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Cuando Harry llegó hasta la sala de espera se llevó una grata sorpresa. James y Albus se apresuraron en llegar hasta él y abrazarlo fuertemente. Harry cerró sus ojos impregnándose del calor de sus hijos, de la ausencia de su mujer y sus ojos no aguantaron contener el llanto.
― ¿Cómo está mamá? ¿Qué sucede, papá? ― Preguntó James escrutando el rostro de su padre con el terror reflejado en el suyo propio. Harry miró a sus dos hijos depositando cada mano en los hombros de los niños.
― Hay un avance en la salud de Ginny ― Informó y miró a todos los presentes que dejaron escapar un suspiro de alivio ― El sanador dice que debemos ser mesurados, hay que mantener la calma y esperar los nuevos diagnósticos ― Explicó con la voz quebrada ― Ella despertó y me pidió agua, aunque permanece inconsciente ― Sonrió ― Debemos ser cautos y esperar ― James miraba con atención a su padre y él le devolvió una sonrisa tranquilizadora.
― ¿Cómo es que ustedes están aquí? ― Preguntó Harry sonriendo.
― McGonagall nos dijo lo que había sucedido y el tío Ron fue por nosotros.
Luego de un rato la familia se dispersó, algunos fueron a la cafetería del hospital, otros volvieron a casa como los señores Weasley. Arthur no volvió a dirigirle la palabra a Harry. En la sala de espera solo estaban Harry, James, Al, que estaba medio dormido, Ron, Dan y Bonnie.
― ¿Por qué tienes sangre seca en la nariz? ― Preguntó James a su padre. Ron carraspeó nervioso y cruzó una mirada con Harry. Evidentemente el abogado se había olvidado de ese percanse, con la manga de la camisa intentó quitarla.
― Estaba un poco nervioso cuando llegué al hospital y choqué con la puerta...
― Pensé que no me ibas a mentir más ― Sentenció el muchacho.
― James...
― Tu abuelo le pegó ― Intervino Bonnie. James abrió los ojos impresionado, Harry fulminó a Bonnie y Dan carraspeó nervioso.
― Controla a tu novia.
― Responde debidamente a las preguntas de tu hijo ― Replicó Dan cortante. Suspirando Bonnie se levantó sin antes besar a Dan y decir que iba a la cafetería, cuando pasó por el lado de James le guiñó un ojo y revolvió el cabello de Al.
― ¿Vamos por un pastel? ― Albus inseguro miró a su padre y éste asintió.
― Pero quiero ver a mamá ― Protestó Albus. Harry se levantó y luego se arrodilló frente a su hijo.
― Te prometo que en cuanto tengamos noticias de tu madre iré por ti si aún sigues en la cafetería, pero debes comer algo.
― ¿Me lo prometes?
― Lo prometo ― Al asintió y Harry le agradeció con la mirada a Bonnie.
― ¿Cómo es que tú estás aquí con tu amiga? ― Preguntó James a Dan cuando Bonnie y Al abandonaron la sala.
― Novia niño, esa mujer es mi novia ― Le corrigió el actor guiñando un ojo.
― Claro ― Asintió ― En tu última carta decías que no ibas a estar aquí hasta agosto...
― ¿Te molesta que esté aquí?
― Por supuesto que no, dado que al parecer cuidas mucho mejor a mi madre de lo que mi propio padre me prometió que haría ― Harry resopló y deslizó sus manos en los bolsillos del pantalón.
― James, es suficiente por favor. Sé que prometí...
― Promesas, papá, tú solo prometes y jamás cumples nada.
― Entiendo que estés molesto y preocupado por tu madre, hijo. Estoy seguro que ella se pondrá bien...
― ¿Sabes? Antes con solo escuchar esa frase habría creído que todo estaría bien, pero el problema es que ya no confío en ti. ¿Cómo pudiste permitir que le pasara algo así a mi madre? ― Harry se sentía disminuido mientras escuchaba a su hijo ― Si tú no te hubieses largado con otra mujer jamás hubiese pasado esto. Si tú no hubieses abandonada a tu familia, esa maldita mujer no habría tomado una estúpida venganza contra mi madre que por poco la mata...
― James...
― ¡¿Qué?! ― Exclamó perdiendo la paciencia. Dan y Ron parecían querer salir de la habitación para darles privacidad a padre e hijo, pero no eran capaces de mover sus pies.
― Lamento tanto lo que pasó con Ginny, no te imaginas...
― ¿En serio lo lamentas? ― Inquirió ― Pues no creo que sirva de mucho ahora, ¿no?
― James, amigo ¿Por qué no vamos a comer algo? ― Intervino Dan levantándose.
― Tú no te metas, estoy hablando con mi padre ― Repuso James cortante.
― Claro, solo lanzaba ideas ― Murmuró Dan sentándose otra vez. Ron miraba a su sobrino con las cejas alzadas.
― ¿Al menos la relación que tienes con mi madre está bien? ― Ron carraspeó, Dan frunció el ceño y Harry se apoyó en la pared cerrando sus ojos.
― Tu madre no quiere verme ― Murmuró a modo de respuesta. James aflojó el nudo de la corbata del uniforme del colegio, miró a su padre furioso. Se levantó y lo enfrentó.
― No la puedes culpar. La engañaste y te largaste de nuestra casa. Te puedes ir olvidando del premio a mejor esposo y padre, porque no lo eres ― Ironizó ― ¿Vas a cumplir alguna vez una de tus innumerables promesas, papá?
― Sé que estás molesto conmigo ahora y lo entiendo, pero quiero que sepas que haré todo lo que esté en mis manos por sacar a tu madre de este lugar...
― ¿Otra promesa, papá?
― ¡Dios, James! Necesito que creas en mí...
― Ese es el problema, ya no creo en ti. No confío ― Harry miró a su hijo desesperado. Estaba hundido en el infierno, cada golpe emocional de esa tarde era más doloroso que el anterior. Quería que por una vez, en ese último tiempo, las cosas funcionaran. Deseaba refugiarse en los brazos de Ginny y que ella le susurrara al oído que todo estaría bien, era la única que conseguía transmitirle esa paz que tanto añoraba.
En ese momento Ron se levantó y apoyó ambas manos en los hombros de su sobrino. Consideró una buena señal que él no se retirara.
― Creo que es tiempo de mantener la calma ― Dijo ― Debemos esperar los resultados de los análisis de tu madre, campeón ― James asintió, pero jamás dejó de mirar a su padre.
― La mayor parte del tiempo me encuentro deseando que tú habrías sido un mejor padre, tío ― Harry dejó de respirar por un momento. Habría sido fácil huir de esas palabras que parecían eco en su mente, pero no podía. Tampoco pudo contener las lágrimas y se odió aún más. Ni siquiera tenía valor para alzar la mirada y hacer contacto visual con la castaña de James tan parecida a la de Ginny.
― No vuelvas a decir algo así James, nunca más ― Lo reprendió Ron, molesto.
― Es verdad. Cuando él se fue quien se quedó con nosotros fuiste tú, quién nos vio llorar fuiste tú mientras él se daba la gran vida con otra mujer del brazo. Cada vez que escuchaba llorar a mi madre por tu maldita culpa te despreciaba, te odiaba. No entendía como el hombre que siempre había sido para mí un héroe se estuviera comportando como un...
― James, basta ― Lo cortó Ron.
― Cuando nos fuimos a Hogwarts estaba asustado por Al, no quería que pasara lo mismo que yo cuando fui la primera vez. Todos querían saber de ti, o de las reliquias de la muerte. Pensé que con Al iba a pasar lo mismo, pero una vez más tú nos arruinaste la vida ― Harry sollozó, pero se alegró que nadie se diera cuenta ― La pregunta ya no era ¿Qué se siente ser hijo de un héroe? La pregunta bastante cruel era ¿Qué se siente ser un bastardo? ― James también lloraba, pero no le importaba. Tanto tiempo conteniendo esos sentimientos que debía llegar el momento para exteriorizar toda la rabia y el rencor. Tampoco sentía alguna especie de clemencia al ver a su padre tan destruido por sus palabras, él se lo merecía y si algo le ocurría a su madre jamás se lo iba a perdonar ― ¿Qué crees que respondió Albus? ― Inquirió retóricamente ― Al puede ser ingenuo e introvertido, pero entiende absolutamente todo. Esa noche no dejó de llorar, no entendía porque nos habías dejado tan desprotegidos, sin embargo sostuvo firmemente que su padre, el gran héroe, iba a solucionar todo. Lloró aún más cuando se dio cuenta que ese héroe ya no existía ― Harry se llevó las manos al rostro e intentó borrar toda huella de lágrimas, con decisión se acercó a su hijo y lo tomó de los hombros.
― Sé que he cometido mil errores con ustedes, sé que no los merezco, que cada desplante que reciba es justo. No me importa recibir golpes de tu abuelo si sé que con eso los tengo de nuevo en mi vida, yo...
― Ya no sé si quiera que formes parte de mi vida ― Harry sentía como la vida poco a poco se iba, lo abandonaba.
― Dame una oportunidad, hijo, te lo suplico...
― Nunca me dio vergüenza ser tu hijo. Estabas en un pedestal, papá. Nadie era mejor que tú, si tenía pesadillas cuando despertaba estabas tú y entonces todo estaba bien. Si me caía tú corrías para levantarme, si lloraba secabas mis lágrimas, pero el caso es que ya no eres ese hombre. Te admiraba, quería ser como tú cuando fuera grande, quería una familia como la que tú y mamá me dieron. Soñaba con el mundo que me diste, por el cual luchaste cuando eras jóven, pero ¿De qué sirve vivirlo si tú no vas a estar con nosotros?
― ¡Voy a estar! ¡Quiero estar!
― ¡Ya no creo nada de lo que sale de tu boca! ― Reprochó ― ¿Cómo pudiste cambiar tanto? ¡Mírame cuando te hablo! ― Espetó James a su padre de mal modo, sin embargo Harry alzó la mirada al segundo ― Todo el mundo dice que me parezco a ti, pero yo lo dudo. Jamás cometería tal bajeza y ¿Sabes por qué? ¡Porque tú me enseñaste a ser la persona que soy ahora, tú y mamá nos inculcaron valores! ¿Tú te olvidaste de ellos? Ya no eres el hombre que me enseñó valores, que siempre me decía que iba a estar presente en cada segundo de mi vida ― Llorando James bajó la cabeza ― Cuando me decías que querías que fuera mejor que tú, siempre lo cuestionaba porque pensaba que eras perfecto ― Alzó la vista para traspasar a su padre con una dura e impenetrable mirada ― Ahora sé que cualquiera puede ser mejor que tú.
― Por ti, tu hermano y tu madre puedo ser mejor, soy mejor con ustedes. Dame una oportunidad. James, soy otro hombre ahora...
― ¡No lo eres! ― Refutó soltándose del agarre de su padre ― De ser así mi mamá no estaría en este lugar. De ser así, ella jamás habría llorado tu partida. De ser así, mi mundo no habría dado un giro de ciento ochenta grados. Nunca me importó otra cosa más que el Quidditch, pensaba en tácticas, planeaba esquemas porque quería ser el maldito capitán del equipo al igual que mi padre. Entonces, tú decides largarte y yo me quedo en la casa reconfortando a mi madre. Ella jamás se quejó en frente de nosotros, pero yo la escuchaba llorar por las noches. Veía como Albus se paraba todo el día frente a una ventana esperando que aparecieras, porque en el fondo era el único que creía en ti. Me esforzaba por ver a mi familia entera y no recoger todos los días los pedazos de mi mamá y los llantos incontenibles de Albus en el colegio. Tú te fuiste y yo me hice cargo de la familia que prometiste amar y cuidar ¿Todavía quieres que confíe en tus promesas?
Dan observaba la escena a un lado, sentado. No podía más que coincidir con el pequeño hombre. Ron, que estaba justo detrás de James, no podía intervenir en esa charla porque ambos se la debían. Y Harry estaba destruído, pero aún le quedaba aliento para luchar por su familia. No iba a ceder.
― Créeme que es lo que más quiero ― Carraspeó ― No he dejado de luchar por tu madre, porque estoy igual o más enamorado de ella que hace quince años. Mi vida sin ella, sin ti y sin Albus es... no es vida. Quiero ser tu héroe para siempre...
― Casi tengo catorce años, papá.
― No me importa, campeón. Que tengas veinte o cuarenta años, un padre siempre quiere ser el héroe de sus hijos. Cuando naciste iba cada segundo a comprobar que estuvieras respirando, me aterraba que algo te pasara porque tú y tu madre eran lo mejor que me había pasado en la vida. Sé lo odioso que es que repitan cada vez que te ven lo parecido que eres con tu padre ― Reconoció con una sonrisa ― Pero cada vez que alguien lo mencionaba yo me sentía orgulloso, no hubo momento en que no lo hiciera. Eres mi pequeño hombre, James. Mio y de tu madre. Lamento tanto que maduraras tan rápido por culpa de mis errores...
― Quizás al principio también lo lamenté, pero después comprendí que de haber sido de otra forma no habría podido estar para mi mamá en los momentos más difíciles, ella no merecía sufrir.
― Lo sé.
― Y aún así le hiciste daño.
― No hay día que no me arrepienta...
― Eso no es suficiente. Lo siento mucho papá, pero no te quiero ver en este momento ― Con lágrimas en los ojos abandonó la sala de espera, dejando a su padre aterrado. No quería perder más en la vida, quería hablar con la persona o ente que manejaba el destino para explicar que él ya había aprendido la lección, que no iba a cometer errores tan gruesos en la vida, que él estaba enamorado de Ginny, que ella era la única, que bailaría al son de la música de su mujer, que viviría por y para ella y sus hijos. Sus tres hijos. Se dejó caer, abatido, en una silla y lloró. Lloró por Ginny y sus tres hijos.
― Iré a hablar con él ― Dijo Ron a nadie en particular.
― ¿Cuando le vas a decir que Ginny está embarazada? ― Preguntó Dan con delicadeza después de unos minutos, cuando el cuerpo de Harry dejó de temblar debido al llanto silencioso.
― Antes debo hablar con Ginny ― Respondió Harry no tan seguro.
― No quiero ser un entrometido en todo esto...
― Entonces no lo seas...
― A la mierda contigo Potter, te lo diré igual ― Harry se levantó molesto ― Cada palabra que te dijo James es un verdadero acierto, tanto que da miedo. Te lo mereces.
― ¡Lo sé, maldición!
― Entonces sigue insistiendo por ellos, son tuyos ― Dijo Dan.
― Señor Potter ― El sanador de cabecera de Ginny entraba en la sala de espera mirando unos papeles. En cuanto alzó la vista sintió lástima por el gran salvador del mundo mágico. Lucía terrible, tenía los ojos inyectados en sangre, aún tenía la nariz con sangre y su cabello parecía haber sido víctima de varios tirones.
― ¿Qué pasó? ¿Cómo está Ginny? ¿Está todo bien con mi hijo? ― Urgió angustiado casi abalanzándose sobre el sanador. Dan también se acercó para saber las noticias.
― Hija ― Sonrió el sanador con amabilidad ― En aproximadamente cuatro meses va a ser padre de una niña ― Harry lo miraba sorprendido, las cuencas de sus brillantes ojos casi se salían de sus órbitas.
― ¿Una niña? ― Preguntó impávido, hasta que por fin en ese día un milagro les sonreía. Una pequeña sonrisa le dio paso a una carcajada incontrolada ― ¡Voy a tener una niña! ― Rió loco de felicidad. Iba a ser padre de una niña, una mujercita, una princesa. Lo único que Ginny jamás le había dado en la vida y que ahora llegaba como una especie de redención. Como un regalo que no merecía, como una luz esperanzadora que brillaba débil, pero que permanecía encendida. Su niña. La luz de sus ojos... Oh, merlín. Esa niña iba a ser peor que Ginny, él iba a permitir que ella saltara sobre su cabeza, que lo manejara a su antojo ― ¿En serio es una niña?
― Sí, señor Potter ― Asintió el sanador sonriendo.
― ¿Escuchaste Radcliffe? ¡Voy a tener una niña! ― Gritó eufórico abrazando al actor mientras el sanador sonreía abiertamente. Cuando la emoción disminuyó Harry se soltó del imprevisto abrazo ― ¿Cómo está ella?
― Despertó ― Harry quería que las buenas noticias no cesaran, cuando se relajó supo lo tenso que había estado en esas últimas horas ― Es algo inusual para alguien que ha recibido un maleficio e intoxicación de esta índole, pero le debemos a la señora Weasley su rápido actuar. Ella facilitó nuestro trabajo ― Harry pensó en hacerle un gran regalo a Hermione.
― ¿Puedo verla?
― Por supuesto que sí. Una cosa antes ― Dijo ― Ginny no sabe que está embarazada ― Harry lo miró incrédulo ― Me temo que para ella es una sospecha, la verdad es que estoy elucubrando. La única certeza es que ella no está al tanto de su embarazo, pensé que a usted le gustaría darle la noticia ― Harry asintió. Estaba claro que iba a lidiar con esa fiera una vez más ― Señor Potter, por favor acompáñeme.
― Sí, claro ― Pero antes de dar un paso se giró hacia Dan ― Debo hablar con Ginny primero ― Decía ― Si vienen mis hijos diles que dentro de un momento saldré por ellos para que vean a su madre, que nadie les diga que Ginny está embarazada ― Dan asintió y entonces Harry se preparó para ver a Ginny.

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Al fin James pudo decir todo lo que tenía guardado, ¿ustedes que opinan?

Debo admitir que lloré la primera vez que lo leí y aún lo sigo haciendo. James me representa totalmente hace algunos años atrás.

~Lu🦋

Comenzar de Nuevo (HxG)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora