Todo va a estar bien

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—No era necesario —murmuró el mexicano más joven abrazando a su ahora novio, estaba feliz, tenía a su pequeño chino en sus brazos—, pero gracias por venir a dejarnos —susurré besando la nariz del mayor quien sólo se sonrojó sonriendo.

—Creo que, si lo es, por cierto, ¿Me prestas una sudadera? —murmuró apenado, hacía frío y no llevaba ninguna, el moreno sin reclamar fue a su cuarto en busca de una—. Marco esto es para ti, ábrelo cuando estés solo —sonrió el azabache de cabello rebelde mientras el moreno asentía guardando la caja para que su amigo no lo viera.

—Toma —susurró con cariño el moreno besando a su novio, quién después de eso se fue—Marco..., debemos hablar, hay algo que dijiste ayer que no entendí, por favor.

.....

—Hiro..., estás muy estresado, tus niveles de cansancio son alarmantes, además de que masa corporal y tu peso han bajado considerablemente—la voz de su amigo le hizo sonreír.

—Tranquilo, estoy bien, pronto estaremos mejor Baymax, por cierto, hay que hacer ajustes a la armadura.

Ambos caminaban en silencio, miraban un poco la noche, era tranquila, estaba siendo un buen día, el azabache se abrazaba a sí mismo, sentía el aroma del moreno llenarlo, era suficiente para él.

Llegaron a la base donde estaba el resto del equipo, cada uno perfeccionando su traje, además de más cosas que les pudiera ayudar, rellenando sus equipos, todos tenían ahora en sus ojos la preocupación y miedo creciendo, cada vez era más real y cercano.

El menor llegó a su laboratorio con Baymax quién le apoyaba y daba ánimos, además de distraerlo, dirían que fueron a descansar para al día siguiente estar con la fuerza necesaria, pero no era así, ninguno podía cerrar los párpados por más de tres minutos, era una tortura para los jóvenes.

.....
—Buenas noches—la voz del mexicano mayor llegó a su amigo, después de su plática que no llego a ningún lado, ambos se habían ido a su respectivo cuarto.

Ya estando solo abrió la caja que el chino le había dado, encontrando una playera negra y una nota.

"Ven mañana a la base, te explicaré unas cosas, por favor llévate puesta la playera.

-Hiro"

El suspiro del moreno fue sonoro, ¿Qué significaba esto?, no lo sabía, pero debía ser importante.

¿Se debía decir que el mexicano no logró dormir en toda la noche?

A partir de que dieran las diez de la mañana, se prohibía salir de sus hogares, ambos mexicanos fueron invitados por la castaña para estar con ella y Hiro.

Se supondría que el menor y sus amigos irían a trabajar, llegando antes de la hora de toque de queda y estarían juntos en la casa de los Hamada.

Claro que en esa casa sólo estarían dos mexicanos y una castaña.

—Ya hay que irnos wey— habló el mexicano menor con su guitarra y su mochila, no sólo con la ropa de ambos, sino que también con sus cuadernos, no había hecho nada de tarea y debía mínimo hacer la mitad.

—Voy —murmuró el moreno mayor colocándose la playera, ¿era su imaginación o se ajustó?, lo ignoró saliendo con su amigo, ambos iban tranquilos—. Iré por algo, te veo en ahí —antes de que el moreno menor pudiera discutir, el mayor había empezado a correr llegando a la base de los grandes héroes.

Entró con cuidado llegando donde estaban todos, saludo como siempre siendo correspondido, el aire que había ahí era demasiado pesado, nadie en esa habitación se encontraba bien.

—¿Esto para que es chino? —preguntó señalando la playera, era cómoda, pero se le hacía raro

—Espera... ¿es la Nano-dex? ¿no la habías destruido? —pregunto la coreana mirando al moreno.

—Ese era el plan, pero la arreglé, Marco, lo que traes puesto es una tela inteligente que se contrae y mejora el movimiento muscular —a la mente de los jóvenes llegó la imagen de un Hiro de catorce años, el genio de catorce—, básicamente te da una súper fuerza, pruébala— sonrío dándole un guante como el de su armadura.

—Ni de pendejo voy a golpear esos ladrillos— dijo colocándose el guante, más por reacción que por pensar bien lo que hacía. La mirada de burla en los jóvenes héroes fue suficiente para que el mexicano lo hiciera, había quedado un hueco en la pared—. No mames, que chingon pero...,  ¿Para qué me das esto?

La sonrisa de burla del menor se volvió en una triste, los jóvenes genios ya habían captado la idea desde que el moreno se presentó con la prenda.

—Marco, si las cosas no salen bien, si las cosas se salen de control o pasa algo más, quiero que uses la Nano-dex y protejas a mi tía y a Miguel, en mi garaje hay otra cosa para ti, algo que deberás utilizar de ser muy necesario, junto a la Nano-dex, claro está—el mexicano estaba confundido, ¿Era lo que estaba pensando?—, ¿Puedes cumplir esta petición?, ¿Cuidar a nuestra familia y además, ayudar a las personas?

El grupo de héroes quedó frente a él mexicano, era un momento digno de cómic de superhéroes, el poder que pasaba a la siguiente generación de héroes, sólo que, al ser la vida real, resultaba doloroso y era un gran peso para el mexicano.

—Hiro...yo no—fue interrumpido por un abrazo grupal.

—Lo harás bien, ahora debes irte, el toque de queda ya va a empezar, yo me comunicare con ellos, estaremos "trabajando en sistemas de seguridad".

—Mucha suerte, por favor...sigan vivos —ninguno de los héroes respondió, sólo sonrieron de forma melancólica mientras el moreno salía en dirección del café, quien estaba a nada de llorar y contarlo todo.

Demasiado peso para Marco.



¡Que no soy chino! (Higuel)Where stories live. Discover now