Capitulo 10

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—Jaehyun, ¡salgamos a jugar!— tome su camiseta y la jalonee un poco— No seas aburrido, ¿si?— dije con un notable puchero.

—Realmente quieres mi atención, ¿no es así?— sonrío mientras me apretaba la mejilla.

—¡Ouch!— acaricié el área que ahora se encontraba de un color rosado— Afuera están todos los niños jugando, yo también quiero jugar.

—Nunca pensé que fueras a decir que soy aburrido— puso su mano sobre su pecho— Has herido mis sentimientos.

Ambos estábamos en la sala de estar de la casa de Jaehyun, sus padres habían salido a hacer las compras. Como mi padre nunca estaba en casa yo me refugiaba en la casa de enfrente. Y eso estaba más que bien, era incluso mejor que estar con mi padre.

La familia Jung me había acogido de una manera muy cálida, ellos siempre han sido muy considerados. Se preocupaban cuando no asistía al colegio, me alimentaban cuando en casa no había nada en las alacenas. Varias veces me brindaron apoyo económico también, hasta pagaron medicamentos para mi cuando enfermé gravemente de gripa.

Ellos siempre tendrán un lugar en mi corazón, es como la familia que nunca tuve, me atrevería a decir que la primera. Porque después de dos años me di cuenta que ellos siguen ahí para mí, no como mis padres. De esa forma comprendí que la vida nunca será fácil pero de una manera u otra tendremos nuestros pequeños momentos fugaces de felicidad.

Mi felicidad es Jaehyun, quiero que lo siga siendo por siempre.

—Oh vamos— le aventé un cojín el cual dio directo a su rostro— No eres aburrido, el estar aquí si lo es.

—Ahora mi casa es la aburrida— se acomodo el cabello— No puedo creerlo, me lo espere de todos menos de ti Doyoung.

—¡Jae!— hice un notable puchero— Sabes muy bien a lo que me refiero, no eres un tonto.

—Me estás diciendo tonto, ¿a mi?— dijo indignado.

—Eres un caso perdido— solté con voz chillona mientras le aventaba otro cojín.

Esta vez no lo dejo pasar y con una mueca bastante divertida me regreso el golpe. Mi cabello era un caos y me pude dar cuenta ya que Jaehyun no paraba de burlaste de mi. Pero esto no sería tan fácil, si el quería guerra entonces se la daría.

Con un movimiento torpe me lance hacia él y le cubrí el rostro con el cojín que previamente había volado por la sala de estar. Al instante él comenzó a forcejear y no supe cuando nuestros cuerpos quedaron tan juntos.

Jaehyun me miraba sonriente con sus característicos hoyuelos. Pero yo, yo solamente me quedé estático en sus brazos observando cada una de sus facciones. Ahora una sensación un tanto graciosa se instaló en mi estomago, ¿exactamente qué era este sentimiento?

Mi mirada fue a dar en sus labios, aquellos que parecían estar hechos de algodón de azúcar. Estos eran tan esponjosos y podría apostar que eran bastante suaves. Y después de algunos segundos mi mente dejó de funcionar.

¿En que exactamente estaba pensando?

Entonces recordé aquel libro que alguna vez Jaehyun me leyó mientras no podía conciliar el sueño. Donde las princesas eran muy lindas y reconocidas ante toda la civilización y quienes estaban destinados a pasar el resto de su vida con ellas eran llamados príncipes.

Y yo quería pasar el resto de mis días con Jaehyun, realmente lo deseaba. Me encantaba cuando acariciaba mi cabello justo antes de quedarme dormido. Los libros que me leía por las noches me relajaban y me gustaba ver su sonrisa todas las mañanas.

Pero eso no significaba nada, se necesitaba un simple acto de "amor verdadero" para sellar la promesa, un beso.

¿Entonces amaba a Jaehyun?

Pero yo no era alguien lindo y conocido por toda la civilización. Yo no carecía de un sedoso cabello ni tampoco de una codiciosa familia. Yo era todo lo opuesto a eso, pero aún así me aferraba a la idea de que Jaehyun tal vez, solo tal vez podría llegar a ser mi príncipe.

Un sutil movimiento me posicionó justamente frente a él, nuestras narices rozaban provocando un sin fin de sentimientos dentro de mi. Su respiración chocó contra mis labios y entonces me incliné haciendo que nuestros labios se juntaran.

Al instante Jaehyun me separo de él y me miró un poco sorprendido.

—Salgamos a jugar— de un brinco se puso de pie y mientras se colocaba los zapatos camino a la puerta— ¿Que esperas?

—Y-ya voy...

Aún no podía creer lo que había hecho así que tomé sus palabras y le seguí un tanto sonrojado.

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Lo había ansiado durante todo ese tiempo, ¿por qué detenerme en este preciso momento? En donde nuestras respiraciones agitadas y chasquidos debido a los besos era lo único que llenaba el ambiente. El beso era algo necesitado, como si ambos supiéramos que lo queríamos desde hace tiempo. 

Nos separamos debido a la falta de aire pero aún así lo tomé del cuello de su camiseta y lo acerqué a mis labios de nuevo. Y esto ya no era un simple beso de niños, era un verdadero beso. Jaehyun mordió mi labio inferior haciéndome jadear y entonces supe que teníamos que parar.

Continuar sólo significaría una cosa, el deseo nos consumiría y no nos haríamos responsables de las consecuencias.

—Jae...hyun— dije en un suspiro— ¿Por qué lo hiciste...?

—Tuve un sueño acerca de nuestro primer beso— junto nuestras frentes— ¿Lo recuerdas?

—Lo hago— sonreí.

—Solo pensé que era lo correcto, ¿sabes?— se separó y me sonrío— Supongo que fue una señal.

¿Una señal?

Yo simplemente asentí ante sus palabras aunque no lograba comprender totalmente a lo que se refería.

—Doyoung— dijo con timidez— habrá un partido de baloncesto este fin de semana— soltó mientras jugaba con sus pulgares un tanto nervioso— Y-y quería saber si tú...

—Si, ahí estaré Jaehyun— lo interrumpí mientras miraba al suelo de nuevo.

Repentinamente la campana sonó indicándonos que las clases comenzarían dentro de poco.

—Deberíamos...

—Si, hay que regresar— dijo un poco tímido.

Hace unos minutos estábamos tan cerca del otro besándonos desesperadamente. Pero ahora caminábamos tranquilos a clases como si nada hubiera sucedido. Jaehyun se despidió de mi con una adorable sonrisa seguido de desearme un buen día.

Ese fue uno de los mejores días, sin duda.

(∂ + m) ψ = 0 • [JaeDo]Where stories live. Discover now