55; Nuestro destino

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-¿Por dónde doy vuelta?

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-¿Por dónde doy vuelta?

-A la izquierda.- ella me indica.

-Listo, llegamos.

Estacionó el auto en la entrada de edificio de Camila.

Después de pasar por ella al hospital, pasamos por comida para cenar. Los dos salimos del auto y ella se adelanta abrir la puerta del edificio para después saludar a la recepcionista.

-Camila.- la señora le llama y ella voltea.

-Dime Sara.

-Alec me pidió que te dijera que el llegará mañana, ya que tuvo que salir de emergencia.

Camila rodea los ojos y suspira profundamente.

-Gracias Sara, Buenas noches.- le da una sonrisa de lado.- ve a descansar, yo cerraré por ti.

-No es necesario, yo puedo.

-No, ve dormir.

-Gracias Camila.- le agradece

La señora le da un abrazo y se dirige a su dormitorio. No sin antes darme las buenas noches a mi también.
Camila después de cerrar el edificio me hace una seña para que la siguiera. Ya en el ascensor comenzamos hablar de Alec.

El cual se fue al bar a festejar el cumpleaños de uno de sus amigos de él y de Camila.

-¿Quieres que vayamos?- le pregunto y el niega.

-No, solo quiero comer sushi, darme un baño e irme a dormir.- me dice mientras pesatañeaba un par de veces.

Sonrío al ver el gesto que hace cuando tiene sueño y ella me mira con el entrecejo fruncido.

Sacudo mi cabeza y en ese momento las puertas del ascensor se abren.

-Hemos llegado, ¿Si es aquí?- digo con nerviosismo y saldo del ascensor.

-No, te veo en 214.- ríe y aprieta el botón y no alcanzo a meterme al ascensor.- Toma las escaleras, gordito. Haber quien gana.

Las puertas se cierran y yo bufo para después comenzar a reírme y subir las escaleras.

La verdad es que solo eran dos pisos más, no era nada. Pero yo estaba muy cansado y no pude ganarle. Al llegar busco el 214 hasta que me lo topo y tocó la puerta.

-Hola.- me sonríe.- creí que te habías desmayado.

-Me las pagarás.- entro al departamento y lo veo detenidamente.- ¡Wow!

-Es pequeño, humilde. Pero tiene una gran vista.- me señala el gran ventanal que daba vista a la cuidad.

-Es bellísimo, que chévere es vivir aquí.- me recuesto en el sillón.

Camila me mira desde la cocina, yo me levanto y la ayudo a sacar los platos y las copas.

-Hace una semana compré vino.- se sube a un banco para bajarlo de la alacena.- Alec no lo sabe, es solo cuando tengo un mal día.

-Dejame ayudarte, eres muy chaparrita y no lo alcanzas aunque te subas en el banco. - me estiró y bajo el vino.

-Gracias. Vayamos a comer que muero de hambre.

***

Después de terminar de comer y reír por cada tontería que decía Ben, salimos un rato al balcón del departamento a tomar un poco de vino.

-Creí que no volverías a tomar.

-Sí bueno, ser cirujana hace que el alcohol cure tus heridas.

-¿Heridas?

-Sí, heridas. Cómo cuando la vida de un paciente está en tu manos y lo único que tienes que hacer es no dejar que el cansancio te acabe a ti y a la vida de ese paciente.- siento como las lágrimas salen de mis ojos.

-¿Qué ha pasado, Camila?

Ben me pregunta y yo volteó a verlo ya derramando un mar de lágrimas.
Comienzo a contarle todo lo que pasó con el pequeño, había partes que no podía contar por qué el llanto no me dejaba explicar bien.

-Y eso fue lo que pasó.- me alzó de hombros.- ese niño rechazo su corazón y no pude salvar su vida.

-Ven acá.- Ben me quita la botella de las manos y me enrolla en su brazo.- Es el destino de cada persona, el niño de alguna u otra forma iba a rechazar el corazón.

-Pero...

-Pero nada, es tu trabajo y tienes que lidiar con esto, no será la última vez que te pase.- me toma de la cara y hace que lo mire.- seguirá pasando y esperemos que sean pocas veces, pero seguirá pasando. Es el ciclo de la vida.

-El destino de cada ser humano.- susurro.- que puedo cambiar si me lo propongo.

Ben me sonríe

-Tu destino y el mío...nuestro destino. Puedes cambiarlo.- suspira.- Siempre y cuando puedas hacerlo.

Escucho lo que me dice Ben lo cual sonó como una indirecta. O no?

-Gracias, por estar conmigo.

-Siempre lo estaré.- Ben me da un pequeño beso en la frente.

Yo me acurrucó en su pecho mientras nos cubrimos con una cobija y vemos el cielo estrellado.

JUST FRIENDS? | ben hardy Where stories live. Discover now