—Es un amigo —comentó, bajando la cabeza.

—Un amigo... —Su madre repitió la palabra con un gesto que mostraba su desacuerdo.

Él apretó los labios, no le gustaba la dirección que estaba tomando aquella conversación.

—¿Quieres guarniciones? —completamente ajena al ambiente, Natsuki le sirvió algunas verduras. Su madre la miró con desaprobación y después se dirigió hacia él nuevamente.

—Tienes una forma de elegir amistades... —agregó su madre, haciendo una mueca. A ella no le caía bien Nara, porque la chica era coreana y su mamá era un poco cerrada en ese aspecto. Mikoto se había asegurado de que jamás se encontraran, aunque en algunas ocasiones sus cálculos fallaron—. Me han contado que su padre murió en la cárcel y que su mamá era peluquera —añadió, negando con la cabeza como si al padre de Mars lo hubieran puesto ahí por algo muy malo y el trabajo de la madre estuviera al mismo nivel que ser un convicto.

Mikoto se quedó sin habla, no tenía idea de lo que estaban hablando, porque, si lo pensaba bien, a pesar de lo mucho que Mars había hecho por él, Mikoto no sabía absolutamente nada de la vida del hombre.

—¿Vino? —acto seguido su hermana les sirvió a los tres hasta el tope. Su madre frunció el ceño, a ella no le gustaba que llenaran las copas por completo, pero no le dijo nada, en otro momento quizás le habría gritado, pero ahora se tragó su mal humor y se dirigió a Mikoto.

Natsuki siguió comiendo, ya casi vaciaba su plato, debía tener hambre.

—También me contaron que lo suspendieron dos veces en la escuela secundaria*, al parecer se metía en peleas y una vez casi lo expulsan por bandalizar la escuela, pero los padres de Harry lo ayudaron a pagar las multas y convencieron a la junta directiva para que no tomara cartas en el asunto —ella parecía horrorizada mientras contaba la historia. Mikoto no tenía manera de decir que aquello era una mentira excepto su propia experiencia conociendo al hombre y sabía que su madre no aceptaría aquello como un argumento.

Tampoco dijo nada, porque al mismo tiempo se sentía dudoso. Defender a Mars significaba contradecir a Harry.

—Takehiro cocina mejor que esto —Natsuki hizo una mueca mientras murmuraba una queja, era una de sus conocidas micro-expresiones. En esta ocasión nadie volteó a verla.

Mikoto estaba tan perdido en aquella situación que cuando tocaron la puerta de la entrada no escuchó y su madre se levantó se inmediato a atender. Mikoto tembló, aquello no era bueno, estaba seguro de que solo una persona se aparecería tan temprano en casa y su madre estaba rezando porque fuera él.

Mikoto se apresuró detrás de ella, pero la mujer alcanzó la puerta antes que él.

Mars estaba esperando afuera con una caja de donas.

—No estamos comprando nada, vuelve después —dijo y dio un portazo. Mikoto observó la escena horrorizado antes de poder moverse.

—¡Mamá! —espetó, corriendo a abrir la puerta, afuera Mars estaba sonriendo, parecía que el incidente se le antojó divertido.

—Hola —le saludó, levantando una ceja ante la mirada crítica de la mujer—. Parece que llegué en mal momento —comentó, extendiendo la caja de donas.

—No, no, no, para nada —se disculpó, tomando la caja, aunque de hecho había llegado en el peor momento.

—¿Ese es tu amigo? —Su madre hizo una mueca de molestia—. Tiene pinta de delincuente —ella se dirigió a Mikoto, sin preocuparse porque su hombre siguiera parado en la puerta.

—¡Mamá! —Mikoto se giró, sintiendo que la situación lo superaba, luego miró a Mars para disculparse, pero este le hizo una seña para que se detuviera, quitándole importancia al asunto.

El instante más hermoso de la vidaWhere stories live. Discover now