•Capítulo 19•

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"Quisiera volver a nacer y arruinar mi vida de maneras diferentes, tengo nuevas ideas"

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"Quisiera volver a nacer y arruinar mi vida de maneras diferentes, tengo nuevas ideas"


-—No puedo creer que no tengas novia.

La estirada mano femenina vuelve a acariciar por novena vez la de Jaden, dándole un ligero y tierno apretón, mientras le delínea con la yema de la otra, los restos brillantes del salivoso beso que le ha dejado estampado en el cachete con su labial rojo pasión.

—Ni yo.

El pelinegro expulsa una tajada de aire por la nariz que remueve algunos mechones de cabello que se le han pegado a la frente, haciendo que estos rocen, durante la caída, la carne expuesta y desnuda de su cuello, antes de meterse en la boca el último pedazo de tarta de chocolate de su plato, ensartándolo con maestría en el tenedor.

—Si tú eres tan lindo, guapo, inteligente, bondadoso...

Jaden deja de lado el tenedor y la mira, sus ojos adorándola antes de hacer un ademán de afirmación, muy serio.

¿Bondadoso?

Aprieto mis labios para retener la risilla que me muero por dejar salir.

Si, si, si, Jaden es tan bondadoso que cuando hace una fiesta, con sus hermanos, pone la música a todo meter para que los vecinos la escuchemos desde nuestras camas. ¡No necesitamos ni ponernos de pie para sentir el espíritu festivo!

—-Eso mismo digo yo.

Mis ojos se ruedan con fastidio escuchandolo ser por primera vez engreído, pero la acción se desbarata cuando su mirada se clava en la mía por unos instantes y la convulsión en cada una de mis extremidades me recuerda lo que acabamos de hacer hace apenas minutos en el sofá de su sala.

Mis mejillas se calientan, y me sonrojo patéticamente cuando esa calentura se expande por toda mi cara.

Trago grueso, pasando la pesada bola de saliva, permitiendo que mis dientes rumeen la carne blanda de dentro de mi boca.

Él parece notar mi nerviosismo, porque hace revolotear sus largas pestañas, lamiendo con la lengua ávida algunos restos del chocolate en su boca, antes de dispararme a quemarropa una de esas sonrisas apocadas, sin mostrar los dientes que tranca el aire de mis pulmones, luciendo demasiado adorable...

Espera, espera, espera. ¿Desde cuándo tacho de adorable sus sonrisas? O, mejor aún, ¿desde cuándo me importa que las haga? ¡¿Desde cuándo me fijo tanto en Jaden?! ¡Él es como una pared en blanco que es incapaz de proyectar nada! ¡Él es música suave y yo no sé bailar!

Quizás desde que te le lanzaste como pinche urgida a pegarle el besote ese en la boca y luego permitiste que te desflorara en su sofá. Es como ir a la panadería a por pan y terminar palpándole la flauta al panadero. O sea... ¡No tiene ningún sentido, así que vete a un manicomio, maldita loca!

Mis Malditos Vecinos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora