XVII. ☆ ¿Vale la pena? ☆

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Hubiera querido dedicar más tiempo a mirar sus paredes, las fotos y afiches que la ocupaban, o el color de su alfombra o el desorden de su escritorio, pero mi vista quedó congelada al verlo a él tendido en la cama, acostado de lado de una forma que lucía más que tierna. Sonreí y sin perder más tiempo me acerqué. Tuve la fortuna de que estaba en todo el borde de la cama así que me arrodillé en el suelo y le sacudí el hombro hasta que empezó a reaccionar.

—Hola... —dije en tono bajo.

Marco estaba evidentemente confuso y parpadeó muchas veces, posiblemente sin ver nada porque no entraba mucha luz por esa ventana. Sin embargo, parece que reconoció mi voz.

—¿Karma...?, ¿qué rayos... qué?

—Estás soñando —dije, esperando que eso fuera suficiente—. Visito tu sueño, Marco.

—¿Soñando? —increpó, incorporándose un poco; no llegó a sentarse, pero sí se recostó contra el cabecero. Intentó enfocarme, mas pareció fallar en el intento—. ¿Es mi sueño? 

—Sí. Dime por qué otro motivo estaría aquí.

Pareció que eso tuvo sentido para él porque asintió. Se estiró al otro lado de la cama para encender una pequeña lámpara, luego volvió a mí, ladeando la cabeza.

—No es la primera vez que estás en mi sueño, pero nunca se sintió tan real —murmuró.

—¿Sueñas conmigo con frecuencia?

—Sí. Aunque usualmente no estamos en mi oscura habitación.

—¿Dónde estamos?

—En la playa. Una vez en la luna. Otra vez en un extraño campo de flores dientes de león.

Sus ojos estaban entrecerrados y casi no me miraba, creo que se comió tanto el cuento de que era un sueño que temía que, de abrir más los párpados, despertaría.

—Eso es lindo.

—Pero nunca hablamos, nunca te hablo para ser más exacto.

—¿Por qué?

—Siempre me da miedo —confesó—. Te veo en la playa y me da miedo ir, hablarte y que me recuerdes que no sales con nadie. Que no saldrías conmigo, más bien. Solo te admiro de lejos.

El corazón se me aceleró y sonreí de lado, encantada.

—¿Sabes que me encantas? —Marco se rio, cerrando los ojos—. ¿Qué?

—Me encanta que sea mi sueño, esta es la primera vez que puedo hacer que me digas algo que desearía que me dijeras.

—Si es tu sueño, dime qué sientes tú —pedí.

Mis manos se habían apoyado en mis piernas, seguía arrodillada frente a la cama y él no había perdido su posición semirecostado en el cabecero, con la vista en el techo.

—Tú sabes. Si estás en mi sueño es porque lo sabes.

—Recuérdamelo.

Marco sonrió ampliamente aún mirando hacia arriba; negó con la cabeza.

—No. Mejor dime tú lo que quiero oír.

Ya estando ahí, con él convencido de que estaba profundamente dormido, no tenía realmente nada que perder al decirle la verdad. Total, y al otro día él sentiría que no había sido real, no pasaba nada. 

—Hay algo maravilloso en tu corazón —comencé—, algo mágico que me lleva a él. He deseado besarte por más tiempo del que admitiré, he pensado en ti muchas noches y te he suspirado varios días. He imaginado cómo sería tocar tu cabello y...

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now