capítulo 65

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Aquel encuentro los había dejado complacidos. Bulma se separó en busca de agua, iba a servir un vaso para ella y otro para su pareja, su camisón todavía se pegaba a su piel, dejando ver toda su definida figura. Se paseó así por la habitación permitiéndose ser admirada por los ojos negros que tanto le agradaban, se demoró un poco sintiéndose halagada por esa mirada. Pero al retornar a la cama ya no pudo retrasar más su conversación, sus preguntas debían hacerse y con calma dio inicio.

–Vegeta, tengo que preguntar y necesito la verdad, sin importar cual sea– dijo mirándolo con intensidad, él asintió permitiendo que ella continuara – en ese entonces, en el planeta Freezer tú sabías sobre mi ida al distrito de venta? Me dejaste motivado por el disgusto que te hice pasar?

Vegeta casi se atragantó por el agua, tosió dejando el vaso en la mesa de noche y se sentó en la cama de inmediato – por supuesto que no! Eso se llevó a cabo sin mi permiso. Cuando me enteré tuve un disgusto muy grande, te trasladaron a ese lugar y yo apenas y me ponía al corriente. No estuve tranquilo hasta encontrarte, muchas cosas pudieron sucederte. Nunca quise que estuvieras allí.

Bulma por fin suspiró dejando el vaso de lado – lo sabía, tuve mis dudas pero lo intuía, aquello no era algo que pudieras predecir –dijo bajando la mirada, necesitaba decirle, necesitaba que él la escuche –... toda la experiencia en ese lugar fue mala. Toda. Un infierno se desataba y yo estaba ahí perdida en medio de todo como la protagonista de un espantoso teatro donde la atención iba dirigida hacia mí, sin importar cuánto me defendiera iba a perder. Hasta que llegaste tú – su mano buscó el rostro del príncipe para sujetarlo – No sabes el alivio que fue escuchar tu voz, ruidosa y demandante. Eras violento con todos, pero no solo me resguardaste de otras miradas sino que me devolviste de a poco la dignidad que trataron de arrebatarme, a tu lado me sentí valorada, me sentí protegida. No debías hacerlo, pero lo hiciste. Antes de eso lo sabía pero la certeza de que el único lugar a salvo en todo ese mundo era estar tu lado se volvió más fuerte que la gravedad – negándose a dejar ir el rostro del varón se fue acercando hasta quedar a su lado – no tenías ninguna obligación de cuidarme pero estabas ahí vociferando por todo cuanto me hicieron pasar. Hice todo el camino de vuelta en el resguardo de tus brazos mientras me sostenías con cuidado. Me llevaste de vuelta a ese lugar pequeño y restringido que era tu habitación, pero a tu lado se transformó en el mejor lugar de todo ese mundo – dijo mientras removía el camisón azul revelando su hermosa anatomía ante los conmovidos ojos negros que la recorrían, se acercó pegando sus pechos al torso masculino hasta aplastarlos por tanta proximidad – y al llegar a ese sitio a salvo de otras miradas pudimos consumirnos en fuego. El calor de tu cuerpo aplacaba cualquier hora de helada que me tocó vivir. Me besaste con tanto ardor, sostuviste mi cuerpo contra el tuyo en un abrazo tan fabuloso que solo pude derretirme en tu ímpetu. Y grité, grite como nunca lo había hecho, grité con todas mis fuerzas, como no hacerlo con la certeza más hermosa de ese día: Te importaba. Apenas me conocías y ya te importaba, como no amarte si en ese entonces ya me demostrabas tu afect...

La besó antes de permitirle terminar su frase. Él la rodeó entre sus brazos, hubo unos momentos de tensión cuando su dama comenzó a hablar, pero su discurso era demasiado bello que no pudo resistirse a sus labios. Ella también lo tomó entre sus brazos. Vegeta sintió que las lágrimas se acumulaban y le tentaban para salir ante la perfección de ese abrazo. Bulma tenía varias lágrimas retenidas entre sus pestañas, quería decirle mucho más, en sus palabras pudieron encontrar la viva flama que los sedujo en el pasado. Atrajo al hombre para sostenerlo contra su alma, el fuego que ambos recordaban era tan intenso que querían recordar cómo ardieron en el. Sus formas se encontraron y se unieron en fluctuante armonía. Se besaron una y otra vez, cerrando los ojos se sentían vivos, vivos, maravillosamente vivos en un abrazo correspondido, sus bocas danzaban y buscaban los gemidos que anhelaban tener, los suspiros para consumir, los gritos que sofocar. Más precioso que le oxigeno era el aliento del otro. Bulma suspiraba sintiendo sus nervios saltar de emoción por las manos expertas que la recorrían y le hablaban en su lenguaje mudo, acariciándole provocaba sonrisas, luego jadeos, la lengua de su hombre le recorría a su antojo haciendo que ella jadeara con la cabeza hundida en las almohadas, temblando Bulma pedía más, más, provocando que el saiyajin casi perdiera toda cordura impulsado por la voz de su mujer y estimulado por los ardientes recuerdos no pudo esperar. La ojiazul ofrecía su piel y sentía su mente volar en medio del increíble gozo que le obsequiaban.

LA VERDAD DE MI PASADOWhere stories live. Discover now