⚡¡Te diste cuenta!

756 45 4
                                    

El primer día de septiembre Ginny despertó muy temprano en la mañana con una tristeza que le ahogaba el corazón. Las dos razones que la mantenían en pie se iban al colegio y ver a James y Albus reír era la mejor esperanza en persistir en querer continuar. Era agradable pensar que las otras dos personas que vivían en aquella casa no le guardaban asco… esas palabras aún la perturbaban y la dañaban horriblemente. De solo recordarlas se sentía vieja, fea y aburrida, pero también tenía otro motivo para sonreír y es que eso hacía cuando Dan estaba con ella. Sonrió por primera vez al recordar a su novio "¡Rayos, mi novio!" Pensó riendo. Comprobó que todo, ropa, libros, materiales y demás pertenencias estuviesen en los baúles de James y Al. Corría histérica intentando despertar a sus hijos que no prestaban la más mínima atención a su madre, solo faltaba la bufanda de James, suspiró cuando la encontró en las profundidades del viejo baúl que Harry usara en la escuela, sonó el timbre. Otro mecanismo se activó en ella, ese sonido indicaba que solo podía ser Dan, sonriendo caminó hasta la puerta miró la bufanda de su hijo mayor y horrorizada comprobó que había una mancha, abrió la puerta aún pendiente de la prenda entre sus manos...

― Cariño, no quieren despertar… - Alzó la vista y su rostro empalideció. Su corazón se aceleró tan rápido como cada vez que lo veía, sus manos perdieron la tranquilidad al igual que su mente – Harry… - Susurró, él la miraba fijamente a los ojos con aspecto serio.

― Hola… ― Saludó él "¿Por qué dijiste cariño?" Pensó inquieto - ¿Esperas a alguien más?

― No exactamente, pasa – Ella aún estaba en pijama, con el cabello mojado cayendo por su espalda y aquella prenda de dormir de seda no servía más que para la desconcentración de su esposo. Apenas le cubría el trasero que fue en lo primero que se fijó él cuando Ginny se giró. De pronto lo único que quería hacer Harry fue acariciar esa parte de la fisonomía tan perfecta de su esposa. Carraspeó desesperado.

― ¿Decías tener problemas para despertar a los niños? – Preguntó, debía dejar de pensar en querer quitar ese pijama. Ella lo miró y asintió.

― Hace más de una hora que intento despertarlos y ellos como si nada, anoche se durmieron tarde, les dije que se levantarían temprano al día siguiente, pero ya sabes como son tus hijos de obstinados ― Él sin querer suspiró queriendo callar esos reclamos con un beso que se ahogara en un gemido – Vieron una película y solo hasta que terminara no se acostaron.

― ¿Hum? – Preguntó desconcertado, estaba alucinado mirando a su mujer. Ella frunció el ceño y lo miró a los ojos escuchando los latidos de su corazón ― Imagino por qué nuestros hijos les cuesta despertar, es hereditario – Harry por primera vez sonrió ante Ginny después de haberla dejado, ella quería recordar esa sonrisa que la llenaba plenamente, para siempre en el último pensamiento antes de morir – En ese sentido se parecen mucho a ti Ginny – Ella sonrió plenamente, era tonto, hasta masoquista, pero escuchar tan dulcemente ese "Ginny" le abrigó cada centímetro de su piel. Harry acusó esa sonrisa como una salida para ese abismo en el cual se encontraba tan lejos de sus hijos y para su horror también lejos de su esposa.

― Tienes razón – Suspiró. Miró a Harry y él parecía a punto de decir algo pero decidía callar, ella enarcó una ceja. Lo conocía tanto ― ¿Estás bien? ― Preguntó preocupada.

― Muy bien ― Respondió poco convencido.

― ¿Qué me ibas a decir entonces?

― ¿Cuándo?

― Ahora, estabas por decirme algo pero callaste ¿Qué era? – Harry la miró sin parpadear. Esa mujer lo conocía perfectamente igual que él a ella. Los recuerdos en comunes aparecieron en su cabeza y la felicidad lo embargó, solo que ahora también había espacio para la melancolía. Ella ya no estaba en su vida y todo se resumía en esa distancia que había entre ellos estando a escasos centímetros el uno del otro. Mirar los castaños ojos de su mujer era ver el reflejo de todo el daño que él le había hecho… en especial el innecesario daño del último encuentro en San Mungo. Tanta mentira no avalaban esos celos enfermizos.

Comenzar de Nuevo (HxG)✔Where stories live. Discover now