capítulo 40

569 58 26
                                    


Mientras Bulma vendaba la herida del príncipe sus ojos no pudieron evitar pasearse por todas las bondades físicas que el saiyajin mostraba con el torso al descubierto, en verdad, traía muy poca ropa puesta. Hacia días le había sugerido usar más atuendos pero su poca disposición a escucharla la había hecho desistir de más sugerencias, ahora no podía mentir e impulsada por el alcohol era más honesta, el príncipe era atractivo, paseando grácilmente sus dedos por la piel morena del varón, él en verdad no necesitaba cubrir tanto músculo. Mordió ligeramente su labio inferior pensando, por un momento dejándose llevar por su imaginación, en qué pensaría el guerrero para tener ese semblante decaído? No le gustaba esa expresión, le agradaba más cuando esa mirada negra brillaba con energía. Qué le causaba esa mirada, era el entrenamiento? O podría ser nostalgia? Bulma notó sus dedos recorriendo una cicatriz, en lugar de alejarla le provocó, quiso saber cómo se la hizo, quiso saber cuántas llevaba, quiso conocer el sabor tendría semejante hombre. Y acercó sus labios sellando con un beso, su destino.

Narra Vegeta: Ella fue la culpable, porque ella me ha condenado, al encender imprudentemente la flama ha provocado toda una reacción en cadena, el fuego total, un incendio destructivo, para mí. Ya me es imposible detener nada, no quiero detener nada, al fin, después de las incontables horas de preguntas una luz se enciende mostrando una sola verdad: ha valido la pena cada problema que ha venido atado a ti.

Una vez más, la sorpresa del beso repentino obliga al príncipe a separarse, es que nunca iba a poder predecir a la mujer? ese solo beso disolvió cualquier duda, ese solo beso le demostró aquello que le hacía falta, para poder dormir, para alimentarse y para continuar de una vez por todas con su vida, habían pasado tanto tiempo sin verse, sin tenerse, que necesitaba que ella lo reconozca, otra vez.

La ojiazul se dio cuenta de lo que hacía y se separó aún más, sonrojada desvió la mirada pero si hubiera visto el rostro del saiyajin también hubiera encontrado un gran sonrojo, trató de alejarse pero Vegeta fue más rápido, le sujetó la mano y la jaló a su lado para que ella no huyera, se colocó sobre ella soportando su peso en un brazo, con la mano libre le sujeto el rostro para memorizarlo, Bulma estaba sorprendida, no esperaba ninguna de las acciones del saiyajin, en especial la que sucedía en ese instante, los ojos negros que recorrían su rostro con insistencia, esos ojos la recorrían sin darle tregua, habían momentos en que sus miradas chocaban y ella se ponía nerviosa, nunca nadie había admirado tanto su rostro, esos ojos parecían explorar más allá de su ser, eran tan oscuros que cada vez que se encontraban no podía evitar preguntarse qué era lo que buscaban en ella, lo que pretendían encontrar, tal vez habría algo que ni ella misma conocía y el príncipe sería capaz de hallar. No pudo continuar con esa situación, su corazón comenzaba a latir más rápido y quería escapar antes de cometer otra locura como el beso anterior, pero le fue imposible porque los labios del saiyajin ya estaban junto a los suyos, apenas rozando, Bulma dio un quejido involuntario y ahí fue cuando comenzó el beso de Vegeta, un beso tan dulce como Bulma jamás soñó, un beso que le transmitía muchas cosas, la atraía lentamente y luego la acariciaba con la lengua con fuerza apenas dominante para atraerla más, la dominaba por completo para luego dejarse dominar, y la atraía, y la atraía, y volvía acariciarla. Fue un beso largo, al terminarlo sus miradas nuevamente se encontraron y Vegeta se levanto para pasar sus manos como si fuera a levantarla, una mano debajo de sus rodillas y la otra en su espalda, la envolvió en sus brazos, él se sentó en media cama, la colocó sobre sus piernas para así poder abrazarla y acariciarla mientras la besaba con calma.

Narra Bulma: es imposible, toda esta situación es irreal. Todo cuanto espero del mundo siempre termina sorprendiéndome por ser totalmente diferente a cuanto esperaba, siempre es diferente. En un momento de completa necedad, inspirada por el despecho e incitada por el alcohol tuve el impulso de pagar con la misma moneda a mi tan desleal novio, y quién mejor para esta venganza tan tonta? Por supuesto el hombre cuya presencia no soporta, cuyos logros envidia y cuyo nombre no tolera en mi boca ni en mi casa: Vegeta. Pero al segundo de haber realizado esta torpe hazaña caí en cuenta de mis errores. No puedo comportarme así. Es un hombre herido, es un hombre peligroso. Pero todo se ha salido de mi control, si alguna vez lo tuve. Ahora me enfrento a una duda todavía mayor, concretar mi desquite, maldición, podría, podría hacerlo?

LA VERDAD DE MI PASADOUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum