Capítulo 13: La traición.

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Corrí hasta mi cabaña y envuelta en mi bata de baño con los nervios de punta, había huido del estanque cuando Carter comenzó a fingir una escena de celos donde Caleb se limitó a mirarlo con cara de "¿Enserio? Haces el ridículo". Me dolía el estómago por lo alterada que me puse y mientras me apresuraba a colocarme algo de ropa seca no podía dejar de pensar en ello.

¿Qué habrá pensado de mí? ¿Acaso creerá que soy una cualquiera? Después de todo, todos creen que me gusta Ciro y si se enteran que besé a Caleb siendo "la humana de un vampiro" me verían de mal modo, en la sede de los rebeldes regían reglas diferentes a la de los humanos.

A pesar de lo sucedido en el hospital en mi vida solo he salido formalmente con James, con Cameron nunca tuve nada aún cuando él creía que me estaba volviendo "su humana" cosa que no sucedió porqué mintió. Con Chris siempre tuve amistad, la misma que tengo con Carter mi entrenador y solo fue Ciro quien me llamó "su propiedad" a lo cual había accedido pensando que era amor, pero nunca fue así.

Realmente soy libre, no tengo ataduras y no debería darle explicaciones a nadie sobre lo que hago con mi vida personal pero aún así sentía algo de culpa, quizás la idea de Ciro aún no se había quitado de mi mente todavía, y una parte de mí probablemente todavía lo aprecie.

Había besado a Caleb, creo que la última persona a la que besé fue James, ni siquiera estoy segura de que haya sido Ciro y es porque pasó hace tanto, tanto tiempo que no me detuve nunca a pensarlo. Lo besé porque quería hacerlo y seguí porque me gustó pero ahora siento como si hubiese hechos algo malo.

****

En la mañana siguiente París que iba llevando un par de archivos para Héctor fue detenida en seco al ver, a varios metros, a una pareja inusual; Cyrus estaba recostado bajo un árbol y a su lado estaba sentada Penny quien le hablaba llena de energías, lo sorprendente era que él parecía responderle muy de vez en cuando aunque algo malhumorado, pero aún no se alejó de ella, como si la tolerará.

Mientras tanto Penny, sentada de piernas cruzadas, sonrió y exclamó.

-Tengo un nuevo juego de mesa, me lo trajo mi hermano y me preguntaba si tú quieres jugar conmigo.

Cyrus frunció el entrecejo un instante, luego su semblante se volvió calmo una vez más.

-Te aseguro que no querrás eso.

La pelirrosa volteó los ojos, había entendido su doble sentido pero decidió ignorarlo, nadie dijo que tratar con Cyrus sería cosa fácil.

El pelinegro volvió a tratar de conciliar el sueño.

-Vamos Cyrus, no seas así. Se llama ajedrez, te gustará... ¿Por favor?

La comisura izquierda de los labios del vampiro se alzaron sutilmente; parecía disfrutar de una broma interna.

-Dilo una vez más y lo pensaré.

-¿Bien?

Penny no comprendió el chiste, no había entendido del todo las intensiones de Cyrus, a veces su mente la volvía un ser tan inocente que dejaba pasar pequeñas cosas y mientras él permanecía recostado con los párpados cerrados la joven se le acercó, reclinándose un poco delante de su cara para que al abrir los ojos sea su rostro lo primero que él vea.

-Por favor Cyrus, juega conmigo.

El chico abrió los ojos lentamente pero al contemplar aquel rostro frente al suyo a una distancia prudente oyó como si el cielo cantará. No sabía si era esa mirada dulce de ojos verdes o la sonrisa amistosa, o quizás el aura dorada que la rodeaba producto de la luz ingresando a través de las ramas, pero definitivamente era algo que la hizo ver por primera vez realmente bonita para él.

Decadencia. [En Curso] Where stories live. Discover now