Por lo que sabía, Aries tenía una beca y June pagaba la matrícula completa. De todas formas, debía ser muy caro.

—Bueno, todos sabemos que eres el listo de la familia —espetó con tono divertido—. En mi caso, si pusiera más aquí dentro, explotaría —comentó, girándose al tiempo que se señalaba la cabeza. June parecía bastante resignado en cuando a sus capacidades académicas.

Mars se le quedó viendo, tuvo ganas de decirle algo, pero se interrumpió cuando escuchó la voz de Aries en el patio.

—Vamos tía, se tiene que ir pronto y se lo quiero presentar al tío Mars —comentó, tirando del brazo de un sonriente chico blanco con cara de pijo. A Mars le cayó mal nada más verlo, pero trató de controlar su expresión.

"Eres el tío cool" se repitió, mientras veía a la pareja subir.

Luego se dijo que su sobrina era una chica lista porque había llevado a su novio al departamento con la excusa de presentárselo y arreglárselas para evitar el interrogatorio de Diana, quien debía volver a la panadería pronto.

—¡Ari! ¡Tonta! —espetó June, quien prácticamente lanzó el mando de la tv a un lado y saltó como un rayo hacia la habitación. Mars sonrió, el muchacho estaba usando solo sus boxers y una playera que, estaba seguro, no le pertenecía.

—Tío, este es mi novio Randy, se quedará por aquí un momento mientras la tía se va a trabajar —ella ni siquiera ocultó sus intenciones, luego gritó hacia la habitación, dejando a su novio parado en la puerta. Si que era lista, porque no lo invitó a pasar—. ¡June! ¡Sal a saludar! —espetó.

—¡Estoy ocupado! —gruñó el muchacho desde el otro lado de la puerta.

—¡Mocoso! —gritó ella y se dirigió a la habitación.

—Hola —el tal Randy le saludó con una sonrisa en la cara y le extendió la mano. Mars devolvió el saludo, porque se habría sentido mal al ser grosero con un chiquillo de diecisiete o dieciocho años, pero en serio no le agradaba.

El había tardado mucho en darse cuenta, pero siempre que encontraba ciertas características en las personas, le parecían desagradables. Concretamente, si esas personas tenían gestos o rasgos que le recordaran a Harry, prefería evitarlos, aunque se tratara de buenas personas.

—Hola —respondió.

El muchacho echó un vistazo dentro del departamento, pero no dio señas de querer entrar, en cambio, se quedó respetuosamente fuera en el pasillo al que daban las escaleras. Si te volteabas desde ahí, se podía ver el patio.

—Que linda camisa —comentó el chico. Mars levantó una ceja.

—Gracias, supongo —luego se giró hacia la puerta de la habitación, que se abrió bruscamente. Desde ahí salió Aries, tirando de June.

—¡Saluda! —espetó.

Con curiosidad, Mars notó que June se había puesto otra playera y traía pantalones de pijama. Ambos le quedaban enormes.

—Hola Randy —masculló, evidentemente incómodo. Randy no se dio por aludido.

—¡Hola! —espetó una nota más alto que cuando saludó a Mars—. ¿Por qué no has ido a las clases de pintura? Se te extraña allá —comentó, mirándole con interés. June soltó un resoplido.

—Lo dejé, no me daba la cabeza para tantas actividades —espetó y luego regresó a su lugar frente a la televisión. Aries soltó un gruñiso y se dirigió hacia Mars, haciendo una larga introducción entre los dos. Se notaba que su personalidad se había vuelto muy diplomática, no le sorprendía, teniendo en cuenta la escuela a la que estaba asistiendo.

El instante más hermoso de la vidaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora