Cita que no es cita

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Pov Miguel
El día había llegado, estaba más que emocionado y una sonrisa en mi rostro, la cual no iba a perder por nada del mundo, había esperado paciente toda la semana para que llegara el viernes, y ya por fin se estaba cumpliendo.

—Mamá Imelda, papá Héctor, denme la bendición para no cagarla—hablé feliz mirando las botas y sonreír más caminando a mi siguiente clase.

—Wey, ya sé que hoy tienes tu cita y ese pedo, pero bájale a tu sonrisa y el aura de felicidad, me alegro por ti y así, pero me das miedo y todas las morras quieren salir contigo—miré a mi amigo negando, no iba a perder mi sonrisa, estaba feliz—, Si hay más morras tras de ti, no será por mí, anda, bájale dos rayitas, por respeto a tu chino.

Sólo pude reír y caminar con él a mi clase, estaba ansioso de salir, pero el practicar con mi guitarra me hacía sentir calma, mis pocos nervios se fueron al igual que mi impaciencia de salir de la escuela.

"¿y si le tocaba una canción a Hiro?" miré a mi mejor amigo quien tocaba con calma mientras marcaba el ritmo con un pequeño tamborileo en su guitarra, mientras yo lo hacía con el pie.

—Miguel, ¿puedes venir? —me levanté caminando con una de las chicas fuera del salón ante la atenta mirada de mi amigo, ya sabía que se venía.

....

—¡Ya! ¿dime qué pasó? —miré a mi amigo con duda mientras caminábamos a nuestro hogar, había sido de las confesiones de amor más, pero más raras e incómodas que había pasado—.  ¡Miguel!, soy tú hermano de otra madre, además de que exijo como buena doña, amante del chisme, el saber.

Miré a mi amigo, ¿Tanto le importaba mi vida amorosa?, si esto seguía así yo sería su telenovela favorita por encima de las de Televisa.

—Sólo se me declaró, de una forma nada, pero nada decente, además que fue incómodo, vi a Hiro a lo lejos correr, así que para mí fue mucho más rara la situación—conté de forma resumida mirando a mi amigo—, ¡ni pienses que te diré que fue lo que me dijo Marco de la Cruz!—callé sus palabras antes de que salieran de su boca, entre más rápido olvidara eso, mejor para mí.

—Le quitas lo sabroso al chisme— vi frente un poco y suspirar, tenía media hora para mi "no" cita con Hiro, mi paciencia se estaba acabando.

—¿Qué le darás al chino?—giré mi rostro confundido y verlo —. Vamos, es una cita, deberías llevarle un presente al menos.

—No es una cita, así que no lo digas de esa forma —murmuré serio entrando al edificio con él—, no es una cita.

—Como digas, sólo te diré que mínimo puedes ser atento con un detalle, así estarás insinuando que no quieres sólo una amistad con él, los regalos no enamoran y el materialismo da asco, pero mínimo algún presente para que marques el cambio de que te interesa—ambos dejamos la mochila en el sofá y me quedé viendo a mi amigo—, ¿Qué?

—¿Desde cuándo das consejos buenos y piensas de esa forma?—pregunté, tenía esa duda creciendo en mi cabeza.

—¿Debo ofenderme?, bueno sólo empiezo a hablar con alguien, es todo, además de que siempre me he llevado más con las chicas por intentar buscarte una novia, se lo que ellas quieren, así que puede que eso te ayude con el chino, incluso se ve mejor que muchas de las chicas que conozco, ahora que se maquilla, hasta podría vestirse de mujer y quedaría muy bonita

Miré a mi Marco con el ceño fruncido, era mi chino de quien hablaba.

—Si no quieres mi chancla en tu cara, no hables de esa forma —dije serio dejando mi guitarra.

—Ya, era broma, no te enojes—miré de reojo a mi amigo quien escribía —, por cierto, le mandé fotos de tus chanclas a Hiro, hace como una semana.

—¿Qué?! ¡¿por qué?! —sentí un poco de pánico mirando a mi amigo.

—Porque quería saber que era una chancla, ya, no te preocupes, ahora ve a ducharte, tu chino te espera.

Bajé mi vista para fijarme en la hora, y salir corriendo a ducharme, no era tarde aún, pero odiaba llegar tarde a cualquier lugar.

....
—¡Miguel!, lo siento, hubo un problema— vi a mi chinito quien buscaba controlar su respiración—, ¿Llevas mucho?

—Descuida y no, sólo llevo unos cinco minutos -mentiras- se me hizo un poco tarde también, descuida

—Que alivio, lo siento, aun así, ¿pasa algo?—miré sus ojos quedándome más pendejo, la cara de él siempre iba a ser algo lindo, desde que lo vi, ahora no se veían sus ojeras, pero su mirada cansada continuaba—, ¿Todo bien?

—Sí, sí lo está —besé su frente con cuidado y separarme —. Andando, la función no tardará en empezar, necesitamos comprar algo para mínimo comer en los anuncios del inicio.

Fin pov Miguel

El japo-americano se quedó como imbécil parado en el mismo lugar mientras el mexicano caminaba, con lentitud y nerviosismo subió su mano donde había besado su amigo, aunque no iba a quedarse así, no sentía la tranquilidad para recibir un beso ahí, sus ojos estaban a nada de soltar las gotas saladas, necesitaba pensar en algo, pero ya.

—¿Chino? —el mexicano notó la ausencia del mayor a su lado girándose y ver lo que no sabía si era una escena linda o una que le destrozaba el corazón—, ¿Todo bien?, oye,  ¿Qué ocurre?

—No es nada—el más bajo se acercó dándole un paquete al menor—, puedes esconderlas y comerlas durante la película— el moreno apretó el paquete de gomitas abrazando al de cabellos despeinados.

—No me mientas Hiro, no lo hagas— la voz cálida en el cuello del medio asiático hizo que el mismo se juntara más—, confía en mí.

—Estoy bien Miguel, lo estoy —con un poco de fuerza logró girar mirando al moreno a los ojos—, confía tú en mí— golpe bajo, sin opciones el mexicano asintió caminando con su chino a el cine.

¿Debían decir que ninguno prestó atención?
Miguel por un lado se encontraba nervioso mirando al chico a su lado cada vez que podía, quería acercarse a él, claro que sí, ahora sabía que el chino mamón le empezaba a gustar, pero ¿cómo podría acercarse cuando ni siquiera se lo permitía el mayor?

Mientras tanto, la cabeza de Hiro no estaba mejor, se sentía confundido, no sólo por la situación de pesadilla que cargaba consigo, el trabajo, tareas y su próxima graduación, pasaban a ser algo tan banal, aunque ahora había otra situación que lo hacía sentir nervioso, de alguna forma seguridad y muy, muy confundido, una situación con nombre y apellido "Miguel Rivera"

El más bajo logró ver de reojo a su acompañante que parecía muy entretenido y con ojos de asombro, el sonrojo en el mayor no tardó en aparecer haciendo sentir frustración en él, ¿Qué demonios le estaba sucediendo?

......
—¿Qué tal la película? —una animada castaña preguntaba a ambos jóvenes que iban entrando, aunque parecía que ambos estaban en su propio mundo, ¡porque así era!—, ¿chicos?

—Ah...fue buena— el más bajo intentaba recordar algo de la película, pero sólo recordaba el título y los créditos, o mínimo el haber visto los créditos—, no estoy seguro si me gustó.

—Ah...este...pues fue interesante, no entendí nada de los nombres raros que dijeron, pero las escenas de acción estaban chidas—el más bajo miró al mexicano ¿habían visto una de acción?, claramente su cerebro no estaba funcionando.

—Me alegro de que pasaran al menos un buen rato chicos, Hiro, Honey marcó, dijo que tenían una emergencia, que te mandaron mensajes, dijo que era urgente—la cara del menor cambio por completo mirando su celular, muchos mensajes de sus amigos.

—Debo irme—la voz del más bajo se escuchó débil, cómo si le hubiesen dado un golpe justo en el estómago dejándolo sin aire—, debo... ¿Se-se llevaron a Baymax?— la voz pasó a asustada.

—Si cariño, ¿Pasa algo malo? —ahora la voz de preocupación en la castaña hacía sentir nervioso al mexicano y al asiático mayor.

—Ninguno salga, por favor..., ninguno salga de aquí —después de decir eso el más bajo salió corriendo donde su equipo, nada bueno estaba pasando, al menos debía mantener a su familia a salvo. 

¡Que no soy chino! (Higuel)Where stories live. Discover now