•Capítulo 18•

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Capítulo con contenido +18 :)

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"Extraño aquella época en la que mi única preocupación era tratar de colorear sin salirme de la rayita"

El agua de la bañera se ha encargado de cubrir la mayor parte de mi cuerpo, sólo dejando a flote el comienzo de mis hombros, mis manos y la cabeza.

De no ser por el: "ahí va el bombón que representa al barrio" de mis vecinos cada vez que me ven salir, juro que me hundo, que me dejo ir como gorda en tobogán.

Con las últimas tres gomitas con la imagen de ositos rebotando en la cavidad interna de mi boca trato de arrugar, con ambas manos, el paquetito de nylon que las contenían formando una bolita mojada, malhecha e improvisada, que trato de aventar de lleno en el cubo de basura, pero como la mala suerte is my passion, cae fuera junto a mis otros tres intentos fallidos.

Rechino los dientes poniendo los ojos en blanco analizando el lugar donde ya he montado un desastre, y siguiendo por esa línea, elevo la mirada hasta que vislumbro el espejo ovalado colgado en la pared que proyecta cada uno de mis aspecto, tan descuidados y desprolijos.

Yo no sé cómo le voy a hacer, pero me da muchísimo miedo que mi futuro dependa de mí porque lo único que se me da bien es ingerir alimentos cada quince minutos y tomar siestas como oso en plena hibernación.

Solución sencilla para ti, Emm, cásate con Jordan, así te ahorras un par de problemas y en cuestión de hombres te relajas un poco, al final todos son iguales y están cortados con la misma tijera. No olvides que no es lo mismo llorar en una mansión de cientos de dólares que en una casita construida a base de palos y maderas. Tú sé puta, pero no pendeja.-—y esos son los maravillosos consejos que me da mi cabeza 24\7.

El sonido estrangulado y fastidioso del teléfono inalámbrico de mi casa cascabelea sobre la enorme alfombra de felpa en el piso del baño, inmiscuyéndose molestamente en mis oídos. Tomo el aparato entre mis manos y viendo de quién se trata es imposible no formular una pequeña sonrisita.

-—Oigo.

-—¡Maldita perra!—-gruñe y grita desde la otra línea, y en un gesto de puro infantilismo hace sonar varias teclas de su teléfono a la vez provocando un sonido pesado.

—-Joder, ¿es que acaso llegó el día de la independencia y no me enteré?—-suelto una risa corta.

-—Ya te conseguiste a otra, ¿no es así? ¡Eres una maldita! Porque si no te llamo, tú no me llamas. De saber que mi mejor amiga iba a ser tan ingrata me hubiese ahorcado con el cordón umbilical para así no nacer...

Brinn.

¿Todas tenemos una amiga así de dramática o es sólo la mía?

Me las ingenio para salir de la ducha y enroscar el cuerpo dentro de la toalla, encaminándome a mi cuarto.

Mis Malditos Vecinos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora