11.2

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― No tienes más pacientes por ahora, Ginny. El próximo viene dentro de la tarde ― Le informó Pili, su secretaria ― Eres libre por un par de horas.

― La verdad es que preferiría trabajar ― Comentó Ginny sonriendo ― ¿Necesitas ayuda en algo?

― No, gracias ― Sonrió con picardía ― Ve a comprar ropa, o quizás podrías tener una cita. El sexo al medio día es espectacular ― Ginny sonrió ruborizada.

― No hay pretendientes y con el único hombre que tenido sexo matutino es...

― Ya conozco esa historia. El padre de tus hijos ― Ginny sonrió asintiendo ― ¿Por qué no le haces una inocente visita?

― ¿Una inocente visita al sitio donde trabaja con su pareja? ― Inquirió incrédula.

― ¿Por qué no? Quizás estás preocupada sobre un tema de tus hijos... y eso a él le concierne ― Añadió con cizaña y Ginny rió.

― No lo sé...

― ¡Lánzate a la vida! ¿Qué puedes perder?

― La razón...

― El corazón siempre le debe ganar a la razón.

― Créeme que el corazón también lo he perdido.

― Demuéstrale que no es así, que puedes vivir y sonreír incluso frente a él, tienes el control de tu vida, quizás ésta vez tus hijos y sobrinos te encomendaron la peligrosa misión a ti para saber si su padre y tío estaba bien ― Pili le guiñó un ojo y salió del despacho. Después de unos segundos se levantó tomó su abrigo y bolso y salió de la consulta.

― Si me retraso ya sabes que hacer ― Pili soltó una carcajada y asintió.

...


Una mujer caminaba decidida tras haber salido del elevador. Unos pantalones oscuros y ajustados,

un abrigo blanco invierno y unas botas negras de tacón completaban el atuendo. El sonido de sus botas anunciaban sus pasos cuando llegó a la recepción del bufete.

― Necesito hablar con Harry ― Dijo con amabilidad, sin embargo su interlocutora soltó una carcajada mientras le lanzaba una mirada despectiva.

― ¿Crees que te dejaré entrar allí, perra? ― Soltó Cho Chang levantándose de su silla.

― No recuerdo haber pedido tu jodido permiso, sólo te estoy diciendo que me anuncies. De caso contrario entraré en ese despacho por mi propia cuenta.

― Cómo si yo te dejara tocar tan solo la puerta ― Ginny sonrió de lado.

― ¿Me lo vas a impedir tú? ― Ironizó mirándola de pies a cabeza.

― ¿Ves a alguien más muerta de hambre? Ya no están tus malditos huachos para defender a su mami... ― Reía Cho, pero Ginny ya no escuchaba más. Podía aceptar muchas cosas, tantas que no podría enumerar en ese momento, pero sus hijos no, sus hijos nunca. Respiró pausadamente, dejó el bolso sobre el escritorio y la varita que guardaba en su antebrazo. A la mierda la maldita postura pasiva que había tomado ante esa mujer sólo por respeto a Harry... un respeto que no había sido retribuido y que en ese momento le quemaba la cabeza.

Comenzar de Nuevo (HxG)✔Where stories live. Discover now