Un día más sin verte y eso hace que mi existencia pierda el sentido. Hoy es sábado, también hoy pensé en suicidarme pero no lo hice. Con el simple hecho de recordar lo cruel que puede ser este mundo me hizo retractarme. No lo puedo dejar solo, simplemente sería injusto.
—Idiota, la casa está hecha un asco— mi padre se quejó al entrar a la cocina sacándome así de mis pensamientos— Todo lo qué hay aquí me da asco, eso te incluye.
—Papá por favor no digas eso— dije en un susurro.
—Eres igual a tú madre. ¿Por qué lloras? ¿Acaso eres una niña?— burló— No me digas que te gustan los hombres...
—No padre— conteste cabizbajo.
—Mírate, que decepción— me miró atentamente— Por eso tu madre nos dejó, nadie podría amar a un estúpido como tú. Diablos, me hubiera marchado antes, así no tendría que lidiar contigo.
—El teléfono está sonando...
—¡Y que esperas!— gritó— Contesta, sirve para algo— bufó.
Con los ánimos que me quedaban me apresuré antes de que colgaran. Con suerte alcancé a atender la llamada.
—Es una mujer, pregunta por ti.
—Dame ese teléfono— me arrebató el aparato de las manos— ¿Si? Hola preciosa, si no te preocupes ahora mismo voy... Solo vine a encargarme de cosas sin sentido... Voy para allá, te amo.
Seguido, colgó la llamada.
—Y, ¿quien era?— pregunté.
—Eso no te incumbe en lo más mínimo— contestó frío— Voy a salir, no me esperes en los siguientes días.
Bueno, por lo menos dejó comida. Aún así el sigue teniendo la razón. Las lágrimas no adquieren significado alguno mientras corren por mis mejillas. Esta casa se ha vuelto vieja al igual que los muebles, quizás hasta yo. Tal vez la encargada de tomar los años es la soledad, al mismo tiempo que te desgasta.
Mientras observaba a mi alrededor me di cuenta de algo. Desde que tengo memoria he vivido aquí. A pesar de eso nunca he entrado a la "habitación" que se encuentra justo al fondo de la casa. Es una puerta color negro, algo vieja y gastada debido a los años.
Una vez cuando era pequeño creí que por fin estaba apunto de ver lo que había mas allá de la simple estructura de madera. Habría sido así si mi padre no me hubiera tomado con fuerza del cuello de la camisa haciéndome caer. Recuerdo que ese día me castigó, ¿tan malo era lo que había en el interior de la habitación?
Justo frente a la puerta colocó un gran mueble prohibiéndome el entrar.
Después de eso mis recuerdos acerca de esa habitación se esfumaron, al igual que mi curiosidad. Cuando era pequeño era frágil y débil, no era capaz de mover el mueble por cuenta propia. Sin embargo he crecido y de nuevo la duda por saber que esconden esos muros me invade una vez más.
Aún así no se si tenga el valor suficiente como para enfrentar la verdad qué hay detrás. Tal vez, solo tal vez un día me arme de valor.
—Hey Doyoung, salgamos a caminar un rato— Sicnheg habló cerrando la puerta tras él.
—Joder, ¿acaso no te enseñaron a tocar?— dije un poco agitado debido al susto que me dio— Espera, ¿cómo mierda entraste?
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(∂ + m) ψ = 0 • [JaeDo]
FanfictionDos almas se entrelazan. ▹Colaboración con @Anaberenise. ▹ Historia original. ▹Capítulos largos. ▹No adaptaciones. Comenzó el: Febrero 1, 2020 Termino el: Agosto 22, 2020
![(∂ + m) ψ = 0 • [JaeDo]](https://img.wattpad.com/cover/213128216-64-k731147.jpg)