(∂ + m) ψ = 0 • [JaeDo]

Capitulo 25

—Ya, tranquilo— se puso de pie al ver como mi rostro reflejaba molestia— Tu ganas— sonrió.

—Gracias a dios— me puse de pie y comencé a doblar el cobertor.

—¡Pero si todavía es temprano!— se quejó mirando la hora en su celular— No se te olvide que me pusieron a trabajar por ti, mi pequeño y frágil cuerpo se cansa mucho— dijo masajeando su hombro izquierdo.

—Anda, toma una ducha— ignore lo que había dicho— Bajaré para ayudar a tu madre, no demores tanto.

Me tomó unos minutos más en lo que ordenaba la habitación pero al final baje con una sonrisa en mi rostro.

La madre de Sicheng era la definición perfecta de amabilidad y protección, pero sobre todo amor. Aveces pienso, ¿como es que una persona pueda hacerlo todo bien? Ella tiene tantas virtudes que aún sigo preguntándome cómo es que no tiene defectos. Tal vez es muy buena escondiéndolos o trata de reprimirlos y al final del día los convierte en felicidad.

—Buenos días señora Dong— me acerque y vi que estaba cortando fruta para el desayuno— Déjeme ayudarle con eso— ofrecí.

—Doyoung, no es necesario que me ayudes por las mañanas— sonrió— Se que trabajas todos los días por las tardes, ya haces demasiado y no quiero que te esfuerces de mas— soltó un par de risitas.

—No se preocupe, yo seguiré obligando a Sicheng y le ayudaremos en lo que necesite— solté— Como sea, veo que ya casi termina con eso.

—Gracias por ofrecerte cada día a ayudar, pero enserio disfruto de hacer esto— me extendió una rodaja de naranja y yo la probé— Al preparar los alimentos me aseguro de que las personas que amo tendrán energía para todo el día. No me preocupo tanto por Sicheng porque su padre y yo lo hemos disciplinado— se acercó a mi y susurró— Pero gracias por ayudarlo con la pereza que se carga.

Ambos reímos.

—Me alegra que Sicheng corra con la suerte de tener esta hermosa familia.

—No seas tonto— tomó mi hombro— Ahora también es la tuya.

—¡Mama!— Sicheng bajó gritando— Buenoooos días.

—Me sorprende que estés despierto a estas horas de la mañana— la señora Dong volteo a verme con complicidad y me guiño un ojo— Chicos a desayunar antes de que se haga tarde. Recuerden que es viernes y después de esté día podrán descansar el fin de semana entero.

Sicheng tomó asiento en la mesa y yo imité su acción, seguido de eso comenzamos a disgustar del delicioso omelet y la fruta recién cortada.

La mayoría de los días el padre de Sicheng no nos acompaña en el desayuno debido al trabajo. Él es quien lleva el control de las finanzas en la galería de arte. Su puesto exige la puntualidad y a él no le cuesta demasiado, siempre ha sido una persona de mañana. Pero los fines de semana logramos compartir la mesa y es muy divertido debido a sus humorísticas platicas.

Cuando terminamos de comer subimos a cepillar nuestros dientes y a dar un último vistazo en el espejo. Tomamos nuestras mochilas y bajamos para despedirnos.

—Gracias por la comida, estuvo deliciosa— hice una reverencia— Hoy saldremos mas tarde de lo normal, por favor no se moleste en esperarnos.

—¡Mamá!— el chino se colgó de los brazos de la antes mencionada— Ayúdame, no quiero ir al instituto ni tampoco al trabajo— hablo en un tono infantil.