M u e r t o s v i v i e n t e s

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CARL
—Escuchen, hay cientos de caminantes allá fuera y aunque todos peleáramos contra ellos no podríamos.—decía mi padre—Debemos mantener la calma.
—Esto es un cementerio.—murmuraban varios.
—Alejamos a más de la mitad.—se defendió papá.
—¿Cómo pueden decir eso?.—dijo Alex tomándome por sorpresa, casi nunca hacía esas cosas—Él los ha salvado muchas veces, deberían estar agradecidos de que lo hiciera.—bufo molesta y papá la miró agradecido.
—Todos van a volver.—siguió él—Daryl.—volteó a Alex—Abraham, Sasha, Glenn.—dirigió su vista a Maggie—Los esperáremos y nos prepararemos para lo que venga.
—Cuando estaba con Daryl en una expedición.—empezó a decir Aarón—Encontramos una bodega. Daryl quería seguir buscando mas gente.—volteó a ver a Alex también—Pero yo quería ver qué había en esas bodegas. Hicimos lo que yo dije y una horda nos atacó, se me cayó la mochila con las fotografías y ellos la encontraron. Los lobos supieron de este lugar por mi culpa.—concluyó.
—Hablaremos de eso después.—le dijo papá—Debemos limpiar este lugar.

—Hey, ¿qué pasa?.—le pregunté a Alex.
—Ya perdí la cuenta de todas las veces que he pensado que mi padre esta muerto.—ella amaba a su padre aunque no lo dijera y era la persona que más le importaba en este mundo.
—Él va a volver.—le dije tratando de convencerla y convencerme a mi.
—¿Y si no?. Más de la mitad de la horda se desvió con ellos Abraham, Sasha...Dios, Glenn.—estaba comenzando a alterarse.
—Van a volver.—y la abracé para tranquilizarla un poco, yo también estaba preocupado por ellos, pero se sabían defender y lo lograrían.

ALEX
—Se lo dije a Maggie, y te lo digo a ti. No debes pasar tanto tiempo aquí.—me dijo Rick subiendo a la torre de vigilancia donde me encontraba.
—Solo estoy esperando a que alguno regrese para poder abrirles la puerta.
—Debemos olvidarnos de eso.—lo voltee a ver—Por ahora. Tenemos mucho que hacer, necesitamos ver de qué manera alejar a los caminantes. Ahora ve a descansar llevas aquí desde que amaneció y ya es medio día.
—No voy a moverme de aquí.
—Te necesito con fuerza para poder llevar a cabo el plan.

—¿Dónde estabas?. Estuve buscándote.—le pregunté a Carl quien iba entrando a casa.
—Estaba con mi padre y Ron. Quiere aprender a disparar y papá lo está enseñando. ¿Supiste lo de Spencer?.
—Si fue una estupidez.—él asintió.
—¿Me acompañas?.
Estábamos caminando, no sabía exactamente a dónde quería que lo acompañara pero iba con él. Mi vista se desvió a unos globos verdes qué volaban.
—Glenn.—susurré y vi la cara de felicidad en el rostro de Carl, pero esta fue rápidamente cambiada a una de preocupación.
Un ruido empezó a sonar y en segundos la torre fuera de Alexandria cayó tirando parte de la pared que nos protegía..
—¡TODO EL MUNDO A SUS CASAS, AHORA!.—gritaba Rick pero mi cuerpo no reaccionaba. Carl tomó mi mano y corrimos, no sabía exactamente hacia dónde, pues no había salida.
Nos encontramos con Michonne,Rick y Deanna herida, no sé en qué momento pero Ron también estaba ahí.
—¡Corran!.—gritaba Rick mientras nos tratábamos de alejar de los caminantes que entraban por docenas cada segundo. Íbamos matando a los que se interponían en nuestro camino pero de un momento a otro nos vimos rodeados y sujete la mano de Carl. Empezaron a caer algunos de los que nos rodeaban y vimos a Jessie con su arma en alto.
—¡Entren!. ¡Judith está conmigo!.—todos entramos a su casa—¡Sam. Apaga la música y cierra las cortinas!.—le ordeno a su hijo menor que al parecer estaba bastante asustado y eso era poco decir.
Recostaron a Deanna en una de las camas pero mientras Michonne limpiaba su herida se dio cuenta que no solo se desangraba si no que había sido mordida.
—Bueno...Mierda.—dijo ella.

Me salí de la habitación para ir a ver a Judith y la dejé en la cuna, busqué arriba y ni Ron ni Carl estaban. Un mal presentimiento recorrió mi cuerpo.
Baje rápidamente y empecé a escuchar ruidos y golpes.
—¡Carl!.—le gritaba mientras golpeaba la puerta—¡Abre la puerta!. ¡Carl!.—rápidamente Rick y Jessie llegaron.
—¿Qué pasa?.—me preguntó Rick—¡Carl!
—¡Ron!.—decía Jessie.
—¡Atrás!.—dijo Rick y comenzó a golpear la perilla con su hacha, cuando la puerta se abrió jale a Carl rápidamente, una de las ventanas se había roto y estaban entrando más caminantes. Rápidamente intentamos detener la puerta con una mesa y Michonne fue por un sillón.
—¿Qué fue lo qué pasó?.—le preguntó su padre a mini Grimes y yo lo veía esperando una repuesta.
—Buscábamos armas y se nos calló la estantería.
—Escuchamos gritos.—dijo Jessie—Parecía que peleaban.
—Si, contra ellos.—dijo Ron subiendo yo miré a Carl sin creerle una palabra y él se fue de ahí también.
Luego Rick y yo nos dirigimos una mirada cómplice.
—Ve, yo me encargo.—y seguí a mi novio y a Ron.

Entré a la habitación donde estaban—...pero tienes que saber algo, hombre. Tu padre era un imbecil.—hablaba mini Grimes.
—¿Qué fue lo qué pasó allá dentro?.—pregunté pero Ron salió de ahí. Miré a Carl para que me contara.
—Quería matarme.—me dijo y yo me quedé helada.
—¿Cómo que...—iba ir hacia Ron pero Carl me tomó el brazo.
—No lo hizo. Sigo aquí.
—Carl...A Ron no le agradas pero jamás creí que se atrevería a hacer algo así.—de repente lo abracé y él se sorprendió pero me rodeo con sus brazos—Me asuste cuando estabas allá dentro. Eres lo único que me queda, Carl.—y besó mi cabeza.

El padre Gabriel ya estaba con nosotros.
El sofá que estaba deteniendo la puerta cayó y los caminantes empezaron a entrar en manada, eran bastantes moriríamos aquí, seguramente.
—El sofá, pongámoslo.—le dijo Rick a Michonne y lo utilizaron como barrera para evitar el paso a las escaleras.

Rick estaba destripando a un caminante mientras mi amiga se encargaba de otro. Nos pusimos mantas encima y nos empezamos a cubrir con sangre y tripas de los cadáveres.
—Quien se queda aquí, morirá.
—¿Que hay de Deanna?.—habló Gabriel. Todos sabíamos la respuesta, pero nadie se atrevió a decirla en voz alta.

Rick se puso a Judith debajo de la manta mientras los demás rogábamos que no llorara.
Rick salió primero, luego Carl, después yo y el resto también. El plan estaba funcionando, los caminantes nos olían y se acercaban a nosotros sin detectar nuestro verdadero aroma. Ahora el nuevo reto: pasar desapercibidos por los cientos de caminantes que paseaban por las calles de Alexandria, con suerte y astucia lograríamos llegar todos con vida.

Rick tomó la mano de su hijo, Carl la mía, yo la de Jessie, ella la de su hijo menor, él la de Ron, Ron la del padre y Gabriel la de Michonne. Y así empezamos a caminar lentamente, entre los caminantes, siendo uno más de los muertos vivientes.

TWD-Carl Grimes.Where stories live. Discover now