°Capítulo 20°

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DESCONOCIDO

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DESCONOCIDO

DOCE HORAS DESPUÉS

Ya lo dijo LaVey: "En el mundo sólo hay lugar para los fuertes y poderosos".

Eso es justamente lo que nos enseñaron desde que nuestros ojos vieron luz por primera vez.

A no conformarnos con ser simples hijos de puta si podíamos ser los hijos de puta más grandes y duros.

<<Y este pueblo pronto lo sabrá muy bien>>

Tenemos las manos manchadas de sangre pero la conciencia limpia.

<<Por ahora va una víctima>>

Y las que nos faltan.

Los padres deberían cuidar bien de sus hijos, pues nosotros nunca descansamos y quién no está en guardia puede ser muy fácilmente sorprendido.

Nuestra más bonita habilidad es hacerles creer que somos como ellos.

Que no somos monstruos...

Monstruos camuflajeados que se regodean con su destrucción.

Camino como alma que se lleva el diablo por el pasillo en dirección al ático, hasta que el pendejo sentado frente a la tele todo comodote exalta mi típico humor de perro.

Las ganas de cogerlo por el cuello y aplastar su cabeza contra la pared se derriten como lava caliente por mis venas, pero me controlo.

<<Lo necesitamos>>

Cierto.

Carraspeo captando su atención.

-—¿Ya despertó?

Asiente y aclara:

—Gritando.

Eso no me gusta.

De mis labios sale un bufido.

Las bestias nos descontrolamos fácilmente con los juguetes que chillan porque nos recuerdan a pequeñas presas muriendo y yo no la puedo matar, todavía no.

Debí acceder a ponerle la mordaza cuando él lo propuso, pero la vi tan moribunda y frágil que fui tan cabezota como para ceder.

-—Pero él la está haciendo callar.—se apresura a decir, seguramente por la fea expresión proyectada en mi cara.

-—Bien.

Le doy la espalda a punto de irme, más su voz me detiene:

-—¿Lo haremos esta noche?

-—Si.

-—Entonces no la dejes muy cansada.

Inclino la cabeza de lado y lo miro con indiferencia, sonriendo burlón.

Mis Malditos Vecinos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora