3.7 Extraño

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Título Alternativo: Denki se encuentra con un (des)conocido.

[...]

Denki estaba casi seguro de que su padre no haría una escena con tantos invitados presentes, pero la idea de ser humillado frente a todos ellos era un miedo que no podía sacudirse. De alguna forma su padre se había convertido en una figura autoritaria e intransigente que le ponía los pelos de punta y frente a la cual se sentía como un niño desamparado. La restricción del Sistema lo obligaba además a no llevarle la contraria así que iba a tener que usar su lengua para conseguir que lo dejaran quedarse más tiempo.

Apenas salieron al claro donde estaba el pabellón, Hakamata se acercó a los dos hombres que esperaban en las inmediaciones y converso con ellos brevemente, minutos después uno de ellos hizo sonar una trompeta y el otro anunció en voz alta.

—¡Felicitaciones al Príncipe Bakugou del Reino de Ka por una captura exitosa!

Un coro de aplausos siguió a la declaración y una ola de invitados avanzó hacia ellos con la obvia intención de felicitar al Príncipe personalmente. Antes de ser rodeados, Hakamata le hizo a señas a Denki para que lo siguiera a la zona del Emperador, donde su padre yacía cómodamente recostado en su silla amplia con sus concubinas a sus pies. Ellas se reían y la expresión de su padre dejaba entrever una alegría de baja frecuencia, eso hasta que vio a Denki acercarse porque entonces su cara se congeló en una mueca indescifrable.

Aquí vamos.

—Encontré al Príncipe Denki, Majestad.

—Eso veo —respondió el Emperador en un tono seco—, aunque no entiendo por qué mi administrador debe perder su tiempo siendo la niñera de uno de los Príncipes.

—No es... —dijo Hakamata pero el resto de su explicación se detuvo abruptamente al ver el gesto del Emperador. Denki decidió entonces que era su momento para intervenir.

—Lamento haber desaparecido sin avisar, padre —dijo ofreciéndole una reverencia dócil fijando sus ojos en la túnica del Emperador—, me temo que soy demasiado torpe para cazar y mi presencia estaba retrasando al joven Shigaraki algo que resultaba inaceptable. Y cuando volvía descubrí que mi torpeza natural me había desorientado, de no haber sido por el Príncipe Bakugou me habría pasado horas perdido.

—Tal vez lo mejor sea enviarte al palacio a descansar.

—Es un gesto magnánimo, Su Majestad, pero no quiero que mi repentina ausencia sea motivo para cotilleos, especialmente ahora que las tensiones entre nuestros invitados se han visto sacudidas.

—Tu ausencia ni siquiera será notada.

—Muy cierto, Majestad, y tal vez por eso a nadie le importe que me quede otro poco. Es un precioso día para salir y es un regalo que mi delicada salud me permita disfrutarlo, además tal vez pueda encontrar el momento para disculparme con el joven Shigaraki por mi torpeza.

El silencio duro un latido, aunque para Denki que sentía el corazón en la garganta, fue un momento interminable. Finalmente, el Emperador sacudió la mano y apartó la mirada.

—Busca un lugar para sentarte y no molestes a nadie, esperamos al tercer ganador y después volveremos al Palacio. No vuelvas a causar problemas.

—No lo haré, padre. Gracias.

Denki se despidió de las concubinas y de Hakamata antes de alejarse, en un súbito arrebato de curiosidad le dirigió una mirada a Noche pero la atención del guardia estaba fija en otra cosa y Denki prefirió alejarse antes que su padre decidiera cambiar de opinión. El nutrido grupo de gente que había visto llegar en la mañana se había disuelto en montones más pequeños y su número había disminuido considerablemente. En una inspección rápida descubrió que el grupo del Príncipe Katsuki, él incluido, se alejaban del pabellón, pero en lugar de seguirlos Denki puso rumbo hacia la zona donde estaba la mesa con los cojincitos pues tenía hambre y esperaba encontrar algo para picar.

HanamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora