capítulo 24

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El cielo estaba oscurecido con nubes, el agua que estuvo en perfecta calma por unos momentos ahora se veía perturbada otra vez, un saiyajin trataba de comprender la situación en sus manos. Acababa de eliminar a un terror de las aguas pero el veneno de sus múltiples heridas lo hizo desplomarse en pleno territorio al descubierto, con agua por todas partes y ahora se encontraba con la mujer a su lado, empapada, helada, con sangre en el rostro, qué había sucedido? Le habló en todos los tonos de voz y la sacudió con viva fuerza pero nada lograba despertarla. Vegeta se alarma, pudieron atacarla mientras él estaba inconsciente? Era poco probable, busca señales de violencia en ella pero no pudo hallar ninguna, la única conclusión posible era una: la sangre debe ser suya, la mujer debió succionar sus heridas. No había otra explicación, ahora una cantidad indefinida de veneno recorría a su esclava, un antídoto podría ayudar, pero las circunstancias ya eran complicadas, otra vez. Vegeta levantó en brazos a Bulma y se levantó muy erguido al tiempo que podía ver en las aguas sombras que se movían lentamente rodeándolos, haciendo círculos cada vez más cerrados, un cardumen entero los tenía rodeado, mirándolos con desprecio los esperó a que hablaran primero

–No podemos ver presas tan saludables a diario, saiyajin. Sobreviviste a un ataque, no creas que podrás hacerlo por segunda vez –los seres acuáticos habían sido atraídos por la sangre del guerrero, eso y el silencio. Era imposible que un terror acuático se alimentara calladamente, haría todo un alboroto a su alrededor, los pequeños habitantes del agua se verían avaramente premiados por mantenerse al margen recibiendo migajas de la presa capturada. Pero nada de eso había sucedido, el terror había caído y eso significaba que su territorio volvía a pertenecerles, ahora podían cazar ellos mismo a su presa deseada, eran pequeños, bastante pequeños, pero su cantidad y su voracidad los volvía peligrosos.

El príncipe se mantenía firme, ni todo el cardumen entero logro hacerlo retroceder un paso, ni alzar vuelo – No se les ocurra, olvídenlo ahora mismo, si quieren atacarme basados en sus números o en los voladores que me esperan por aire están muy equivocados en que caeré en sus torpes trampas.

El olor a sangre que rodeaba al saiyajin alborotaba cada vez más a las pequeñas criaturas, a cada segundo el aroma se incrementaba, gota a gota las heridas del príncipe incitaba a un ataque sincronizado. Una presa cualquiera se sentiría intimidada por tantos ojos acechando, por el sonido de los dientes y las pequeñas risas, pero cuando miraron al hombre inmóvil y este les devolvió la mirada no pudieron descubrir el miedo, ni cuando hicieron el ademán de querer saltar sobre él para embestirlo, ni cuando frotaron sus escamas produciendo un ruido espantoso que cruzó el agua chocando contra él, ni siquiera cuando comenzaron a reír frenéticos haciendo saltar el agua mostrando su número real. Él les devolvió la mirada y sintieron el miedo en sus pequeños cuerpos, por momentos su sincronización comenzó a perderse, colisionaban entre sí desordenando sus líneas. Hacía falta el miedo en la presa, era su aliciente final y no estaba allí. Fueron los voladores los que tuvieron que recordarles que ellos estaban ahí para evitar que huya, debían atacar al saiyajin desde el agua y si se presentaba el caso desde el aire lo derribarían.

Vegeta se levantó en vuelo a varios metros sobre el agua, desafiante, se detuvo justo en medio de los voladores. En lugar de intimidarlo él los amedrentaba obligándolos a volar más alejados. Pensó un despejar el cielo, tal vez ya una de las muchas lunas podría verse ya, con la transformación final de su raza podría aplastar todo lo que le rodeaba. Pero, qué haría con la esclava? Estaban completamente rodeados, llegar a la nave era una idea suicida, solo un principiante pensaría en refugiarse en la nave. Con cautela volvió a revisar los signos vitales de la mujer en sus brazos, entonces decidió: apostaría por la fortaleza de la hembra. Ya había sobrevivido a un veneno anteriormente, no en vano la llevaba a diario al centro de recuperación, cada moretón y cada lesión reparada la volvieron más resistente tanto que su tiempo de permanencia en la cámara de sanación era mínimo. Cada día su cuerpo se hacía más fuerte, por eso apostaría a que ella resistirá hasta que la batalla hubiera concluido. Lanzó un ataque hacia el lado contrario donde se encontraba la nave, trozos de alas cayeron y con estas algunos heridos se precipitaron al agua, los voladores lo rodearon agitando frenéticos sus alas, mostraron sus dientes agresivos lanzaban chillidos preparándose para el ataque, Vegeta elevo su ki al máximo, la energía que lo rodeaba obligaba a retroceder a sus agresores, provocó todo un viento salvaje, una tormenta crecía alrededor del saiyajin oscureciendo aún más el cielo y una luz muy fuerte deslumbró a todos, ese era el momento Vegeta esperaba, voló a toda velocidad a su nave dejando en su interior a su esclava y una vez cerró la compuerta pudo fruncir el ceño con verdadero enojo, sus ojos negros brillaron con los relámpagos de la lluvia que comenzaba a caer, había creado una tormenta, pero no estaría a gusto hasta que esta terminara. Sin piedad alguna fue despedazando a cada ser alado que le rodeaba, los pequeños depredadores acuáticos se refugiaron a una distancia prudente en el interior del agua pero podían oír los huesos romperse, la piel sangrar, el sonido ininterrumpido de la muerte sobre ellos, pero les era imposible quejarse, cada resto, cada trozo, cada parte mutilada de sus antiguos aliados los alimentaba y con creces, casi alegres nadaban esperando a que caigan más dadivas del cielo. Pero nada era un obsequio, mientras los voraces seres se atiborraban, el saiyain suspendido en el aire una vez acabó con sus enemigos alados había preparado un poder tan grande que lo disparó sin demora, por un instante toda el agua del lugar se iluminó dejando desconcertados a sus habitantes, pero en menos de un segundo el agua y todo lo que les rodeaba saltó al aire, una terrible explosión concluyó la batalla, el agua sacudida por tanta fuerza saltó y tardó varios segundos en estabilizarse. Pero nadie quedaba para contemplar escena victoriosa, para ese momento el saiyajin se encontraba en su nave espacial.

LA VERDAD DE MI PASADOWhere stories live. Discover now