, sólo quedé obligadísima a barrer el patio, fregar los trastos, limpiar el baño y nada de fiestas por dos semanas.

Considero que lo de las fiestas resulta incluso ofensivo, después de todo, ¿a cuál iría? Paso tanto tiempo en casa que debo oler a guardada.

--Voy papi. --indico, poniendo mis mejores ojitos de niña buena y hago un puchero irresistible; hoy no hay una fiesta pero si hay una invitación al cine; se que con mamá jugar sucio no funciona, pero él siempre cae porque soy su hija favorita, bueno, soy su única hija. --Sé que hoy me comporté horrible y que me dijiste nada de fiestas por dos semanas pero...--me callo, dejando que la respuesta vuele en el aire como Matías Pérez y encojo los hombros.

--¿Pero? --levanta una ceja.

--Brinn y yo íbamos al cine hoy, hemos estado planeandolo por días, va a salir uno de esos estrenos que hay que ver a la primera antes del spoiler, no es una fiesta, por favor. --suplico. --Apenas son las ocho --recuerdo apuntando hacia el reloj digital del microondas. --y volveríamos antes de las diez. Yo nunca salgo papi, es sólo por esta vez, ¿si?

Sonríe dulcemente sin mostrar los dientes,--Cariño, claro, --y se acerca para dejarme un casto beso en la frente, estoy a punto de hacer mi ridículo baile de la felicidad cuando agrega: --que no.

Mis Malditos Vecinos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora