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Con manos decididas bajó la ropa interior y la erección quedó libre de toda opreción. Se miraron a los ojos y ella se deslizó lentamente, como si quisiera recordar cada segundo hasta tenerlo completamente dentro de ella, suspiraron. Las manos de Harry se aferraron a la angosta cintura.


― Te sientes tan bien, cielo ― Murmuró sin dejar de observar esos ojos castaños, entonces Ginny comenzó a empujar lenta e inexorablemente, un centímetro tras otro de forma torturante, sin detenerse, sin esperar, sin pensar, sin miedo. Harry jadeó, apretó con fuerza sus manos en el cuerpo de su mujer disfrutando las embestidas, la seducción que envolvía a Ginny lo estaba matando ― Eres maravillosa, cariño ― Gimió necesitando un beso, pero ella se lo negó, sonrió y aceleró los movimientos formando una perfecta O con sus labios. Harry gruñó y ella le mordió el labio y lo besó. Él dejó una de sus manos sobre la nuca para que no se apartara de nuevo, necesitaba con fervor esa boca.

― Harry...

― Sí... ― Esta vez fue él quién se separó de los labios de la pelirroja, deseaba besar el cuello blanco y suave, perderse en su aroma. Los besos de Harry parecían quemar su piel, entrelazó sus dedos con el cabello desordenado y una vez más aceleró sus emebestidas alentada por los sonidos que él emitía. Harry dejó caer la cabeza en el respaldo del sillón, cerrando sus ojos y abriendo la boca. La sanadora sonrió, le besó la punta de la nariz y él abrió sus ojos y también sonrió. Acarició el rostro de Ginny con una ternura impresionante para el momento tan fogoso. Los dedos recorrieron la boca roja de la pelirroja y ella los chupó. Harry vio como deslizaba la lengua por los dedos que antes le habían dado tanto placer a ella, se estremeció, su cuerpo se tensó y notó como ella estaba por llegar al orgasmo.

― Córrete conmigo, mírame a los ojos y córrete conmigo ― Le ordenó ella de una manera que lo dejó caliente y desesperado. Cinco segundos después los consumió el mejor orgasmo que habían tenido en la vida. Ella se dejó caer sobre él y Harry la estrechó con fuerza entre sus brazos. La besó con ternura mientras resoplaban ― Fue...

― Lo mejor que hemos hecho, además de James y Albus ― Sonrió y ella soltó una carcajada ― Extrañaba ese sonido ― Suspiró cerrando los ojos.

― Y yo tus comentarios sin sentido después de un momento como éste ― Sonrió dulcemente y él volvió a abrir sus ojos para contemplar a esa mujer tan, pero tan especial. Ella se movió, le acomodó la ropa interior mientras le daba un suave beso en los labios. Ginny se levantó al tiempo que él intentaba controlar su respiración. Ella caminó hasta el comedor, se apoyó en la mesa y se giró. Harry estaba pendiente de cada paso que Ginny daba, ella sonrió y con un movimiento de su dedo índice le indicó que se acercara. La noche recién comenzaba.

Él no se hizo esperar, se levantó, se subió los pantalones y con un movimiento se subió la cremayera mientras caminaba hasta donde se encontraba la mujer que esa noche le robaría cada sonrisa y suspiro.

Cuando estuvo frente a ella le rodeó la cintura con un brazo y con el otro tiró al suelo todo lo que había en la mesa. Alzó a Ginny y con cuidado la sentó sobre la plana superficie. Ella lo acercó de manera brusca rodeando la cintura con sus piernas. Él sonrió.

― ¿Desesperada?

― No quiero parar esta noche, no quiero hablar, sólo quiero que me hagas el amor ― Suspiró. Él la miró unos segundos a los ojos y cedió sólo por ese momento. Más tarde hablarían. Subió sus manos hasta los pechos de Ginny protejidos por tanta ropa, ropa que no era necesaria en ese momento, ropa que molestaba. Le rajó el vestido por la mitad y pudo contemplar el color del sujetador. Verde oliva. Ella soltó un gritito de espanto al ver su vestido, regalo de sus adorados hijos, rasgado por la mitad ― ¡Es un regalo de los niños! ― Replicó y él rió.

Comenzar de Nuevo (HxG)✔Where stories live. Discover now