XX. ☆ Karma hecha de impulsos ☆

Start from the beginning
                                    

—¿A ti te ha dicho que tiene una cita el viernes?

Ahora que no tenía con Beth el secreto de mi naturaleza, no hubo problema para mí en contarle cómo me había enterado de la cita: por boca de Gris, escuchándolos hablar con mi oído sobrehumano.

—No, ni siquiera a mí. —Beth miró hacia la mesa, yo la estaba mirando a ella así que noté cuando habló casi sin mover los labios—: Ahí viene, tranquila.

El latido de Marco se hizo más fuerte y a los pocos segundos llegó a nosotras. Se sentó frente a ambas sin lucir alguna expresión fuera de lo normal.

—Oh, recibiré un audio ahora —anunció Beth, sacando sus auriculares y poniéndolos en su teléfono—, disculpen que los ignore.

Casi blanqueo los ojos ante la manera poco sutil de Beth de darnos privacidad sin irse, o sea, queriendo escuchar, porque estoy segura de que no puso nada en sus auriculares pese a lucir absorta en ellos.

—¿Ya hiciste el cuestionario de inglés? —preguntó Marco.

—No. Creo que lo haré hoy.

—Es para hoy.

—Entonces lo haré ahora en un ratito mientras la señora Brown llega.

Marco rio, negando con la cabeza.

—Te da igual que la maestra se enoje, ¿no?

Me encogí de hombros.

—Creo que ya no le agrado, qué más da.

Me sonrió, pero no cualquier sonrisa, sino esa sonrisa que me mataba.

—A veces parece que todo te importa un cuerno, y lo digo como un halago.

—Entonces gracias. Y no, no soy tan despreocupada, es solo que me preocupo por lo que de verdad me importa, y la maestra Brown no me importa mucho.

—¿Y qué clase de cosas te preocupan?

—Cosas banales como el color de mis uñas, que la ropa me combine o si hacerle un halago a Marco es algo inapropiado.

Beth a mi lado fingía suma concentración en su teléfono, fingía que le sonreía a la pantalla pese a que me dio un rodillazo bajo la mesa al escucharme, diciéndome que me prestaba atención y que esa sonrisa era por mí, era como si aprobara mi intento de coqueteo. Marco hizo un arco con sus cejas, pero no quitó su sonrisa.

—¿Por qué dudas de si es correcto o no?

—Puedes considerarlo una indiscreción; muchos hombres sienten que el que una mujer les dé un halago físico les quita el mando, así que no les gusta recibirlos así no más.

Marco se inclinó hacia delante y torció sus labios hacia un lado, coqueto.

—¿De ti?, ¿cuántos se negarían a recibir un halago tuyo?

—No me interesan todos, me interesas tú —repliqué, escuchando con satisfacción que su corazón se aceleraba; algo que no le pasó con Helena mientras estuvo con ella. Karma 1, Helena 0—. ¿Qué dices?, ¿te parecería una indiscreción?

Marco me retó con la mirada y una sonrisa ladeada; nos habíamos inclinado un poco hacia delante cada uno, poniendo los codos sobre la mesa y sin cortar el contacto visual. 

—Pruébame.

Si pudiera, le respondió mi interior. Sin embargo, mi exterior fue más recatado:

—Tienes un cabello muy acariciable. Es tentador, me he retenido varias veces de tocarlo. —Mi tono salió muy risueño, como si todo fuera un chiste para que algo serio se volviera casual.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now