—Todavía no se acaba la última caja que trajiste —comentó, llevando la mano derecha a su boca para cubrirla mientras reía. A él no le gustaban sus dientes, tenía el colmillo salido y su rostro no era perfectamente ovalado como el de Nara. Siempre se molestaba cuando recordaba que sus padres se habían ofrecido a hacerle un trabajo de ortodoncia cuando tenía doce y el no quiso porque pensaba que se burlarían de él.

Ahora que ya era mayor, le daba mucha más vergüenza que antes.

—Bueno, me las terminaré ahora ¿Tienes café? —dijo pasando directamente hacia la cocina. Mikoto le dejó el paso libre y después caminó detrás de él.

—Me adelanté y ya está listo —dijo sintiéndose orgulloso de si mismo.

Esa última semana había estado pensando mucho. Todavía estaba paralizado por la idea de que Harry lo había dejado y probablemente no volvería con él. Era tan doloroso que a veces le costaba respirar y al mismo tiempo se sentía tan libre, como si todo ese dolor hubiese estado encapsulado en su cuerpo, esperando recorrer cada fibra de su ser. El lazo roto lo estaba destrozando, pero ahora sabía lo que pasaba, no había incertidumbre, no estaba tratando de cubrir las fisuras de su corazón a sabiendas de que eran demasiado grandes para tratar de mantenerlo en una sola pieza.

—Ey —Mars hizo una pausa, sacándolo de su ensoñación—. ¿Estás bien?

Mikoto se le quedó viendo un instante y luego reaccionó apenado.

—Sí, sí, estoy bien —aunque no lo estaba, pero daba igual, él nunca estaba bien. Su mente no dejaba de perderse en la tristeza.

A pesar de todo, los desayunos con Mars eran un respiro, era extraño tener la constante sensación de que había alguien a su lado, alguien además de Nara, una persona que no estaba condicionada por una relación previa, alguien que apareció de la nada y decidió quedarse a pesar de todo.

Ellos se miraron en silencio, porque a pesar de la supuesta paz que reinaba en el lugar, era obvio que había algo flotando en el ambiente. Mikoto observó las cajas que seguía en el mismo lugar que la última vez, las que tenían los regalos que le había hecho Harry.

Entre los objetos acumulados había ropa, relojes, cosas random como una figurilla de recuerdo, fotos y algunos objetos demasiado personales como para ser donados, porque nadie aparte de él los querría. Eran cosas que significaban algo para él, pero para el resto del mundo serían simples estorbos.

Sus labios se apretaron, mientras intentaba que su cuerpo no temblara y luego miró a Mars, soltando un suspiro cansado.

—¿Sería posible que pudiese llevar algunas cosas también? —dijo mirando su taza de té. Mars lo miró con curiosidad.

—No creo que haya problema ¿Ya escogiste que quieres llevar o necesitas ayuda? —por la expresión del chico, estaba seguro de que se trataba de la segunda opción.

—Quiero llevar algunas cosas de ahí —Mikoto señaló las cajas que Nara había hecho y aunque su voz no tembló, su dedo índice no pudo mantenerse derecho.

Mars asintió, parecía sorprendido, pero no lo cuestionó y cuando terminaron de desayunar se sentaron en el suelo a escoger lo que se iría a la iglesia y lo que terminaría en la basura. Mikoto juntó dos cajas con cosas que podría regalar, pero la tercera se quedó en casa, guardando fotos, notas, cartas, recuerdos de sus primeras citas que ya se consideraban basura, como tickets de entrada al cine o la publicidad de un concierto al que fueron.

Le hubiera gustado sacar todo de una buena vez, pero no estaba listo todavía, necesitaba que todo aquello se quedara guardado un tiempo más, quería atesorar esos recuerdos tanto tiempo como pudiera, antes de que lo inevitable llegara.

Ellos viajaron en silencio, Mars no le dijo nada, no lo presionó, pero de vez en cuando lo miraba con preocupación. Cuando se vio en el reflejo de la ventana se dio cuenta porqué. Su rostro estaba pálido, su expresión era triste, su ceño estaba fruncido tan profundamente que parecía que fuera a quedarse así para siempre. De inmediato se esforzó por cambiarlo, pero era demasiado difícil, aquello lo superaba.

Así que dejó de intentarlo, se quedó así, sintiéndose tan miserable como pudo y continúo el resto del camino en silencio. 

Miren, ahora sí les dejo la imagen de la portada para que la vean con más detalle

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Miren, ahora sí les dejo la imagen de la portada para que la vean con más detalle. <3

 <3

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El instante más hermoso de la vidaWhere stories live. Discover now