5.20. Propuesta

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Título Alternativo: En el que Denki consigue otro amigo.

[...]

Denki se aclaró la garganta haciendo acopio de todo el decoro y los buenos modales que pudo reunir. Apartó los ojos de Hayato y miró más allá del pabellón, ahí estaba Shinsou que se había posicionado justo en su campo de visión para recordarle que seguía ahí. La idea lo tranquilizó y le permitió respirar, después de eso llegó el enfado.

—¿De dónde has sacado esa idea?

—El primogénito de los Shigaraki tiene una boca demasiado grande para su propio bien.

—¿Lo oíste de él?

Hayato sonrió y Denki se abstuvo de gruñir.

—¿Crees en su palabra?

—No tiendo a creer los absurdos de un perro rabioso, Alteza, pero los rumores no dejan de correr.

["Los nobles son animales con el olfato muy fino, pajarito, y tan desconfiados como un conejo que detecta el cambio del viento."]

Mientras hacía girar su taza de té con mucha lentitud Denki se acordó de todos lo que Noche había dicho de los rumores que involucraban a los Shigaraki y lo que significaban. Y lo único que tuvo en claro fue que, pese a los intentos del Emperador por mantener el secreto, el gato se había salido de la bolsa.

La pregunta ahora era decidir si valía la pena negarlo. Estaba un poco harto de ser el único preocupado por el secreto. A Noche le entretenía ver que la noticia de su posible boda con los Shigaraki corría en boca de todos porque hacía enfadar a su padre y porque disfrutaba viendo a los nobles demostrando lo cotillas que eran. A Neito le irritaba escuchar el rumor y por lo que había oído solía hacer callar a cualquiera que lo mencionara. A Hizashi no parecía importarle convencido de que no habría boda alguna. A Tomura tampoco le había importado mantener la discreción. Y el resto parecía encantado y aterrado de que la idea existiera siquiera. En ese punto Denki parecía ser el único que se empeñaba en seguir fingiendo que era un secreto.

¿Qué hago?

Admitir el estúpido compromiso enfurecería a su padre. Negarlo era como ponerle un tapón agujerado a una fuga de agua. ¿Valía la pena?

¿Qué decía mi madre? Si no puedes decir sí o no, no digas nada.

—¿Debo asumir el silencio como una respuesta?

—Creí que hablaríamos de negocios —dijo Denki al final notando que el corazón le latía en los oídos—, ¿o tu intención tan solo es intercambiar rumores?

Utilizó a propósito un tono aburrido e indiferente para reforzar su renuencia a tocar el tema, y fue agradable que por una vez su acompañante se envarara como si acabaran de tirarle agua fría, pero el desconcierto de Hayato se desvaneció casi de inmediato.

—Alteza —dijo sin sonrisa alguna—, debe saber que no se puede hablar de negocios si no hay honestidad en la mesa.

—Quieres honestidad —repitió Denki sintiéndose un poco abrumado por la repentina formalidad de su acompañante.

En este tipo de situaciones era donde Neito brillaba, con su frialdad y su acerado vocabulario que abordaba los temas sin miedo; Mirio no se quedaba atrás, pero Denki sospechaba que era una mezcla de su carisma y posición la que le permitía salirse con la suya. Él, en cambio, no dejaba de dudar, y sin poder evitarlo recordó lo que su tío le había advertido:

["Aquí no hay amistades o gestos desinteresados, si alguien quiere algo de ti te ofrecerá algo a cambio."]

Denki tomó aire y decidió que la honestidad podía ser buena para él.

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