Capítulo 5: Mordida.

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A Carter no le quedaba nada mal una camiseta verde mate, a decir verdad combinaba bastante bien con sus vaqueros negros, su cabello oscuro y esos ojos azules, él no era como Ciro quien parecía haber nacido para ser una especie de modelo masculino casi perfecto, la verdad es que Carter era muy apuesto, sus rasgos definidos, su postura y su cuerpo con espalda ancha y grandes hombros me recordaba a uno de esos soldados de la élite que siempre salen en películas, esos que al verlos piensas "woh, es un espécimen masculino extremadamente sexy y rudo" definitivamente es así como lo veo solo que a diferencia de un soldado serio, Carter es más del tipo humorista y provocador.

–No tengo ganas de bromear, Carter quiero irme a dormir.

–No estoy bromeando –exclamó, lucía relajado y seguro de sí mismo, de algún modo me recordó al difunto Cameron pero sin aquella maldad en su corazón –Quiero salir contigo.

–¿Por qué?

No lo entendía, no era una de las más bonitas aquí, tampoco destacaría mucho si no fuera porque soy la única humana.

–¿Qué hay de Penny? –pregunté cruzándome de brazos, se suponía que a él le gustaba ella ¿Qué cambio? –Dime que no es por mi sangre, Carter, no te la daré.

La verdad es que acababa de darme cuenta de algo, no le volvería a dar mi sangre a nadie, ni siquiera a Ciro, él a estado actuando muy raro y cercano a París lo cual me molesta bastante a pesar de no ser nada suyo, sin embargo él dijo que yo era su humana, supongo que eso debería significar algo para él no obstante sigue cerca de ella y no parece querer prestar atención a lo que me molesta como si yo estuviese pintada en la pared.

–No es por tu sangre –me respondió el vampiro, se oía convincente pero no lo demostré –Penny me gusta, no lo voy a negar sin embargo no logro llamar su atención y pensé que si salía con su amiga, ella iba a...

Abrí los ojos de par en par.

–¡Espera ¿Qué?! ¡¿Tú me estás utilizando como medio para llegar a ella?!

Carter se rascó la nuca con nerviosismo y una sonrisa sutil.

–Si lo pones de tal forma se oye feo.

–No voy a hacerte de Cupido para que ella te presté atención.

–Oh vamos, Thay tú eres quien más la conoce y sabes que soy un gran partido ¿Acaso no te gustaría que tus dos amigos sean felices?

Viré los ojos bastante molesta.

–No voy a ayudarte a manipularla, nadie debe ser obligado a amar Carter, entiéndelo.

Esta vez fue él quién giró los ojos y luego puso su cara de chico triste mientras juntaba las manos como implorandome.

–Pero yo no trato de manipular a nadie Thay, solo quiero tener una oportunidad, solo quiero intentar demostrarle aunque sea una vez que valgo la pena y que puedo hacerla feliz –me maldije mentalmente porque sus palabra comenzaba a convencerme hasta que susurró por lo bajo como en forma de broma –Por lo menos más que su ex muerto.

–Eres un idiota –le dije, sabía que no lo dijo con maldad sino como chiste pero no se me hizo gracioso y lo empuje hacia atrás para luego cerrar la puerta con cerrojo.

–¡Ay no! Thay fue solo una broma, lo juro, sabes que hago malos chistes.

Pero lo ignoré y fui a acostarme con una sutil sonrisa ya que pude darle un minicastigo por burlarse de Chris, mi dulce Chris que murió por mí y hasta que no venza a su hermana Regina, la culpable de su muerte, no podré pedirle perdón.

****

A la mañana siguiente incluso antes de que el sol diera sus primeros rayos yo ya estaba despierta y corriendo al rededor de un prado vacío, la humareda que levantaba al correr sobre la tierra me ensuciaba horriblemente mis tenis blancos sin embargo no tenía permitido decir nada porque a diferencia del Carter gracioso y amable, cuando se trataba de entrenar duro él se volvía totalmente diferente, su personalidad cambiaba drásticamente a un tipo riguroso y de frío humor al que no importaba cuanto le pidiera un descanso, no me lo daría si no lo veía necesario aún.

Decadencia. [En Curso] Where stories live. Discover now