Sábado

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Pov Hiro
—¿Eso es un sí? —pregunté a mi tía, quien decoraba un café—, ¿podemos?

—¿Salir?, bueno, hace tiempo que no salimos un fin de semana juntos, suena divertido, cerraremos temprano, podemos ir a comer algún crep, ¡oh! ¿qué tal ir a ver la ciudad desde el mirador?

—Suena bien, hagámoslo —sonreí abrazándola, tenía miedo, mucho, pero tenía más miedo de perderla—. Iré a preguntarle a Kyle —sonreí separándome e ir a la cocina—. Kyle, ¿tienes algo que hacer hoy?, cerraremos temprano y bueno, iremos a él mirador, ¿Quieres acompañarnos?

—Me gustaría, pero tengo situaciones personales que no me lo permiten, pero gracias por la invitación—miré su expresión relajada, veía a Tadashi frente a mí—, Hiro ¿Estás bien?

—Si...sólo, justo ahora...—mordí mi mejilla internamente, no era él—, no, nada, entonces te veremos hasta ¿el martes?—pregunté dudoso

—Claro, aquí estaré, buena suerte —asentí saliendo, Marco estaba siendo arrastrado por Miguel, al parecer no quería estar aquí —, ¿Pasa algo?

—¡Chino!, necesitamos hablar —antes de mi protesta o la de Miguel, ambos estábamos ya arriba —. ¿Le dirás algo a Miguel? —negué con mi cabeza abrazándome—, chino, no estoy seguro, ya me dijeron su discurso pero, no estoy de acuerdo, en absoluto, realmente siento que esto va a terminar mal, escucha, eres de mi familia ahora, Miguel es mi hermano, así que eso te vuelve también el mío, político, pero te vuelve mi hermano, sólo te pido que te cuides y te mantengas con vida.

—Daré todo mi esfuerzo, lo prometo —susurré mirando la entrada que unía a la cafetería—, ¿Irás con nosotros? 

—Si, ¿Irá Kyle? —miré de reojo al moreno y negar—, lo supuse, bueno chino, tendremos un día como cuñados políticos, para molestar a Miguel—sonreí por eso—, de verdad chino, tú y los otros, cuídense mucho, no duden que aquí estoy para ayudarles.

—Gracias, en serio, ahora vamos —murmuré caminando con él, ya estaban limpiando el café, lo agradecía, Marco entendía lo que significaba para mí, una mini despedida de por sí acaso.

—Insisto, no estoy de acuerdo, pero te voy a apoyar—miré a Marco y asentir, iba a recibir un golpe de él por irresponsable, pero no más de eso.

—¿De qué hablan? —me giré mirando a Miguel y sentir mi cara roja negando—, ¿nada?

—Le contaba al chino todo lo que hacías de pequeño, precisamente le estaba contando la vez que te quedaste dormido en la masa de los tamales—escuche la risa del mexicano a mi lado y ver el rostro rojo y enojado del menor de ellos me causaba ternura, era algo que quería volver a ver—. Tengo fotos de él de bebé y de pequeño, ¿Quieres verlas?

—¡¿Por qué tienes eso?! —me acerqué abrazando a mi moreno y sentirme más tranquilo ahí, necesitaba encontrar un poco de paz, la necesitaba y ya, sus brazos y su calor lograban un poco el objetivo.

—Mamá Elena me las mostró, claro que iba a tomar fotos, tienen como veinte álbumes sólo tuyos, hay cosas épicas ahí — miré a ambos, a pesar de que físicamente se parecían, eran muy contrarios, pero ambos tenían un buen corazón, un muy hermoso corazón.

—Hiro, pase lo que pase, por favor, no veas esas fotos—sonreí negando y caminar a Marco—. ¡Eso es traición!

—No lo es, quiero ver tus fotos, debo tener cosas para burlarme —choqué los cinco con Marco, me agradaba tanto.

Somos amigos.

—Me siento totalmente traicionado e indignado—sonreí ante eso caminando a ayudar a mi tía, un día feliz, lleno de momentos felices.

.....

—¡Hiro!, mira, ¡es hermoso! —sonreí al lado de mi tía, esa era de las imágenes que iba a recordar, ella sonriendo, suficiente ánimo y fuerza, eso me daba esa imagen—, ¿Pasa algo cariño?, te noto distraído, ¿Quieres contarme algo? sabes que lo que sea, me puedes tener confianza—negué sonriendo más y ver al paisaje de nuevo.

—No es nada, sólo me gusta verte feliz, tía Cass— murmuré viendo el atardecer con ella, aunque odiaba pensar que yo le quitaré esa sonrisa.

—¿Dónde están Miguel y Marco?—sonreí con burla a mi tía y señalar a ambos morenos quienes estaba compitiendo por ver quien daba más vueltas en el carrusel de los niños—. Son felices, me alegra tanto que se diviertan y muestren eso— mi sonrisa se fue,ahora sentía pena con mi tía, era lo contrario a lo que había y estaba siendo mi adolescencia, a los diecisiete años yo ya estaba terminando mi maestría en robótica y creando la empresa junto a los chicos.

Mi vida y la de los mexicanos eran totalmente distintas, pero me alegraba demasiado el que se hubieran juntado, me gustaba uno de ellos, el otro podría considerarlo mi mejor amigo, junto a los chicos, realmente, sin querer había abierto las puertas de mi barrera. No sabía en que momento, pero no me preocupaba.

—Si en algún momento tienen un hijo, serán increíbles —me giré a mi tía con la cara roja, ¿Qué?, me había perdido mucho—, ambos actúan de forma protectora —vi a ambos morenos quienes ahora jugaban con los niños que había ahí, varios padres y jóvenes los grababan, claro, no era común ver a dos a puestos jóvenes jugando con todos los niños y manteniéndolos en control, esperen ¿estaban cantando?

—Si, lo serán —susurré sonriendo, mirando a un mexicano en específico, ¿Si le contaba la verdad, estaría igual que Marco?, no, no debía decirle nada, todo iba a salir bien, confiaba en eso.

—Hiro, tengo una inquietud, las mariposas están sobre mí—presté atención mirando a mi amigo adorable y sonreír con ternura, era una imagen realmente adorable.

—Déjame ayudar—sonreí abrazando a mi amigo y de esa forma ahuyentar a las mariposas, luego el abrazo se volvió junto a tía Cass, esta era mi familia y Baymax y yo íbamos a protegerla.

—Hiro...—negué colocando un dedo en mis labios, no era momento para preocupar a tía Cass, de hecho, ese ni siquiera era el plan.

-—¿Todo bien mi cielo? —asentí volviendo mi vista al moreno—. ¿Todo bien con él?

—Si..., creo que, vamos por buen camino —murmuré nervioso, no sabía qué hacer, podría ser un genio en robótica, matemáticas, química, bioquímica y básicamente cualquier rama de las ciencias, pero de temas amorosos y sentimientos mi coeficiente intelectual y mi capacidad de retener información era nula, ¿Y qué decir de experimentación?—. No lo sé, me gusta.

—Lo sé Hiro, lo sé —sonreí dejándome abrazar por mi tía y Baymax, todo estaba bien ahora, por esté momento, todo estaba bien.

......
—Chino, no era necesario que el malvavisco y tú nos trajeran —sonreí caminando aún con ambos mexicanos, iba con mis manos en mis bolsillos mientras Baymax y Miguel iban jugando a no pisar las líneas—. Hiro, todo está bien —susurró Marco a lo que asentí.

—Lo sé, todo está bien — mi vista fue a otra escena que me daría fuerza, quería revivir muchos momentos, claramente también quería crear nuevos, iba a dar lo mejor de mí—. ¿Me dices que pasa contigo y Kyle?

Escuchar su suspiro y el ver el cambio de ánimo tan repentino, era señal de algo malo, ¿qué había sucedido?

—Bueno, digamos que me gusta el chino cara de culo —alcé mi ceja por el apodo ¿Desde cuándo lo llamaba así?—, el punto es que quise acercarme y lo estaba logrando, incluso joteaba con él, de compas, ya sabes, jotear refuerza la amistad—miré atento al frente, esperaba que no hiciera nada raro , para mi suerte y tranquilidad continuo hablando—, entonces me empezó a gustar más, de forma sería, el día de los roles de alguna manera me declare y fui rechazado, digo, no hay pedo, sé que no me puedo morir por eso, además de que no me voy a aferrar a eso, pero pues duele, quiera o no, es la primera vez que siento esto y me rechazan— me detuve junto con él, Baymax y Miguel seguían jugando, así que podía hablar.

Odiaba con todas mis fuerzas el contacto físico y más afectuoso, pero, era por una buena causa ¿no?, extendí mis brazos recibiendo a Marco en ellos, él era más alto que yo, pero no por mucho, sentí su cuerpo relajarse, esto era lo que el necesitaba.

—Todo está bien, cómo lo dices, si él no se da cuenta que eres increíble yo mismo le meto unos putazos por pendejo —intente imitar su voz causando su risa, este día iba bien.

¡Que no soy chino! (Higuel)Where stories live. Discover now