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Miraba su colgante con atención, era un regalo compartido con sus tutores, se trataba de un juego de tres dijes que al juntarlos se formaba un corazón, ella tenía la parte del centro. Tarareaba alegre en los pasillos de la U.A, estaba dirigiéndose a la enfermería para ayudar como siempre a la heroína encargada del lugar.

-¡Buenos días Chiyo-sama!- saludó de manera alegre, justo como acostumbraba a hacer- ¿Qué tenemos para el día de hoy?

-Estás muy animada niña, así me gusta verte- caminaba hacia la recién llegada con una carpeta que tenía pinta de estar repleta de papeles- bueno, hoy están entrenando a los jóvenes así que debemos de estar preparadas para lo que venga, cuento contigo.

-¡Como siempre, estoy a su servicio!

-Y otra cosa, ya falta menos para que el aparato que usarás en la radiocirugía esté listo- le acercó la carpeta apenas vio que Kurumi terminó de colocarse su bata blanca, ese había sido su regalo de cumpleaños para la menor- necesitamos a la experta en eso, es decir, te necesitamos a ti. Tú más que nadie sabes como hacerlo funcionar.

-Pero Chiyo-sama, usted sabe que no puedo salir- suspiró en lo que examinaba uno a uno los documentos en sus manos- ahora este nuevo sistema de "internado" no me da tanta libertad como cuando estaba en mi casa.

-Déjamelo a mí, el director sabe que me ayudas aquí, así que puedo pedir un permiso especial para que vayas conmigo al hospital a examinar pacientes. De esa manera puedes aprovechar y seguir trabajando- observó atentamente la expresión de su ayudante al detenerse en uno de los papeles- pensé en que quizás esa información te serviría, solo por si acaso.

-No creo necesitarla, tengo cero interés en leer esto- apartó la hoja de su vista, en ella se encontraba todo acerca del paradero de sus padres- prefiero seguir adelante con mi vida, la misma que Spectrum y Lady Röntgen pusieron en riesgo al abandonarme.

Recovery Girl iba a replicarle pero un estudiante que había ingresado al lugar interrumpió la conversación, a partir de ese momento no volvieron a tocar más el tema. Pronto llegó el final de las clases y como la heroína había prometido, se la llevó al hospital para que pudiera avanzar en el proyecto.

Ese mismo proceso se repitió durante algunos días, de vez en cuando se escapaba para patrullar, a los doctores les hacía gracia cada vez que aquella mujer mayor quedaba sola protestando en la habitación de los equipos médicos. Aún así no le reprochaba nada, sabía que esto era de extrema importancia por lo que lo único que le exigía era que no se lastimara mucho.

El fin de semana llegó, luego de una pequeña reunión con los de su clase, tomó sus cosas para emprender el camino a su hogar que tanto extrañaba. Emiko y Syrus la estaban acompañando en el camino.

-Kuru-mint, ¿Amajiki-senpai te ha respondido últimamente?- vio como la contraria negaba con tristeza- ya veo... no te deprimas, ¿sí? Hay muchos chicos en la ciudad, claro que costará encontrar otro igual o más apuesto que él- sujetaba su mentón mientras miraba al cielo.

-No me fijé en él por su aspecto, no niego que sea atractivo pero lo principal fue el lazo que construimos juntos y que ahora ni eso puedo recuperar- una piedra estaba en su camino y la pateó, luego hizo lo mismo con una lata y se entretuvo con ella- al menos quiero que me vuelva a ver como la amiga en la que podía confiar y compartir helado de menta otra vez.

-Sé que lo superarás, solo sigue insistiendo. A lo mejor está pasando un mal momento- Syrus había colocado una mano en el hombro de su amiga para reconfortarla- estamos para apoyarte, háblanos por teléfono cuando lo necesites- hizo un gesto para indicarle que ya venía su metro.

-Los quiero mucho chicos, no sé que haría sin ustedes- abrazó a cada uno antes de irse.

Ese par observaba como Kurumi desaparecía entre la gente, la pelirroja fue la que más atención le puso hasta el final. A su mente vino el recuerdo de lo que había sucedido días atrás.

夜空の下の夢 - My Hero AcademiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora