XVIII. ☆ La voz de la razón ☆

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Al despertar el domingo, como supuse en algún punto, ya tenía la cabeza llena de dudas sobre todo lo charlado con Ray la madrugada pasada

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Al despertar el domingo, como supuse en algún punto, ya tenía la cabeza llena de dudas sobre todo lo charlado con Ray la madrugada pasada.

Quería hablarlo con alguien, quería escuchar una opinión al respecto que no fuera la de Ray pues para él al parecer todo era mucho más sencillo de lo en realidad era. Me pregunté si alguna vez él sintió por alguna chica con las que usó su plan de evitarles sufrimiento, lo mismo que yo sentía por Marco, y de ser así, si no sintió remordimiento alguno.

Creo que ese punto era el que dividía el plan de Ray entre "es una maravilla" y "es una crueldad". Si Marco no fuera más que un capricho o un flechazo que deseaba apagar, quizás mi mente no estaría tan en contra de la idea de borrarle la memoria, tal vez por eso a Ray le daba igual: porque todas sus citas eran solo eso para él, "citas" y ya, de las que consigues en cada fiesta y en cada esquina.

En cambio, para mí, Marco era diferente. Yo sabía que no iba a poder hallar a un ser que me atrajera tanto y tan emocional o físicamente como él en toda mi vida, era como una joya en medio de rocas, no iba a poder conseguir uno igual en otra esquina. Siendo tan excepcional, no me cabía en la cabeza el usarlo así.

Mi hermana no era una opción para discutirlo, siendo ella como es, de seguro que me diría que estaba loca por intentar, por segunda vez, desobedecer a mi padre, y más ahora que ya conocía a mi futuro esposo, me habría sacado en cara las mil desventajas y yo estaría de acuerdo porque todas serían ciertas. Ray obviamente no era la opción para buscar algo de moral, así que me quedaba solo una persona: Beth.

El lado subconsciente de mi cabeza me lanzó su nombre cuando quise buscar un confidente y estuve muy segura de que era la elección correcta. Beth era mi amiga, era humana, tenía corazón noble y era imparcial, era la persona ideal para plantearle la situación... aunque eso incluyera contarle todo con casi lujo de detalles.

Desde el día que fuimos a conseguir su vestido yo no había permitido que tocáramos el tema de mi magia, a veces sentía que ella quería hablarlo, pero la evadía tan pronto como podía. Estaba estresada y pasándola mal por lo de Marco y lo último que quería era otra charla de confesiones que me incluyera.

No obstante, dado mi conflicto, era momento de contarle un par de cosas, que me escuchara como la amiga que era y que me apoyara con mi nuevo plan... o me hiciera desistir de todo.

La llamé ese domingo y le propuse vernos en un centro comercial que nos quedaba a mitad de camino a ambas. Le pedí a Ray que dijera que saldría conmigo porque no quería preguntas de mi padre sobre mis nuevos amigos para evitar que empezara a vigilarme, y él accedió. Me dijo que saldría desde las dos de la tarde hasta las seis, así que en ese lapso, estaríamos juntos, luego iría por mí al centro comercial y me llevaría a casa. Todo perfecto.

Beth no puso problema y a las dos y diez de la tarde llegó a mi encuentro; yo ya estaba en una mesita de la plazoleta de comidas y le había comprado un batido de fresas.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora