Capítulo 27: El beso.

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Me desperté adolorida, rodeada de humedad sobre el suelo frío e irregular. El aroma a césped y barro impregnada todo mi alrededor y a pesar de que aún mi vista no se adaptaba del todo a la luz podría afirmar con gran seguridad que aún estaba en el bosque.

Me restregué los párpados con las manos y contemplé mi alrededor. Estaba amaneciendo y el bosque se veía muy diferente a como fue anoche, ya no lucía tétrico y tenebroso sino calmó y de cierto modo mágico.

Apoyé la espalda contra un tronco detrás mío, de a poco volvía a sentir mi cuerpo que tiritaba de frío por haber pasado la noche bajo el rocío.

De pronto me di cuenta de que no recordaba que pasó exactamente, solo tenía vagas imágenes de la noche anterior y lleve inmediatamente mis manos a mi cuello para sentir las heridas cicatrizantes de unas recientes mordidas. Recordé que Carel me mordió ferozmente, como si fuese un animal salvaje, sin embargo me sorprendí al darme cuenta que aún seguía con vida y era gracias al hecho de que curó mis heridas.

¿Acaso me sanó habiendo recuperado la conciencia o lo hizo mientras aún estaba en su estado de vampiro bestial?

No, eso era imposible, su otro yo no tenía control por sí mismo o eso parecía ser cada vez que estaba delante de sangre ¿Cómo es posible que me haya curado estando así?

Sin embargo si lo hizo habiendo recuperado la conciencia ¿Por qué me dejaría aquí? Eso es imposible, él no me abandonaría en un lugar así...

Entonces ¿Qué pasó?

Cuando salí del bosque fui directamente a la habitación de Carel, tenía que verlo, debíamos hablar y mientras avanzaba me esforzaba una y otra vez para recordar que sucedió antes de que me desmayara pero nada venía a mi mente.

Al llegar al hogar del vampiro golpee varias veces pero nadie abrió. Empecé a dudar de qué podría estar pasando y tome el pomo de la puerta, juntando todo mi valor antes de ingresar. No llegue a dar ni siquiera dos pasos cuando me encontré a Carel tirado en el suelo, boca abajo y respirando a duras penas.

–¡Carel! –corrí a socorrerlo, lo recosté boca arriba para asegurarme de que siga respirando e intente despertarlo con unos golpecitos en la mejilla –¿Carel? ¿Me oyes? ¡Carel!

Cuando sus pestañas se removieron sentí que el alma me volvió al cuerpo.

–¿Thaily? –su voz era gruesa y cansada.

Le sonreí y aparte su cabello negro de sus pestañas para notar que su piel estaba realmente húmeda.

–¿Tienes fiebre?

Los vampiros no pueden enfermar o eso siempre pensé hasta este instante pues Carel estaba sudoroso y su piel ardía.

–¿Qué sucedió? –observó a nuestro alrededor y yo también lo hice.

Su habitación lucía bastante desordenada como si hubiese estado buscando algo desesperadamente por todos lados y me espanté un poco al notar grandes manchas de sangre seca en su ropa y manos.

"Quizás solo sea mi sangre"

–Te desmayaste al parecer –expliqué –¿Puedes ponerte de pie?

Él asintió e intentó levantarse pero sus piernas le fallaron y volvió a caer, entonces me tuve que agachar a su lado, pasar su brazo izquierdo por sobre mis hombros y levantarlo con todas mis fuerzas.
Se veía tan agotado y dolorido como si hubiese estado peleando toda la noche.

–Vamos, te darás una ducha y luego vas a dormir un poco.

Obviamente no estaba a favor de bañarse y mucho menos de que lo ayudará a moverse por su habitación pero tampoco estaba en las condiciones exactas para pedir algo, estaba débil y necesitaba de una compañía que lo cuide.

Decadencia. [En Curso] Where stories live. Discover now