Capítulo 5

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Narra Bulma: Nunca pensé que esto pudiera desencadenar este tipo de reacciones en él. Llevarme tan pronto a acostarme con él. Si cuando lo conocí tardo mucho tiempo en siquiera hacerme algún caso, Vegeta era muy frío, muy distante, casi evadía mi presencia, pero ahora no tiene ningún reparo en desvestirme, es realmente el mismo hombre? Busco su mirada y me encuentro con sus magníficos ojos negros, esa mirada me hace temblar...me pongo nerviosa, todo lo que va a suceder será diferente a como fue, a cómo será...

La ojiazul no pudo seguir su monologo interno, el príncipe interrumpe sus pensamientos con sus labios sobre su piel... pero esta sensación es más intensa de lo que esperaba, ahora se encontraba asustada, con el corazón en la boca, definitivamente se encontraba en grandes problemas porque aquel que la explora con ardor no era su amado esposo, sino otro Vegeta, uno más joven y más cruel, intentó cerrar los ojos y resignarse, pero el trato que le daba el saiyajin era muy torpe, sentía que estaba a punto de gritar de dolor cada vez que la mordía o la sujetaba con fuerza, la hacía cambiar de posición sin inmutarse si ella se quejaba del daño que le provocaba, las manos que alguna vez la acariciaron ahora eran más similares a garras que la iban destrozando poco a poco, por fin se decidió a recostarla boca abajo en la improvisada cama para continuar con la salvaje inspección de su cuerpo, para ese momento la terrícola intentaba recordar momentos más felices en los que ella sonreía al momento de sentir el fabuloso cuerpo de Vegeta sobre el suyo, donde le susurraban al oído con pasión para luego ser besada con entusiasmo, algo que parecía tan imposible que sea con la misma persona. En lo absoluto eran la misma persona, pero al mismo tiempo era esa voz, era su piel, era el mismo musculoso ser que le había jurado protegerla, ahora en vez de sonrisas había solo quejidos y una risa cruel. Bulma trataba de sujetarse de la tela en la que estaba recostada algo parecido a la piel de un animal peludo, intentaba soportar el sufrimiento de la pasión tan terrible que ahora le mostraba Vegeta, el príncipe iba recorriendo el cuerpo delicado con mordidas y lamidas muy fuertes, extasiado, el sabor de la mujer extraña le gustaba tanto que no podía imaginar que hubiera algo tan delicioso con vida, la recorría una y otra vez, su boca no se cansaba de saborearla, de succionar pequeños trozos de piel hasta escuchar sus gemidos, recorrer sus piernas y llegar a su área sensible para continuar con su firme trasero, deslizar su lengua por la columna creando pequeños espasmos hasta poder morder su cuello, saborearlo, mientras los gemidos de ella lo excitaban más y lo obligaban a repetir todo, volver a bajar hasta recorrer sus piernas otra vez, y otra vez, sus manos trataban de memorizar la forma del cuerpo de la mujer como si fuera un mapa a la locura, hasta que al fin se canso de jugar, estaba más que listo para continuar por lo que se acomodó entre las piernas de Bulma y sin más entró en ella, Bulma soltó un gemido, no esperaba ser invadida aún, estaba tan concentrada en las caricias a su espalda que esto la tomo por sorpresa, luego continuo gimiendo cerrando los ojos, intentando perderse en esas sensaciones que le llevaban a perder la cordura, no pudo contenerse por el ritmo acelerado que marcaba Vegeta y comenzó a gritar, sus caderas fueron sujetadas con fuerza obligándola a gritar más fuerte, el dolor solo era soportable por el placer que la recorría con la fuerza de latigazos, su pobre cuerpo se retorcía sin parar, podía sentir algo suave contra la piel de su espalda y reconoció la cola del saiyajin, esta extremidad la había atrapado y ahora se enroscaba en su cintura sujetándola duro, sus gritos fueron disminuyendo al acabarse sus fuerzas, pero Vegeta no estaba dispuesto a parar, quería oír esa voz y tendría sus gritos:

– grita mujer o te ira peor! –Bulma ya no tenía fuerzas y Vegeta no paraba, bruscamente cambio de posición al voltearla para poder ver su expresión indefensa, su llanto y escuchar su voz gimiendo piedad, acerco su rostro al de ella y lo que obtuvo lo dejo perplejo, ella lo beso. Un beso tan cálido, un beso que le demostraba sentimientos que él no podía creer, ella llevo las manos al cuello del varón y comenzó a acariciar su cabello mientras era besado con dulzura, él se separo más por la sorpresa que por otra cosa y pudo escuchar el susurro que decía su nombre: "Vegeta" sonaba tan dulce siendo dicho por esos labios que acababa de probar, sorprendido fijo su vista en la terrícola, sus ojos azules brillaban al decir tan suavemente su nombre, ella se acerco a besarlo otra vez, sus manos aún se encontraban deslizándose de una manera encantadora en su cabello y en su cuello, la boca de la ojiazul succionaba agradablemente el labio inferior del príncipe hasta que escucho una orden

LA VERDAD DE MI PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora