Capitulo 34

351 50 11
                                        

<Jaehyun>


Desperté debido a un fuerte ruido que provenía de la planta baja, talle mis ojos y me senté en la cama. Luego de estriarme un poco me puse de pie y corrí las cortinas para así dejar que el sol entrara a mi habitación. El día lucía maravilloso, no hacía calor pero tampoco frío, era simplemente agradable y lindo. Me coloqué una camiseta cualquiera y baje las escaleras para ver de donde había provenido el ruido.

—¿Estás bien?— pregunte al ver a mi madre en el suelo— ¿Qué te-

—Ah— la mayor volteó— No es nada Jae, solo estoy empacando y cayeron algunos adornos de la mesa principal, es todo.

Y fue hasta ese momento que pude ver a mi alrededor y ver lo vacía que la casa lucia sin decoraciones, sin cuadros, sin algunos muebles y próximamente sin nosotros. Sonreí algo nostálgico, recordando todo lo que pase en este lugar, tratando de capturar las memorias. Porque no estaríamos más aquí, nos iríamos para siempre.

—¿Tienes hambre?— mi madre pregunto sacándome de mis pensamientos— Preparé tu malteada de proteína favorita y tu padre cortó fruta.

—Claro— sonreí— La tomaré y volveré para ayudarte con eso, te dije que no empezaras sin mí— me encamine a la cocina.

—Está bien— dijo ella entre risas.

Entré a la cocina y agarré de la mesa la malteada que tanto me encantaba, la bebí toda de un sorbo. Tomé varias uvas y las llevé a mi boca solo para regresar rápido a la sala de estar. Me acerqué a mi madre y con una gran sonrisa comencé a poner las cosas en las cajas. Centros de mesas, revistas, el teléfono, cuadros, todo, íbamos a empacar completamente todo. Le ayude a sellar las cajas con cinta adhesiva y continuamos llenando más hasta que perdimos la cuenta y la noción del tiempo.

La puerta de la entrada anunció que papá había llegado a medida que se abría y el sol entraba por esta. Colgó su saco en el perchero justo a su costado y se dirigió a nosotros con una gran sonrisa.

—¿Necesitan ayuda?— pregunto aflojando su corbata— Al parecer no, ¿cierto?

—Jae es muy fuerte, ha hecho casi todo— mi madre acaricio mi cabello y yo le sonreí— Como sea, ¿que te dijeron en el trabajo?

—Buenas noticias— sonrió— Me darán dos meses libres para poder estar con ustedes y en especial co-

—¿Qué?— lo interrumpí— ¿C-como que dos meses libres? Sabes que llegar a ese puesto no fue fácil y no quiero que pierdas tu ascenso solo por mi.

—Hijo n-

—¡No mamá!— avente la caja cerca de mi— ¿No te das cuenta que ya arruine mucho de su vida? ¡No quiero irme con ese pensamiento, que ahora también papá perderá el salario por mi culpa!

—Nada de esto es tu culpa— mi madre comenzó a llorar y se abrazó a sí misma—N-no lo es, nunca podría s-serlo.

—¡No le hables así a tu madre!— mi padre me tomó de los hombros— El doctor pudo decir tal cosa pero estaremos junto a ti en el proceso, pedí dos meses y pediría más tiempo solo para ti. Saldremos adelante y te recuperarás Jae, lo harás porque eres fuerte.

—¡Suéltame!— Ahora lágrimas bajaban por mis mejillas sin previo aviso— ¡El doctor dijo dos semanas! No me queda mucho tiempo, no podemos esperar a que todo mejore y salga bien. He esperado por eso toda mi vida y dime, ¿algo ha cambiado? Solo sigo empeorando y ahora hasta me parece buena la idea de irme, no tendrán que lidiar conmigo más.

—¡No te atrevas a decir eso!— mi madre gritó— Ni si-siquiera lo pienses, ¿crees que te hemos estado soportando todo este tiempo?— negó varias veces acercándose para envolverme en un abrazo— Hijo, necesitamos que confíes.

—Me dieron dos semanas cuando mucho— me aferré a sus brazos— No quiero morir...— sollocé.

—No lo harás— ahora mi padre era quien hablaba uniéndose al abrazo— Estamos juntos en esto y ten por seguro que haré lo que sea porque te atiendan y den el mejor diagnóstico, los mejores doctores, las mejores quimioterapias. Te amamos hijo, no te vamos a dejar solo.

—Tengo miedo— temblé bajo sus brazos— ¿Por qué yo?

—Recuerda que aveces la vida nos pone retos pero nunca que no podamos cumplir— me dio un beso en la mejilla— Saldrás de esto.

Nos quedamos un momento más abrazados, ellos me daban mimos y yo correspondía feliz, compartimos el amor que nos teníamos. Mamá me ordenó con una sonrisa que subiera a ducharme y me pusiera algo cómodo. Asentí con gusto y luego de disculparme por lo de hace rato subí a mi habitación. Acomodé mi cama para luego escoger un cambio de ropa y entrar al baño. Prendí el agua en una temperatura agradable y me despoje de mi ropa para finalmente entrar.

Dejé que el agua corriera por mi cuerpo así como mis pensamientos por mi cabeza. Si todo salía bien podría recuperarme de nuevo y volver a la normalidad, esta vez con más precaución y chequeos aún más frecuentes. Pero, ¿y si solo me quedaban dos semanas exactas antes de que muriera? El pensar en eso me tenía un tanto preocupado, ansioso, asustado y sobre todo triste. ¿Como te preparas mentalmente para despedirte de tus seres queridos?

Las cosas que tenía por delante, los días del instituto restantes, mi graduación, las celebraciones, las tardes de películas con mis padres, mi trabajo, crear una familia. De todo eso me perdería si me iba justo ahora, ¿como no estar con este dolor en el pecho que no te deja dormir por las noches? Estaba aterrado pero lo que me mantenía inquieto era otra cosa, le debía una explicación a alguien muy importante. No estaba listo para irme, aún me quedaban cosas por realizar. ¿Por qué la vida es tan injusta?

Cerré la llave y sequé mi cuerpo con la toalla que había preparado antes, comencé a vestirme. Me quede viendo un buen rato mi reflejo en el espejo simplemente pensando en nada y todo al mismo tiempo. No sólo necesitaba que las personas me dijeran que todo estaría bien. Dentro de mi podía sentir como algo no andaba bien, lo presentía. Pero de nada servía reclamar el tiempo, este ya estaba corriendo segundo por segundo.

El tiempo vuela, literal.

Salí del baño y mientras secaba mi cabello aún húmedo con una toalla pequeña comencé a buscar en mis cajones. Saque varios bolígrafos y hojas blancas, deje la toalla de lado y me senté en el pequeño escritorio. Prendí la lámpara para ayudar a mi vista y comencé a escribir, no sabía exactamente qué pero deje que las palabras encontraran su sentido con cada trazo. Deje mis sentimientos plasmados en esa carta, cada palabra, cada oración tenía un significado inmenso y profundo.

Había pasado dos horas escribiendo y no me había dado cuenta, sacudí mis manos y pronto oí el timbre de la casa. Tomé la carta y la puse en un sobre lindo con nombre y dedicatoria, sonreí al leerlo de nuevo. Salí de mi habitación y bajé las escaleras a toda velocidad, sabía quien había venido pues yo lo había invitado.

—Hijo, no atendí porque pensé que...

—Si, es él— le sonreí— Estaremos en mi habitación.

—Claro— me miro esperanzada— Mucha suerte.

Me acerqué a la puerta y cuando por fin tuve el valor de abrir lo hice, solté un largo suspiro.

—¿Por qué me hablaste Jaehyun?— cuestionó confundido al pie de la puerta.

—Me alegra que vinieras.













El siguiente capítulo es el final. Recuerden que luego le sigue un epílogo. Lo subiré en un rato más uwu.

Hoy no tuve el mejor día pero estoy aquí por ustedes ya que siempre me animan bastante. ¿Qué tal el capítulo? Also, ¿ya vieron que Nct127 comeback en Japón? Este año arrasaron con todo :3

Nos leemos muy pronto~

(∂ + m) ψ = 0 • [JaeDo]Where stories live. Discover now